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De Esquel a Cuba, en un auto del 77 

Luz Mendizábal, de 33 años, llegó a Salta a través del grupo FanaFalcon, antes de seguir su camino.
Domingo, 26 de marzo de 2017 22:35

Luz Mendizábal, de 33 años, cumple el sueño de su vida: recorrer gran parte de América a bordo de su automóvil Falcon modelo 1977. Partió el 19 de diciembre desde General Belgrano, provincia de Buenos Aires, bajó hasta Esquel (Chubut) y de allí comenzó a subir por Chile, hasta arribar hace algunas horas a esta provincia. Su objetivo es, al menos, llegar a Cuba en diciembre, pero le sobran ganas de completar el trayecto hasta Alaska.
La bonaerense arribó a Salta casi de casualidad, debido a que el viejo Falcon comenzó a fallarle en Santiago de Chile y, tras llamar a su mecánico, este le recomendó que haga una parada en nuestra provincia, donde debía contactarse con el grupo FanaFalcon. El viernes se instaló en el balneario Carlos Xamena y se reunió con los salteños en el monumento 20 de Febrero, donde dialogó con El Tribuno.
“Hasta el momento hice 5 mil kilómetros y muchos caminos. Ahora, tras reparar algunos problemas que surgieron, cruzaré a Bolivia y estaré cada vez más cerca de mi objetivo, que es Cuba, en diciembre. Tengo la idea de llegar hasta Alaska, pero voy a ver en el camino”, dijo. 
Luz contó que partió en soledad desde su casa, pero a los pocos kilómetros encontró un nuevo amigo con quien continúa el trayecto.
“A los 10 kilómetros de haber cruzado la frontera, había un mochilero haciendo dedo y yo siempre paro y los llevo, porque los considero una familia. Se llama Theo, recorrimos todo Chile y hasta ahora seguimos viajando juntos, aunque él está viendo de quedarse en Perú o Colombia. Así como el camino nos unió, nos va a separar”.
Para la conductora no es un viaje sencillo, porque además de los desperfectos mecánicos que le van surgiendo, su economía no es la mejor y sobrevive gracias a las ventas que hizo antes de viajar y sabe que en alguna parada tendrá que trabajar. 
“En algún momento los ahorros se van a terminar. Voy a tener que trabajar en el viaje, no se dónde ni cuándo. También voy a ver de pedir ayuda y conseguir auspiciantes”, contó.
La mujer tuvo una situación extrema antes de llegar a Salta, en la Cuesta de Lipán, en Jujuy.
“Antes de Purmamarca me quedé sin frenos y es muy pronunciada la bajada. Metí el freno de mano y Theo terminó frenando con sus pies. Estaba dispuesta a estrellar el auto, pero logré frenarlo. Terminamos a las risas, para no llorar, porque estábamos vivos”.
Luz contó que lo más increíble del viaje es la generosidad de la gente: “Hicimos muchos amigos en Chile. Solo 10 días buscamos un lugar para dormir por nuestra cuenta. Estuvimos en muchísimas casas de familia, que es lo más lindo y lo mas difícil también, porque te toca despedirte”.
“La primera vez que nos quedamos en la casa de una familia -añadió-, estacionamos el auto cerca de un río para acampar. Paramos a elegir el lugar y al lado había unas pequeñas casitas. Y de allí salió la gente y nos invitó a dormir a su casa”.
Luego continuó su camino de sur a norte, donde recorrió y ayudó en diferentes poblaciones por los incendios sufridos en ese país. El viernes, luego de tres meses de viaje, le tocó hacer su parada en esta ciudad.
“Llegué a Salta porque el mecánico que atendió mi auto en General Belgrano conoció a los chicos de FanaFalcon. Cuando pasé Santiago de Chile, él me hizo el contacto con Nicolás Vega, quien me lo dejó 10 puntos”. La joven viajera pudo solucionar los problemas y siguió el viaje hacia Bolivia.

 

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Luz Mendizábal, de 33 años, cumple el sueño de su vida: recorrer gran parte de América a bordo de su automóvil Falcon modelo 1977. Partió el 19 de diciembre desde General Belgrano, provincia de Buenos Aires, bajó hasta Esquel (Chubut) y de allí comenzó a subir por Chile, hasta arribar hace algunas horas a esta provincia. Su objetivo es, al menos, llegar a Cuba en diciembre, pero le sobran ganas de completar el trayecto hasta Alaska.
La bonaerense arribó a Salta casi de casualidad, debido a que el viejo Falcon comenzó a fallarle en Santiago de Chile y, tras llamar a su mecánico, este le recomendó que haga una parada en nuestra provincia, donde debía contactarse con el grupo FanaFalcon. El viernes se instaló en el balneario Carlos Xamena y se reunió con los salteños en el monumento 20 de Febrero, donde dialogó con El Tribuno.
“Hasta el momento hice 5 mil kilómetros y muchos caminos. Ahora, tras reparar algunos problemas que surgieron, cruzaré a Bolivia y estaré cada vez más cerca de mi objetivo, que es Cuba, en diciembre. Tengo la idea de llegar hasta Alaska, pero voy a ver en el camino”, dijo. 
Luz contó que partió en soledad desde su casa, pero a los pocos kilómetros encontró un nuevo amigo con quien continúa el trayecto.
“A los 10 kilómetros de haber cruzado la frontera, había un mochilero haciendo dedo y yo siempre paro y los llevo, porque los considero una familia. Se llama Theo, recorrimos todo Chile y hasta ahora seguimos viajando juntos, aunque él está viendo de quedarse en Perú o Colombia. Así como el camino nos unió, nos va a separar”.
Para la conductora no es un viaje sencillo, porque además de los desperfectos mecánicos que le van surgiendo, su economía no es la mejor y sobrevive gracias a las ventas que hizo antes de viajar y sabe que en alguna parada tendrá que trabajar. 
“En algún momento los ahorros se van a terminar. Voy a tener que trabajar en el viaje, no se dónde ni cuándo. También voy a ver de pedir ayuda y conseguir auspiciantes”, contó.
La mujer tuvo una situación extrema antes de llegar a Salta, en la Cuesta de Lipán, en Jujuy.
“Antes de Purmamarca me quedé sin frenos y es muy pronunciada la bajada. Metí el freno de mano y Theo terminó frenando con sus pies. Estaba dispuesta a estrellar el auto, pero logré frenarlo. Terminamos a las risas, para no llorar, porque estábamos vivos”.
Luz contó que lo más increíble del viaje es la generosidad de la gente: “Hicimos muchos amigos en Chile. Solo 10 días buscamos un lugar para dormir por nuestra cuenta. Estuvimos en muchísimas casas de familia, que es lo más lindo y lo mas difícil también, porque te toca despedirte”.
“La primera vez que nos quedamos en la casa de una familia -añadió-, estacionamos el auto cerca de un río para acampar. Paramos a elegir el lugar y al lado había unas pequeñas casitas. Y de allí salió la gente y nos invitó a dormir a su casa”.
Luego continuó su camino de sur a norte, donde recorrió y ayudó en diferentes poblaciones por los incendios sufridos en ese país. El viernes, luego de tres meses de viaje, le tocó hacer su parada en esta ciudad.
“Llegué a Salta porque el mecánico que atendió mi auto en General Belgrano conoció a los chicos de FanaFalcon. Cuando pasé Santiago de Chile, él me hizo el contacto con Nicolás Vega, quien me lo dejó 10 puntos”. La joven viajera pudo solucionar los problemas y siguió el viaje hacia Bolivia.

 

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