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“¿Está mejor ahora o con el gobierno anterior?”

Miércoles, 22 de marzo de 2017 00:00

Se ha hecho habitual en las entrevistas que algunos periodistas formulen a los interlocutores la siguiente pregunta: ¿usted qué piensa?, ¿está mejor ahora o estaba mejor con el gobierno anterior?

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Se ha hecho habitual en las entrevistas que algunos periodistas formulen a los interlocutores la siguiente pregunta: ¿usted qué piensa?, ¿está mejor ahora o estaba mejor con el gobierno anterior?

En esa pregunta va sobreentendido un interrogante que es un concepto limitado, restringido, reducido a un solo aspecto: la posibilidad de adquirir más o menos bienes. Equivale a inquirir: ¿sus ingresos le permiten comprar más o menos bienes que antes? Es, por eso, una pregunta capciosa. Si sólo en eso consistiera el estar mejor o peor, sin duda que la pregunta tendría sentido, pero ¿es que acaso el bienestar de una sociedad no tiene que ver también con algunos otros valores, que son indicadores de la existencia de otros bienes que hacen de un país un lugar donde la vida merece ser vivida y donde se pueda proyectar un futuro? Porque, si bien es evidente que la situación en que se encuentra gran parte de la población en este momento es lamentable en cuanto a sus condiciones de vida, porque carecen de lo indispensable para sobrevivir y ni que pensar en lograr un progreso para sí y para sus familias. Y que remediar ello debe constituir el objetivo principal y esencial de una acción de gobierno, como que es el proyecto básico de nuestra organización institucional el perseguir el "bienestar general", marcado a fuego en el preámbulo de la Constitución Nacional.

Lo quiero ya

Pero, en primer lugar, cuando definimos los objetivos que perseguimos en nuestra existencia, cuando trazamos nuestros sueños y nos proponemos las acciones que nos conduzcan al mayor bienestar que nos sea posible alcanzar, no podemos pretender lograrlo si no contamos con los medios necesarios para conseguirlo. De lo contrario caeremos en el desánimo, el desaliento, el fracaso. La voluntad, unida al empeño, el esfuerzo, la determinación, la constancia son insuficientes, si no para alcanzar el éxito deseado, sí para obtener el resultado pretendido en forma inmediata. "Lo quiero ya!", no es una pretensión que pueda exigirse al camino del progreso personal.

Si además nos encontramos que en nuestra familia se había decidido vivir un presente regalado, de fiestas y gozos que nos permitíamos gastando los recursos que teníamos y gran parte de los integrantes eran mantenidos por los pocos que aportaban con su trabajo, vimos llegar un día en el que la fiesta dio paso a la necesidad del sacrificio y del esfuerzo compartido.

No podemos vivir así un día más. ­Lo quiero ya!.

Lo que cambió, para mejor

Y fue entonces que alguien nos preguntó ¿usted que piensa, está mejor ahora, o estaba mejor con el gobierno anterior? Si esa pregunta se refiriera a si era engañado o me informaban la verdad, si quieren saber si estoy más conforme ahora, porque los índices de desocupación que me comunican no ocultan que se han perdido puestos de trabajo, diría sin dudar que estoy mejor ahora. Si me están preguntando si estoy más conforme ahora cuando me dicen los que mandan que hay más pobres que cuando comenzaron a tomar las riendas del poder, aunque su propósito principal es eliminar paulatinamente la pobreza, mientras que antes me decían que teníamos menos pobres que Alemania, sin duda contestaré que estoy mejor ahora.

Si me están inquiriendo sobre mi conformidad con el dejar actuar a los jueces y a los fiscales sin interferir en su actuación, o acaso prefería que hubiera jueces adictos al poder que eran "sorteados" para resolver sus tramoyas, y fiscales que eran perseguidos y sometidos a sumarios porque se oponían a tales pretensiones, no dudaré en contestar que estoy mejor ahora.

Si acaso me están preguntando qué prefiero: que quienes mandan se sometan a las preguntas de este periodista que me está preguntando a mí, en conferencias de prensa abiertas, sin limitaciones, o a la negativa a enfrentarse con quienes trasladan los interrogantes que preocupan a los ciudadanos, informando desde un atril sin posibilidad de aclarar nada, mi respuesta será: sí que estoy mejor ahora.

Si me están preguntando para que responda qué opino sobre el reconocimiento público de un error por parte de quien gobierna y su decisión de corregir el error, o acaso prefería que el error condujera a negarlo y a redoblar la apuesta, imponiendo la prepotencia con un "vamos por todo", no dude el lector que le contestaré que estoy mejor ahora. Si esa pregunta pretendiera saber si prefiero que se hagan protocolos para evitar el conflicto de intereses de los miembros del gobierno, en contrataciones con el estado, o estoy conforme con que los funcionarios se confabulen en asociación ilícita para enriquecerse con los bienes de los ciudadanos, es inútil aclarar cuál será mi respuesta para saber si hoy estoy mejor. Si se me está preguntando si estoy mejor viendo a mi país relacionado con naciones como Venezuela, Cuba e Irán, sumidas en las privaciones materiales y sometidas al autoritarismo, o con otras en las que reina una democracia en la que se respetan los derechos y se asegura el progreso de las personas por su propio esfuerzo, reconocido y apoyado por el Estado, claro que diré que estoy mejor ahora. Si la pregunta se refiere a mi opinión sobre la posibilidad del gobierno, de tomar las decisiones consultando, dialogando, escuchando propuestas distintas. Hay muchos más contenidos en esa pregunta, que me inclinan a opinar si estoy mejor ahora o con el anterior gobierno, pero bastan estos para decirle a quienes la formulan: el verdadero periodista es aquel que colabora en la formación de la opinión pública, sin ardides, sin sugerir la respuesta, con la diáfana claridad de la palabra que ilumina el razonamiento.

La lealtad a la verdad y a la libertad de opinión, es el mayor legado del periodista al ciudadano. La pregunta capciosa es su antítesis.

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