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La Selección volvió en silencio y en deuda

Argentina comenzó a entrenar de cara al partido del jueves con Chile. Los jugadores siguen sin hablar y hoy se suma Lionel Messi. 
Lunes, 20 de marzo de 2017 21:28

Pasó el verano. Fue largo el receso del fútbol argentino y pasaron más de cuatro meses sin saber nada de la Selección. 
Solo se escuchó por ahí al Patón Bauza insistiendo con eso de ser campeón en cuanto micrófono le acercaron. Y en todo este tiempo vimos, como siempre, a Messi haciendo de las suyas como siempre en el Barcelona, al Pipa, a Dybala, al Kun o a Di María, al “despreciado” Icardi. Todos allá, lejos, en sus clubes europeos.
Pero ya es hora de volver a entrar en sintonía con ese objetivo que vacila, se acerca y se aleja, y que se llama Rusia 2018. Y la memoria no falla. La Selección vuelve al ruedo con una deuda a cuesta y un silencio tan incorruptible como innecesario.
Argentina está de vuelta y lista para dar pelea una vez más, con tan solo seis partidos por jugar, dieciocho puntos con los que buscará entrar al cuarteto principal de la clasificación sudamericana. Hoy está quinta, a uno del cuarto que precisamente es Chile, el rival del jueves (a las 20.30). Pero abajo está Colombia, también a tan solo una unidad de distancia. Todo es difícil, apretado, pero para nada imposible.
La Selección inició una nueva semana de trabajo, la primera del año, pero recién este martes elevará al máximo su atención con la presencia de Lionel Messi en los campos de Ezeiza. La Pulga volverá a revolucionar estos pagos y al continente luego de haber marcado por centésima vez dos goles en un mismo partido con su club. Messi vuelve como se fue: siendo la máxima esperanza y el conductor en la ruta al próximo mundial. Pero también es parte de la deuda colectiva.
También se espera para hoy el arribo de Javier Mascherano, Ángel Di María, el Pipa Higuaín y el “tocado” Paulo Dybala (sufrió el domingo una molestia en el isquiotibial de la pierna izquierda), con lo que Bauza tendrá un panorama más claro de cara al juego con los trasandinos.
Y los que llegaron ayer (salvo el Pocho Lavezzi que llegó el sábado), también lo hicieron del mismo modo que cuando se marcharon: en absoluto silencio. Es que el pacto sigue intacto. ¿Se acuerdan? Un periodista acusó precisamente a Lavezzi de fumar marihuana en el vestuario de la Selección y, tras la goleada frente a Colombia por 3 a 0, llegó la reprimenda del plantel con Messi a la cabeza: “No hablamos más con la prensa, hasta nuevo aviso”, había dicho el capitán en la noche del 15 de noviembre pasado. Y así fue, aún no hay aviso de nuevas posturas. Por eso no hubo declaraciones por parte de los jugadores que fueron arribando uno a uno en el aeropuerto de Ezeiza. Según detallaron las agencias y distintos portales, los arqueros Mariano Andújar, Sergio Romero y Nahuel Guzmán; los defensores Gabriel Mercado, Facundo Roncaglia, Ramiro Funes Mori, Marcos Rojo, Emmanuel Mas y Mateo Musacchio; los mediocampistas Julio Buffarini, Marcos Acuña, Guido Pizarro y Lucas Biglia; y los delanteros Ezequiel Lavezzi, Lucas Pratto y Ángel Correa no abrieron la boca. Ninguno. El pacto sigue intacto. La deuda también.
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Pasó el verano. Fue largo el receso del fútbol argentino y pasaron más de cuatro meses sin saber nada de la Selección. 
Solo se escuchó por ahí al Patón Bauza insistiendo con eso de ser campeón en cuanto micrófono le acercaron. Y en todo este tiempo vimos, como siempre, a Messi haciendo de las suyas como siempre en el Barcelona, al Pipa, a Dybala, al Kun o a Di María, al “despreciado” Icardi. Todos allá, lejos, en sus clubes europeos.
Pero ya es hora de volver a entrar en sintonía con ese objetivo que vacila, se acerca y se aleja, y que se llama Rusia 2018. Y la memoria no falla. La Selección vuelve al ruedo con una deuda a cuesta y un silencio tan incorruptible como innecesario.
Argentina está de vuelta y lista para dar pelea una vez más, con tan solo seis partidos por jugar, dieciocho puntos con los que buscará entrar al cuarteto principal de la clasificación sudamericana. Hoy está quinta, a uno del cuarto que precisamente es Chile, el rival del jueves (a las 20.30). Pero abajo está Colombia, también a tan solo una unidad de distancia. Todo es difícil, apretado, pero para nada imposible.
La Selección inició una nueva semana de trabajo, la primera del año, pero recién este martes elevará al máximo su atención con la presencia de Lionel Messi en los campos de Ezeiza. La Pulga volverá a revolucionar estos pagos y al continente luego de haber marcado por centésima vez dos goles en un mismo partido con su club. Messi vuelve como se fue: siendo la máxima esperanza y el conductor en la ruta al próximo mundial. Pero también es parte de la deuda colectiva.
También se espera para hoy el arribo de Javier Mascherano, Ángel Di María, el Pipa Higuaín y el “tocado” Paulo Dybala (sufrió el domingo una molestia en el isquiotibial de la pierna izquierda), con lo que Bauza tendrá un panorama más claro de cara al juego con los trasandinos.
Y los que llegaron ayer (salvo el Pocho Lavezzi que llegó el sábado), también lo hicieron del mismo modo que cuando se marcharon: en absoluto silencio. Es que el pacto sigue intacto. ¿Se acuerdan? Un periodista acusó precisamente a Lavezzi de fumar marihuana en el vestuario de la Selección y, tras la goleada frente a Colombia por 3 a 0, llegó la reprimenda del plantel con Messi a la cabeza: “No hablamos más con la prensa, hasta nuevo aviso”, había dicho el capitán en la noche del 15 de noviembre pasado. Y así fue, aún no hay aviso de nuevas posturas. Por eso no hubo declaraciones por parte de los jugadores que fueron arribando uno a uno en el aeropuerto de Ezeiza. Según detallaron las agencias y distintos portales, los arqueros Mariano Andújar, Sergio Romero y Nahuel Guzmán; los defensores Gabriel Mercado, Facundo Roncaglia, Ramiro Funes Mori, Marcos Rojo, Emmanuel Mas y Mateo Musacchio; los mediocampistas Julio Buffarini, Marcos Acuña, Guido Pizarro y Lucas Biglia; y los delanteros Ezequiel Lavezzi, Lucas Pratto y Ángel Correa no abrieron la boca. Ninguno. El pacto sigue intacto. La deuda también.
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