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Bauza, de bonachón, a un entrenador cínico y bravucón que no necesita la Selección

Miércoles, 29 de marzo de 2017 11:53

A Edgardo Bauza se convirtió en un DT cínico y bravucón. Su cinismo quedó evidenciado cuando salió a hablar de que la Selección Argentina había jugado un partido “brillante” ante Chile. El efecto que causó fue el esperado, todo el mundo habló de sus caradurés, y no del pésimo rendimiento de la albiceleste. La jugada, por unas horas, le salió bien. Muchos se agarraron de esos dichos para llenar horas de televisión y de radio, y llenar cientos de páginas en los diarios. Es que el cínico es una persona que no siente ni remordimiento ni vergüenza de sus dichos. No se hace cargo.
Aquellos que conocen a Bauza hablan maravillas de su personalidad como DT, claro que lo hacían antes de agarrar la Selección. Tipo bonachón. Simple. Sin misterio. Conocedor y líder dentro y fuera de un vestuario. Con una idea futbolística clara. 
Pero cambió, y se convirtió en un bravucón, el Patón presume ser valiente sin serlo, al menos en la Selección Argentina. Se esfuerza en querer demostrar que él es el que manda, el que toma las decisiones, al que nadie le tuerce el brazo, aunque todos sabemos que no es así. El vestuario es de Lionel Messi y de su súbditos. No convoca a Mauro Icardi porque no le cae bien al grupo. No llamaba a Carlos Tévez porque podía quebrar el “reinado” de la Pulga y Mascherano. 
Llama a Ezequiel Lavezzi porque es amigote del “10” y siempre está de buen humor, además de no hacerle ningún tipo de planteos si va al banco. Pone al Kun Agüero para que no se enoje, y deja en el banco y sin jugar a Dybala o Alario. 
Bauza ni siquiera, como líder del grupo, fue capaz de disuadir a que el plantel elimine la determinación de no hablar con la prensa, de acercar posiciones. Y para rematar no hace jugar a la Selección al estilo que a él más le gusta con tal de que no se le ponga en contra el "Mesías".
Pekerman, Basile, Batista, Maradona, Sabella, Martino, y Bauza, siete entrenadores (2004 a 2016) en 12 años. Un número exagerado. En este lapso, la Argentina no ganó títulos y llegó a cuatro finales de la Copa América (2004, 2007, 2015 y 2016), una final de la Copa Confederaciones (2005) y una final del Mundial (2014).
Seis de ellos no pudieron con el “pesado” vestuario albiceleste y se tuvieron que ir (salvo Maradona que lo hizo por decisión propia) por el desgaste y la poca ascendencia que tenían sobre el grupo que los sobrepasó.
La Selección Argentina necesita un entrenador que no se bravucón, que no sea cínico, y que si debe hacer una limpieza para poner otra vez la casa en orden lo haga sin que le tiemble el pulso, sin titubear. Hasta que esto no pase, vamos a seguir dependiendo sólo de Messi o alguna individualidad que nos "salve", sin tener un equipo, sin saber a qué jugamos, porque últimamente, la frase que se puso de moda es: Hay que ganar como sea.

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A Edgardo Bauza se convirtió en un DT cínico y bravucón. Su cinismo quedó evidenciado cuando salió a hablar de que la Selección Argentina había jugado un partido “brillante” ante Chile. El efecto que causó fue el esperado, todo el mundo habló de sus caradurés, y no del pésimo rendimiento de la albiceleste. La jugada, por unas horas, le salió bien. Muchos se agarraron de esos dichos para llenar horas de televisión y de radio, y llenar cientos de páginas en los diarios. Es que el cínico es una persona que no siente ni remordimiento ni vergüenza de sus dichos. No se hace cargo.
Aquellos que conocen a Bauza hablan maravillas de su personalidad como DT, claro que lo hacían antes de agarrar la Selección. Tipo bonachón. Simple. Sin misterio. Conocedor y líder dentro y fuera de un vestuario. Con una idea futbolística clara. 
Pero cambió, y se convirtió en un bravucón, el Patón presume ser valiente sin serlo, al menos en la Selección Argentina. Se esfuerza en querer demostrar que él es el que manda, el que toma las decisiones, al que nadie le tuerce el brazo, aunque todos sabemos que no es así. El vestuario es de Lionel Messi y de su súbditos. No convoca a Mauro Icardi porque no le cae bien al grupo. No llamaba a Carlos Tévez porque podía quebrar el “reinado” de la Pulga y Mascherano. 
Llama a Ezequiel Lavezzi porque es amigote del “10” y siempre está de buen humor, además de no hacerle ningún tipo de planteos si va al banco. Pone al Kun Agüero para que no se enoje, y deja en el banco y sin jugar a Dybala o Alario. 
Bauza ni siquiera, como líder del grupo, fue capaz de disuadir a que el plantel elimine la determinación de no hablar con la prensa, de acercar posiciones. Y para rematar no hace jugar a la Selección al estilo que a él más le gusta con tal de que no se le ponga en contra el "Mesías".
Pekerman, Basile, Batista, Maradona, Sabella, Martino, y Bauza, siete entrenadores (2004 a 2016) en 12 años. Un número exagerado. En este lapso, la Argentina no ganó títulos y llegó a cuatro finales de la Copa América (2004, 2007, 2015 y 2016), una final de la Copa Confederaciones (2005) y una final del Mundial (2014).
Seis de ellos no pudieron con el “pesado” vestuario albiceleste y se tuvieron que ir (salvo Maradona que lo hizo por decisión propia) por el desgaste y la poca ascendencia que tenían sobre el grupo que los sobrepasó.
La Selección Argentina necesita un entrenador que no se bravucón, que no sea cínico, y que si debe hacer una limpieza para poner otra vez la casa en orden lo haga sin que le tiemble el pulso, sin titubear. Hasta que esto no pase, vamos a seguir dependiendo sólo de Messi o alguna individualidad que nos "salve", sin tener un equipo, sin saber a qué jugamos, porque últimamente, la frase que se puso de moda es: Hay que ganar como sea.

 

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