Por Natalia Buira (Master en Derechos Fundamentales)
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Por Natalia Buira (Master en Derechos Fundamentales)
El 1 de marzo de este año, el Presidente de la Nación abrió las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación con un discurso cuyo eje central fue que "la corrupción se combate con transparencia e integridad". El ingeniero Mauricio Macri manifestó: "Quiero que todo sea transparente y abierto y que nadie dude de las decisiones que tome este presidente".
Allí se encontraba escuchado estas palabras el gobernador de la Provincia de Salta. Quizá por eso que el 12 de abril Juan Manuel Urtubey decidió, frente al escandaloso concurso de selección de magistrados para cubrir cinco cargos en la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial, devolver al Consejo las cinco ternas que le habían sido remitidas y solicitarle a dicho cuerpo la realización de nuevos concursos.
Desde el año 2014, en que se renovaron masivamente el Poder Judicial y Ministerio Público, vengo bregando por la transparencia en los procesos de selección de magistrados por parte del Consejo de la Magistratura, tarea en la que fui acompañada por prestigiosas organizaciones nacionales de la talla de Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia -ACIJ-. Hemos solicitado una reforma del procedimiento de selección vigente, de tal manera que se garantice la transparencia, la igualdad de oportunidades de los postulantes y el debido proceso en la selección; y que sean elegidos por dicho cuerpo los postulantes más idóneos tanto en capacitación técnico jurídica -sobre todo en conocimiento de derechos fundamentales- cuanto en integridad moral y que garanticen independencia funcional.
La democracia real
Los integrantes del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo obtienen su legitimidad a través de un proceso de elección democrática, no así los integrantes del Poder Judicial y del Ministerio Publico; de allí la enorme trascendencia que entraña para que exista y se consolide una real democracia, que los procesos de selección de los magistrados no admitan la menor sospecha de existencia de irregularidades y faltas de transparencia. Para ello es necesaria la reforma que desde el 2014 he peticionado.
Es imprescindible adecuar el procedimiento de selección vigente a las "Recomendaciones y buenas prácticas en los procesos de selección de magistrados" elaboradas en marzo de 2013 por ACIJ. Al parecer, la hora de dicha reforma ha llegado, ya que el Consejo de la Magistratura, deteriorada su confianza y credibilidad ante los ciudadanos y la comunidad salteña, ha merecido ahora el descrédito y la desconfianza del gobernador de la Provincia.
El escándalo
Conocer de antemano los ganadores de un concurso de jueces es algo que irrita profundamente la conciencia ciudadana por lo que los nuevos concursos que ha solicitado el gobernador no pueden realizarse bajo las mismas normas. Las actuales no garantizan transparencia ni la selección del más idóneo, del más meritorio, sino que facilitan la selección discrecional que recaerá en el más relacionado social y políticamente.
A su vez no se puede devolver las ternas por las irregularidades detectadas e informadas por la Sra. fiscal de Estado y no hacer responsables a quienes elevaron esas ternas, es decir debe haber consecuencias para los integrantes del Consejo de la Magistratura que elevaron al gobernador las ternas devueltas por irregulares, sino quedará en claro que solamente se trató de un gesto "pour la galerie". Ya no es aceptable más para la comunidad salteña la inmunidad de los funcionarios que han cometido actos irregulares, faltos de transparencia y absolutamente sospechados.
¿Cambio o maquillaje?
En estas Pascuas, que significan para los hebreos el paso de la esclavitud a la libertad de su pueblo y para los cristianos el paso de la esclavitud del pecado a la vida en Dios, que pasemos como provincia de la opacidad y el grave pecado de corrupción a la trasparencia e integridad de los actos de los funcionarios públicos y las instituciones provinciales.
Solamente el tiempo nos dirá a todos los ciudadanos, expectantes y en vigilia, si el gesto realizado por el gobernador de remitir las ternas al Consejo de la Magistratura y solicitar nuevos concursos, es puramente un gesto "pour la galerie" o se trata realmente de un auténtico deseo de cambio girando hacia la transparencia de las instituciones provinciales y la no aceptación de la impunidad de los funcionarios públicos.