Días de mucha tensión social han generado luces amarillas en el Gobierno, movilizaciones, paros, cortes de rutas y la probable huelga general convocada por la CGT, han sido los hechos que aumentaron el clima que aún el Gobierno no logra descomprimir. El avance de la pobreza informado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA no es un dato menor.
La conflictividad que de alguna manera estuvo contenida en el primer año de gestión del presidente Mauricio Macri explotó en los hechos mencionados, con el agravante de que el conflicto docente aún no fue resuelto y los otros gremios esperan analizar los resultados para unificar sus pretensiones.
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Días de mucha tensión social han generado luces amarillas en el Gobierno, movilizaciones, paros, cortes de rutas y la probable huelga general convocada por la CGT, han sido los hechos que aumentaron el clima que aún el Gobierno no logra descomprimir. El avance de la pobreza informado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA no es un dato menor.
La conflictividad que de alguna manera estuvo contenida en el primer año de gestión del presidente Mauricio Macri explotó en los hechos mencionados, con el agravante de que el conflicto docente aún no fue resuelto y los otros gremios esperan analizar los resultados para unificar sus pretensiones.
Este clima no se origina en el 10 de diciembre de 2015. Sin embargo da lugar a pronunciamientos de gremialistas y dirigentes justicialistas, estos últimos, exfuncionarios, que aún tienen pendiente un balance que explique el deterioro social y la decadencia económica y jurídica que arrojan los 26 años de hegemonía del PJ.
Nuestro país y nuestra economía soportan distorsiones que no se van a resolver en pocos meses, y menos con discursos de barricada.
La cuestión fiscal y política
Los pocos avances o mejoras en nuestra economía están limitados por el déficit fiscal y la política. El déficit fiscal se financia de distintas formas:
a) con emisión monetaria;
b) con endeudamiento;
c) con crecimiento de la economía que genera mayores ingresos al Estado.
Actualmente estamos financiando nuestro déficit fiscal con endeudamiento ya que aún no pudimos generar o atraer inversiones genuinas, corremos el riesgo con el gradualismo elegido en la implementación de reformas que agotemos el empréstito público si la economía de Argentina no comienza a crecer con el antecedente de que los préstamos que solicitamos cada vez serán más caros por dos razones:
a) Argentina aún no pudo bajar el riesgo país para equiparar la tasa de interés a niveles razonables de mercado;
b) en los EEUU comenzaron a subir la tasa de interés y por supuesto repercutirá este incremento en los préstamos que obtenga nuestro país.
No deja de ser un mérito de este Gobierno que haya bajado la inflación a cerca de la mitad de la del pasado año y también los montos que se espera recaudar con el sinceramiento fiscal, números más que satisfactorios considerado un éxito a nivel mundial.
La cuestión política está jugando un papel importante ya que los inversores están esperando el resultado electoral del próximo mes de octubre porque consideran que si gana el Gobierno será un apoyo que ratifica el cambio elegido.
Tenemos que reconocer que el Gobierno liberó el mercado cambiario, el financiero, el comercial y los precios internos, salió del default, y recuperó las estadísticas públicas y las relaciones internacionales, pero quedan otros temas por resolver como el gran déficit fiscal, el energético y lograr tener un mercado competitivo.
El déficit fiscal es un problema latente que trajo muchísimos problemas a nuestra economía en los últimos años -recordemos el "Rodrigazo”, la tablita de Martínez de Hoz, la hiperinflación y la crisis de la convertibilidad- convierten a esta transición y de acuerdo a nuestra historia en un problema que necesita apoyo político. Aquí no podemos olvidar que desde 1938, ningún gobierno no peronista pudo terminar el mandato constitucional.
El tan esperado crecimiento de nuestra economía ya está empezando a producirse con el incremento de los llamados brotes verdes (campo, industria automotriz, Vaca Muerta, obra pública). En cambio, otros sectores no lo están pasando bien.
Analistas y empresarios sostienen distintas opiniones respecto al modelo actual, están los que afirman que hay que ayudar al Gobierno y otros con posiciones duras son muy críticos; lo cierto es que ambos, y especialmente los industriales, manifiestan preocupación por el nivel de actividad, las importaciones y la presión fiscal. Respecto a tener un precio competitivo comparando con otros países, afirman que una de las razones es la acumulación de la carga tributaria, nacional, provincial y municipal. Para revertir la tendencia de endeudamiento, inflación, aumento de la pobreza y el malestar social por los bajos salarios que actualmente padecemos es necesario que exista un plan estratégico de crecimiento. De haberlo diseñado, es probable que la inflación ya estaría más controlada, pero hoy, en un período preelectoral, se torna difícil anunciarlo y mucho menos implementarlo. No obstante, se debe hacer respe
tar lo presupuestado y cumplir con las metas allí planteadas. Actualmente los excesos de gastos se están financiando con endeudamiento que lo pagaremos entre todos. Tanto los subsidios y el gasto salarial como el déficit energético son los egresos más significativos que tendrán que replantearse, y deberían estar contemplados en el próximo plan estratégico de crecimiento o como quiera que se llame, que deberá anunciarse o implementarse después de las elecciones. El desafío entre otros será lograr que los dineros de argentinos depositados en bancos, colchones o en títulos públicos sean volcados a
inversiones que tanta falta nos hace.
Ajuste gradual
Faltando siete meses para las elecciones, la foto es la siguiente: la pobreza en un 32.9% (para el tercer trimestre de 2016, datos de la UCA), inflación elevada de acuerdo a lo presupuestado (2,5% en febrero 2017, según el Indec), estos datos obligarían a suspender o hacer más gradual los ajustes de las tarifas de servicios públicos. Ante esta realidad entendemos que el ajuste fiscal que el ministro Nicolás Dujovne había planificado para reducir el déficit fiscal, especialmente los aumentos en servicios públicos, tendrán que ser revisados, ya sea para implementar ajustes graduales poco significativos o eventualmente suspenderlos hasta después de las elecciones.
Tanto empresas como familias tienen hoy la incertidumbre de no saber cuál será el costo de la luz, gas, electricidad y transporte en los próximos meses ni tampoco saben cómo serán los ajustes tarifarios.
Esta carrera de precios, tarifas, salarios no le hace bien a nadie, después de octubre lo sabremos.