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Un milagro llamado Belén volvió al aula, con el corazón de Floresta

La joven sufrió un intento de femicidio que la postró durante tres meses.
Martes, 07 de marzo de 2017 00:00

Miguel Escalante [email protected]

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En diciembre de 2016 a Belén la degolló su exnovio en su casa de villa Floresta. El femicida, hoy detenido, creyó haberla matado y huyó del lugar, amparado por una impunidad que lo abandonó a las pocas horas.

Tres meses después, tras casi una decena de intervenciones quirúrgicas, Belén López Figueroa, de 18 años, volvió a la vida y al estudio en la Escuela de Artes y Oficios.

"Alguien me dijo en sueños "que se haga la luz y la luz se hizo para mí'", dijo ayer Belén a El Tribuno mientras maquillaba sus innumerables cicatrices para enfrentarse de nuevo a la vida, a sus compañeros, a los ojos curiosos de todos los que pueden ver las cicatrices en su piel pero no pueden entender las heridas de su alma y la angustia que su corazón bombea.

"¿Cómo espera la nueva Belén el inicio de clases?", le preguntó ayer este medio para abrir un diálogo con una sobreviviente de la violencia de género.

"Estoy muy nerviosa, estoy con muchas ganas y a la vez con muchos miedos. Les temo a los ojos que se detienen en mí, a las miradas que buscan explicaciones que yo no tengo. Me enfrento a eso cada vez que salgo a la calle, pero no tengo opción, no puedo vivir escondida y, si quiero llegar a conseguir el día de mañana un trabajo digno que nos pueda sacar de esta pobreza, no tengo margen", reflexionó.

Recuerdos

Belén dijo que cada día recuerda cosas que tenía olvidadas. Su enorme fe y su casi milagrosa recuperación hicieron que, tras una primera nota realizada por este medio, recibiera mensajes de aliento de sus médicos. También tiene el apoyo de las amistades que cultivó en más de tres meses en la terapia intensiva del hospital San Bernardo.

"Sos una grosa, me escribió la doctora Mercedes", contó, para luego relatar que, en medio de las muchas cirugías a la que fue sometida, escuchó en sueños que los médicos le informaban a su papá que tenía las cuerdas vocales seccionadas y que jamás recuperaría el habla.

Tras este diagnóstico, su padre consiguió un turno para una operación de alta complejidad en Buenos Aires, pero un día antes de su traslado Belén llamó por su nombre a su hermana y dejó perplejos a todos.

"Aún no puedo comer, me estoy alimentando a través de un botón gástrico pero eso no me impide estudiar para terminar la secundaria, el primer largo paso que voy a dar después de volver a la vida", señaló.

Belén no quiere lástima. "Soy la otra Belén, la que nació cuando alguien me tocó la espalda y me dijo "levantate'", dijo.

Durante sus meses de internación, tuvo un accidente cuando trató de levantarse de la cama y se cayó. Hoy cuenta que se había quedado de curso pero que tiene todas las fuerzas para terminar la escuela.

Dice que sueña con encontrar una forma de vida que le permita mantenerse "lejos de la violencia que alimenta la pobreza extrema".

Ayer salió de su casa y vio que se está construyendo la cisterna que le dará agua potable al barrio, después de 40 años de espera, y se alegró de estar viva para verlo.

"Sé que cuando ingrese en el aula no voy a entrar sola, detrás de mí entrará el corazón de los chicos de Floresta que, como yo, desean volver a la vida", compartió.

 

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