Por Francisco Sotelo
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Por Francisco Sotelo
Hace 22 años, cuando el desarrollo sojero proyectaba la posibilidad del renacimiento de la agroindustria nacional, la disponibilidad de tierras aptas para pasturas en el Norte Grande daba lugar al desplazamiento del eje ganadero, forzado por el auge de la oleaginosa mágica en la zona central.
Para Salta representaba la posibilidad de generar producción y empleo en las zonas con mayor miseria del país. Entre 1995 y 2008, el stock ganadero salteño se transformó de criollo a mestizo de excelente rendimiento y aumentó de 300 mil cabezas a más de un millón.
La ganadería chaqueña tiene una ventaja: la alimentación en base a pastos es natural y mucho más "orgánica" que el artificio del feed lot.
Pero ocurrieron varias cosas. A nivel nacional, el gobierno de Néstor Kirchner, y luego el de Cristina, reemplazó el sentido común por la narrativa y retiró al país del mercado internacional de las carnes. Con el pretexto de mantener bajos los precios internos, bajó drásticamente la oferta, se perdieron 18 millones de cabezas y la carne siguió subiendo, como hasta ahora.
En ese lapso, el desarrollo ganadero salteño se estancó. El retroceso general se hizo sentir en la provincia, pero el verdadero factor de estancamiento fue la decisión de prohibir la ampliación de la superficie agroganadera.
Aquí, el sentido común fue reemplazado por el miedo al activismo verde.
Reactivación
En 2017, el stock podría llegar a 55 millones de vacunos. En Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos la agroindustria hace crecer al empleo urbano más que en el resto del país.
El secretario de Asuntos Agrarios, Flavio Aguilera, informó el lunes que "en el contexto de un escenario nacional más atractivo para la producción ganadera... el rodeo bovino de Salta alcanzó a fines del mes pasado las 1.211.447 cabezas, superó por primera vez la barrera de los 1,2 millones y registró un crecimiento del 9,5% en dos años.
La Sociedad Rural Argentina confirmó la bonanza global con un aumento del stock vacuno del 2,3% en 2016, y prevé una inversión en ganadería en el período 2016-2017 de US$ 22.500 millones. El presidente Miguel Etchevehere anticipó "un récord de producción".
Cambios estratégicos
En ese contexto próspero, Aguilera señaló que los cambios en la política nacional actuaron como un fuerte estímulo para la producción. "Estamos definiendo los parámetros sobre los que vamos a avanzar en el manejo de bosques con ganadería integrada para aprovechar miles de hectáreas que en el ordenamiento territorial figuran en amarillo y que pueden destinarse a la producción animal".
Son cinco millones, no miles de hectáreas.
Un caso particular
El departamento Rivadavia alberga 169.395 vacunos. En 2002 tenía 140.000. Prevalece allí la cría sin manejo. Hoy quedan para incorporar a la producción 1.400.000 hectáreas y es razonable proyectar un rodeo de 850.000 cabezas. Este dato forma parte de un informe de 2014 de Ignacio Lupion, entonces vice de la Rural salteña. Invita a observar que el modelo de ganadería integrada del que habla Aguilera no genera expectativas entre productores y técnicos, no obstante, un replanteo serio de la veda en las zonas amarillas, acompañado con políticas de Estado podría llevar a Salta a triplicar su rodeo en una década, como lo hizo entre 1995 y 2007.