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La tercerización laboral enfrenta a sindicatos y empresarios en Brasil

En un trámite exprés, la Cámara de Diputados convirtió en ley una iniciativa que terceriza toda la actividad laboral. La Central Única de Trabajadores (CUT) convocó a un paro el 31 de marzo y sostuvo que la norma "ataca todos los derechos de los trabajadores como vacaciones, aguinaldo, jornada de trabajo y garantías de los convenios colectivos".
Jueves, 23 de marzo de 2017 17:18

Los sindicatos brasileños convocaron para un paro y movilización el viernes 31, día del aniversario del golpe militar de 1964, para protestar por la iniciativa de tercerización laboral que la Cámara de Diputados convirtió en ley, y que prácticamente quiebra el actual sistema de relaciones de trabajo, norma que fue aplaudida por el sector empresarial.
La Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), la mayor cámara patronal del país, afirmó que la nueva ley constituye "una victoria en el camino de Brasil competitivo y con un ambiente de trabajo seguro".
La Central Única de Trabajadores (CUT) convocó a un paro y sostuvo que la tercerización de toda la actividad laboral "ataca todos los derechos como vacaciones, aguinaldo, jornada de trabajo y garantías de los acuerdos colectivos".
Es que en una escandalosa sesión que incluyó gritos y acusaciones cruzadas, la Cámara de Diputados de Brasil convirtió anoche en ley un proyecto de 1998 que legaliza cualquier tipo de tercerización en el mundo del trabajo, allanando el camino para eliminar el vínculo entre un empleado y su empleador.
La base aliada del gobierno del presidente Michel Temer logró por 231 votos a favor, 188 en contra y 8 abstenciones convertir en ley un proyecto aprobado en 2002 en el Senado y desempolvado por el presidente de Diputados, Rodrigo Maia, aliado del Poder Ejecutivo, y perteneciente al partido conservador Demócratas.
La nueva ley cambia radicalmente el escenario legal del mundo laboral, ya que quiebra el régimen de la Consolidación de Leyes del Trabajo (CLT) instaurado el 1 de mayo de 1943 durante la presidencia de Getulio Vargas, y vigente hasta ahora.
"Se está enterrando la ley laboral vigente desde 1943. Para esto fue realizado el golpe contra Dilma Rousseff; este proyecto precariza al empleo y es a pedido de las patronales", dijo Carlos Zarattini, jefe del bloque del opositor centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Maia, del derechista Demócratas, defendió la propuesta al afirmar que coloca a Brasil "en línea con el mundo desarrollado, como Estados Unidos" al flexibilizar el vínculo entre empleado y empleador.
El jefe de Diputados prometió avanzar en toda la legislación laboral en abril, sobre todo en eliminar la obligatoriedad de los sindicatos en las negociaciones colectivas, que el gobierno busca que se realicen entre empleador y empleado, sin representación.
Hasta el momento, en Brasil regía la tercerización para actividades laterales: por ejemplo, una fábrica de plásticos mantenía por ley a sus empleados registrados, en blanco, pero podía tercerizar los servicios de limpieza y vigilancia.
Ahora se podrá tercerizar la llamada "actividad-fin", es decir toda la actividad de una fábrica podrá realizarse con autónomos, sin necesidad de pagar cargas sociales.
El proyecto que data de la época del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) fue desempolvado por Maia en las últimas semanas como una muestra de poder de la base que sostiene a Temer.
En 2002, el Senado había aprobado el proyecto y nunca más avanzó. El presidente Temer, ahora, debe sancionar la norma.
En la noche continuaban tramitándose en particular los detalles de la normativa, con la presencia de representantes sindicales, que se oponían a la medida. Pero dentro del oficialismo surgió una oposición al proyecto, nada menos que del Partido del Movimiento Democrático del Brasil (PMDB), la fuerza del titular del Senado, Eunicio Oliveira.
Oliveira dijo que el Senado tiene otro proyecto de tercerización "mas aliviado" que será aprobado ya que el que convirtió en ley Diputados tenía la venia de un Senado de 2002.
"Temer deberá decidir entonces", desafió Oliveira.
La tercerización para todas las actividades obligará a la creación de empresas que sean subcontratistas de grandes corporaciones y se da en un contexto global con casi el 12% de desocupación y 12 millones de empleados que trabajan actualmente como tercerizados.
"El proyecto ayuda al trabajador porque se le mantienen los derechos y se le da previsibilidad. Los patrones tendrán más facilidades para generar empleo. Brasil no puede rendirse más a las leyes laborales basadas en ideologías anacrónicas", dijo Marcus Pestana, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aliado de Temer.
La oposición acusó a la influyente Fiesp de haber auspiciado el proyecto, que aumenta también de 90 a 180 días el período de prueba para que un empleado sea considerado fijo en su puesto.
Esta novedosa forma de aprobar una ley que estaba "cajoneada" y que no tenía chances de pasar en el actual Senado provocó gritos y discusiones por más de nueve horas en el recinto.
Sobre todo porque esta flexibilización de las leyes laborales se produjo tras multitudinarias y recientes manifestaciones contra la reforma previsional que impulsa Temer, quien ayer debió retroceder en ese proyecto para darles autonomía a los estados para tratar el asunto, tras las protestas del pasado 15 de marzo que pararon gran parte del país.
Además de la Fiesp, otras entidades patronales celebraron la tercerización porque entienden que habrá una seguridad jurídica para evitar juicios laborales.
Según el fiscal general del Fuero Laboral, Ronaldo Curado Fleury, la tercerización convierte al empleado en "mercadería alquilada", que puede ser despedido sin garantías de derechos ni indemnización.
"La tercerización de la actividad-fin es una intermediación entre mano de obra hecha por una prestadora de servicios a una compañía, lo que significa alquiler de personas. Esto puede ser viable con eliminación de derechos", dijo el fiscal.
Según datos de la justicia laboral citados por la prensa local, los empleados tercerizados ganan un 28% menos que los registrados en blanco.
Datos de la Asociación Nacional de Magistrados Laboralistas indican que los profesionales tercerizados trabajan en promedio 3 horas más que los empleados directos, además de estar en el empleo intermediado 2,7 años, contra los 5,8 años de los contratados en forma fija.

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Los sindicatos brasileños convocaron para un paro y movilización el viernes 31, día del aniversario del golpe militar de 1964, para protestar por la iniciativa de tercerización laboral que la Cámara de Diputados convirtió en ley, y que prácticamente quiebra el actual sistema de relaciones de trabajo, norma que fue aplaudida por el sector empresarial.
La Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), la mayor cámara patronal del país, afirmó que la nueva ley constituye "una victoria en el camino de Brasil competitivo y con un ambiente de trabajo seguro".
La Central Única de Trabajadores (CUT) convocó a un paro y sostuvo que la tercerización de toda la actividad laboral "ataca todos los derechos como vacaciones, aguinaldo, jornada de trabajo y garantías de los acuerdos colectivos".
Es que en una escandalosa sesión que incluyó gritos y acusaciones cruzadas, la Cámara de Diputados de Brasil convirtió anoche en ley un proyecto de 1998 que legaliza cualquier tipo de tercerización en el mundo del trabajo, allanando el camino para eliminar el vínculo entre un empleado y su empleador.
La base aliada del gobierno del presidente Michel Temer logró por 231 votos a favor, 188 en contra y 8 abstenciones convertir en ley un proyecto aprobado en 2002 en el Senado y desempolvado por el presidente de Diputados, Rodrigo Maia, aliado del Poder Ejecutivo, y perteneciente al partido conservador Demócratas.
La nueva ley cambia radicalmente el escenario legal del mundo laboral, ya que quiebra el régimen de la Consolidación de Leyes del Trabajo (CLT) instaurado el 1 de mayo de 1943 durante la presidencia de Getulio Vargas, y vigente hasta ahora.
"Se está enterrando la ley laboral vigente desde 1943. Para esto fue realizado el golpe contra Dilma Rousseff; este proyecto precariza al empleo y es a pedido de las patronales", dijo Carlos Zarattini, jefe del bloque del opositor centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Maia, del derechista Demócratas, defendió la propuesta al afirmar que coloca a Brasil "en línea con el mundo desarrollado, como Estados Unidos" al flexibilizar el vínculo entre empleado y empleador.
El jefe de Diputados prometió avanzar en toda la legislación laboral en abril, sobre todo en eliminar la obligatoriedad de los sindicatos en las negociaciones colectivas, que el gobierno busca que se realicen entre empleador y empleado, sin representación.
Hasta el momento, en Brasil regía la tercerización para actividades laterales: por ejemplo, una fábrica de plásticos mantenía por ley a sus empleados registrados, en blanco, pero podía tercerizar los servicios de limpieza y vigilancia.
Ahora se podrá tercerizar la llamada "actividad-fin", es decir toda la actividad de una fábrica podrá realizarse con autónomos, sin necesidad de pagar cargas sociales.
El proyecto que data de la época del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) fue desempolvado por Maia en las últimas semanas como una muestra de poder de la base que sostiene a Temer.
En 2002, el Senado había aprobado el proyecto y nunca más avanzó. El presidente Temer, ahora, debe sancionar la norma.
En la noche continuaban tramitándose en particular los detalles de la normativa, con la presencia de representantes sindicales, que se oponían a la medida. Pero dentro del oficialismo surgió una oposición al proyecto, nada menos que del Partido del Movimiento Democrático del Brasil (PMDB), la fuerza del titular del Senado, Eunicio Oliveira.
Oliveira dijo que el Senado tiene otro proyecto de tercerización "mas aliviado" que será aprobado ya que el que convirtió en ley Diputados tenía la venia de un Senado de 2002.
"Temer deberá decidir entonces", desafió Oliveira.
La tercerización para todas las actividades obligará a la creación de empresas que sean subcontratistas de grandes corporaciones y se da en un contexto global con casi el 12% de desocupación y 12 millones de empleados que trabajan actualmente como tercerizados.
"El proyecto ayuda al trabajador porque se le mantienen los derechos y se le da previsibilidad. Los patrones tendrán más facilidades para generar empleo. Brasil no puede rendirse más a las leyes laborales basadas en ideologías anacrónicas", dijo Marcus Pestana, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aliado de Temer.
La oposición acusó a la influyente Fiesp de haber auspiciado el proyecto, que aumenta también de 90 a 180 días el período de prueba para que un empleado sea considerado fijo en su puesto.
Esta novedosa forma de aprobar una ley que estaba "cajoneada" y que no tenía chances de pasar en el actual Senado provocó gritos y discusiones por más de nueve horas en el recinto.
Sobre todo porque esta flexibilización de las leyes laborales se produjo tras multitudinarias y recientes manifestaciones contra la reforma previsional que impulsa Temer, quien ayer debió retroceder en ese proyecto para darles autonomía a los estados para tratar el asunto, tras las protestas del pasado 15 de marzo que pararon gran parte del país.
Además de la Fiesp, otras entidades patronales celebraron la tercerización porque entienden que habrá una seguridad jurídica para evitar juicios laborales.
Según el fiscal general del Fuero Laboral, Ronaldo Curado Fleury, la tercerización convierte al empleado en "mercadería alquilada", que puede ser despedido sin garantías de derechos ni indemnización.
"La tercerización de la actividad-fin es una intermediación entre mano de obra hecha por una prestadora de servicios a una compañía, lo que significa alquiler de personas. Esto puede ser viable con eliminación de derechos", dijo el fiscal.
Según datos de la justicia laboral citados por la prensa local, los empleados tercerizados ganan un 28% menos que los registrados en blanco.
Datos de la Asociación Nacional de Magistrados Laboralistas indican que los profesionales tercerizados trabajan en promedio 3 horas más que los empleados directos, además de estar en el empleo intermediado 2,7 años, contra los 5,8 años de los contratados en forma fija.

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