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Terrorismo de Estado en la UNSa

Opinión. Por Tania Kiriaco
Viernes, 24 de marzo de 2017 00:00

Me toca representar en los juicios por crímenes de lesa humanidad a la Universidad Nacional de Salta, con la certeza de que es una institución comprometida con una sociedad inclusiva, más democrática y más justa. Los docentes, no docentes y alumnos desaparecidos a manos del terrorismo de Estado fueron estigmatizados y perseguidos por su compromiso. Se los caracterizó como subversivos, despersonalizándolos, para ser luego secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos, en operativos ilegales.

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Me toca representar en los juicios por crímenes de lesa humanidad a la Universidad Nacional de Salta, con la certeza de que es una institución comprometida con una sociedad inclusiva, más democrática y más justa. Los docentes, no docentes y alumnos desaparecidos a manos del terrorismo de Estado fueron estigmatizados y perseguidos por su compromiso. Se los caracterizó como subversivos, despersonalizándolos, para ser luego secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos, en operativos ilegales.

No eran delincuentes; se los persiguió por su ideología. Actualmente se encuentran a la espera del fallo los familiares y amigos de Miguel Angel Arra, Carlos Humberto García y Nora Ester Saravia de García; Raúl Humberto Machaca, Carlos Alberto Rivero, Pedro José Tufiño y Daniel Loto Zurita, todos de la UNSa y secuestrados en Salta.

Desde mayo de 1973, el ministro de Educación, Jorge Taiana, había puesto en marcha el período llamado de "reconstrucción universitaria". Esta política tenía como objetivos visibles "servir a la reconstrucción nacional, combatir la dependencia y llevar la universidad al pueblo" y como objetivos implícitos, "la universidad, ponerla al servicio de una política nacional y popular, hegemonizar el gobierno universitario en función de los objetivos de diferentes sectores del peronismo". (1)

La UNSa había iniciado sus actividades el 1§ de enero de 1973; concebida como "protagonista del proceso de cambio", instauró carreras íntimamente ligadas a las perspectivas de desarrollo de la región, para así crear profesionales comprometidos socialmente con su provincia y su nación. Desde 1973 hasta fines de 1974 la Universidad tuvo como rector al abogado Holver Martínez Borelli. Unas de las acciones mas importantes fue la creación del departamento de Antropología y la incorporación de profesores progresistas en las carreras humanísticas. Era una época inspirada en la educación liberadora de Paulo Freire. Se propone una política universitaria de aulas abiertas, como un servicio para que el pueblo cree y promueva su propia cultura.

En julio de 1974, Taiana es reemplazado por Oscar Ivanissevich, quien produce un giro de 180 grados en los objetivos educativos. La Unsa comienza progresivamente a perder su autonomía, hasta culminar en su intervención y, con ella,

la persecución de estudiantes y docentes considerados "subversivos".

La UNSa fue intervenida y se inaugura el período de persecución ideológica. A principios de 1976 ya sumaban más de 22.000 los profesores expulsados y había miles de estudiantes y docentes desaparecidos. Con el golpe de Estado del 24 de marzo del año 1976, se abre la etapa más trágica y sangrienta en nuestro país, dejando la luctuosa cifra de 30.000 desaparecidos.

La Unsa fue nuevamente intervenida cinco días después del golpe de Estado. Hubo modificaciones drásticas, orientadas en el mismo sentido de los objetivos de la dictadura. El descontento fue ahogado por una política de exterminio de las organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantil y de toda forma de oposición. Se aplicó en este ámbito el plan sistemático de terrorismo de Estado.

Pasados 41 años, debemos reivindicar el esfuerzo de los familiares de las víctimas, organizaciones de DDHH, e instituciones como la Universidad, reunieron pruebas y promovieron acciones judiciales. En el año 2000, en Salta se comienza a pedir memoria, verdad, juicio y castigo a los genocidas, en los denominados juicios por la verdad histórica. Luego siguieron los procesos penales por delitos de lesa humanidad.

Las víctimas del terrorismo de Estado, han alcanzado una visibilidad social irrumpiendo en un espacio político y jurídico, nacional e internacional; de ese modo, produjeron una transformación profunda en la forma en que la sociedad percibe a las víctimas. Las sentencias en estas causas tienen valor histórico y jurídico, servirán a las futuras generaciones y se conviertan en patrimonio de la Humanidad.

[1] Pérez Lindo, A. "Universidad, política y sociedad".

 

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