Por Sergio Tapia
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Por Sergio Tapia
Vecinos de calle Tucumán, en el barrio La Tablada de la ciudad de Gemes, piden con urgencia la colocación de lomos de burro o reductores de velocidad como la única medida efectiva para disminuir la elevada cantidad de accidentes que tienen lugar en el tramo que conduce a la cárcel federal.
La calle Tucumán está ubicada en el sector de la Banda Este, es decir al otro lado de las vías y corre paralela a estas. Muy poco transitada en sus comienzos, cobró gran importancia con la construcción de la cárcel federal debido a que fue prolongada dos kilómetros hasta cortar con la ruta 113 camino a El Zapallar, donde se encuentra el edificio del Servicio Penitenciario Federal.
La calle, entonces enripiada, fue cubierta con pavimento y dotada de iluminación; un viejo puente de rieles y madera que permitía el paso peatonal y con mucha precaución para los vehículos sobre un canal de riego fue reemplazo por un puente de material. Y pasando ese puente el polvoriento camino hacia El Zapallar fue ensanchado y pavimentado.
Todas estas mejoras hicieron de esta calle un lugar ideal para que los conductores de automóviles y motos aceleren en forma imprudente. Desde la apertura de la cárcel federal en julio del 2011 los vecinos del barrio La Tablada vienen solicitando la colocación de lomos de burro, pero con respuestas negativas.
La razón invocada por las autoridades es que el Servicio Penitenciario necesita una vía de circulación libre de escollos para casos de emergencia. Sin embargo, con cuatro personas fallecidas y un elevado número de accidentes, con lesionados de distintas consideración, los vecinos consideran que es mucho más importante la seguridad de la comunidad por sobre las escasas situaciones generadas en la cárcel federal, que justifican el uso de velocidad en sus vehículos.
Solo en las dos últimas semanas, un automóvil se incrustó en el portón de una vivienda, un segundo vehículo se llevó por delante un árbol y un motociclista falleció al chocar contra un automóvil de un guardiacárcel.
"Es imposible salir a la vereda en horas pico porque los vehículos pasan como si fuera una autopista, siempre hay accidentes y ni los animales se salvan; muchas mascotas ya fueron atropelladas", expresó Juana Velixán, vecina de la calle Tucumán.
Los horarios más complicados son aquellos cuando se produce el recambio de personal de guardia del Servicio. "A las 6, o pasado el mediodía, al igual que a la tarde, cuando unos salen y otros ingresan, esto es un caos. Nadie circula a baja velocidad. Por eso pedimos reductores en forma urgente", expresó Silvana Laguna, otra de las vecinas que dice sentirse afectada.
Pero no solo se trata de lo que se origina a raíz del tránsito que genera la cárcel federal. También los fines de semana, cuando los jóvenes salen de los boliches, concurren a continuar con la ingesta de bebidas alcohólicas a la exgranja municipal, ubicada en las inmediaciones y es otro peligro.
"Esta calle se convierte en una pista de carreras, especialmente de motos. Los jóvenes pasan por aquí con destino al predio de la exgranja para continuar con la parranda. Sin dudas, necesitamos reductores y mayores controles porque de lo contrario seguiremos padeciendo los accidentes y más muertes", expresó por su parte Sergio Cabrera, otro vecino.
Esta situación tuvo una primera respuesta por parte de legisladores y del Ejecutivo municipal, quienes se comprometieron hace poco a realizar una reunión con autoridades de la cárcel para consensuar la implementación de reductores de velocidad sobre la calle Tucumán y su prolongación hasta la penitenciaría.
Sobre el problema de inseguridad que se plantea sobre la calle Tucumán, por los continuos accidentes registrados debido a las altas velocidades que desarrollan los vehículos, la intendenta Alejandra Fernández manifestó: "Ya me reuní con responsables de Vialidad de la Provincia para solicitarles la instalación de lomos de burro en el sector de la calle que atraviesa el barrio La Tablada. En caso de que no lo hagan, entonces los vamos a construir nosotros".