Laura Álvarez Chamale [email protected]
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En 2004, cuando Leopoldo Cuenca comenzó a gobernar la comuna de Rivadavia Banda Sur, los habitantes de esta zona vivían incomunicados por las lluvias, la crecida del Bermejo y el barrial impenetrable, casi todo el año. Pasaron 14 años y nada cambió: Cuenca sigue en la intendencia y los vecinos siguen chapoteando cada día en el barro, suplicando la atención de estamentos superiores, y denunciando en vano la vergonzosa postergación.
Desde cualquier calle de pueblo con asfalto y vereda es difícil ponerse en la piel de los salteños de Rivadavia, quienes pasan mucho tiempo presos en sus casas sin poder ni siquiera ir a comprar una tira de pan. Para que la educación sea posible, los maestros y los chicos tienen que ir a la escuela caminando por calles como la que muestra la fotografía de esta página y por otras en peores condiciones. De hecho, la imagen es de la cuadra que conduce a la escuela primaria N§4382 Coronel Diego Lucero, donde estudian más de 700 chicos con baños químicos desde el año pasado, en un establecimiento cuyo nivel de precariedad asusta. Tanto que hace dos semanas Nación y Provincia anunciaron oficialmente que, con una inversión de 50 millones de pesos, se construirá un nuevo edificio para esta primaria y otro edificio para el secundario N§5235 del paraje Misión Wichi, también sumido en una precariedad indignante.
Las fotografías de este informe muestran distintas calles, rutas y caminos que quedaron en semejantes condiciones por las lluvias; pero como si lo que se ve fuera poco, hace tres días desbordó el río Bermejo y el paisaje hoy, salvando las distancias, es veneciano: agua por todos lados. El tránsito está vedado para las bicicletas y las motos que, cuando se atreven a la calle, avanzan trechos transportando y otros trechos a upa de sus dueños. La pobreza no deja comprar botas de goma, así que a pie descalzo, apenas se puede andar.
Los 55 kilómetros de la ruta 13, entre La Unión y Rivadavia, es otra vieja deuda con los vecinos que van perdiendo la esperanza y la paciencia. En 2013, con más de 60 millones del Fondo de Reparación Histórica, la constructora Moncho hizo el paquete estructural y la imprimación con pintura asfáltica, pero el pavimento nunca tocó el camino y a 4 años de eso, la obra quedó arruinada. También se anunció recientemente un nuevo plan y un nuevo presupuesto para pavimentar este tramo clave en la zona.
Así, la vida de los más de 8.000 habitantes de Rivadavia Banda Sur es para nada envidiable. Al ser consultada, Julia Flores, concejal del municipio, dijo: "La postergación de este pueblo es tremenda; las auditorías al municipio arrojan resultados tan nefastos que no se entiende que un intendente con tantas denuncias formales en la Justicia siga gobernando. En una reunión que se hizo hace días con los vecinos, Cuenca dijo que no recibe dinero de la Provincia ni de la Nación, solo la coparticipación que es mínima. Pero todos sabemos cuáles son los números reales del presupuesto que recibe para obras que nunca se hacen".
Agregó: "La última auditoría que se hizo informó que el municipio no tiene el libro de ordenanza ni el libro de las cuentas corrientes ni el libro de registro de la obra pública. Cuenca no rinde cuentas de lo que hace con los fondos públicos y queremos saber por qué lo están dejando gobernar con tanta impunidad".
Flores aseguró que "el Concejo Deliberante trabaja bajo presión y sin un lugar fijo, hasta los ediles que lo apoyaban a Cuenca, se cansaron. La gente se preguntará cómo gana elecciones hace 14 años, y es simple: no hace las obras, acumula dinero y poder, y en las elecciones opera sobre la pobreza con dádivas y amenazas. Un círculo vicioso muy triste".