Finalmente la Justicia cayó sobre un desalmado joven, denunciado por su expareja de graves abusos sexuales en contra de uno de sus hijos, una niñita de nueve años, a quien sometía a sus desvíos sexuales de forma reiterada, y con una larga trayectoria en el tiempo de la convivencia y guarda de la menor.
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Finalmente la Justicia cayó sobre un desalmado joven, denunciado por su expareja de graves abusos sexuales en contra de uno de sus hijos, una niñita de nueve años, a quien sometía a sus desvíos sexuales de forma reiterada, y con una larga trayectoria en el tiempo de la convivencia y guarda de la menor.
El sujeto había protagonizado un grave incidente en su propio domicilio al ser descubierto por su pareja intentando abusar de la niña.
La mujer, a las 2 de la madrugada del lunes 17, llamó al 911 y desde allí mismo formuló los cargos contra su expareja (estaban distanciados ya).
El denunciado, con la ayuda de su madre, desalojaron a la mujer junto a sus tres hijos de la casa en la que convivían, quedando ella a la intemperie, refugiándose por largas horas en un espacio verde.
Su situación fue advertida por una vecina, que la asistió con alimentos para sus hijos y la llevó a pernoctar al amanecer a su domicilio.
La mujer pasó toda una mañana y parte de la tarde en los pasillos forenses y judiciales y vencida nuevamente volvió a Solís Pizarro, al espacio público colindante con el frigorífico Brunetti.
La solidaridad se hizo más fuerte aún y una vecina consiguió que un novel abogado ayudara a la mujer en esas amargas circunstancias y en pocas horas el caso tomó estado público.
Su martirio conmovió a los salteños y movilizó a las instituciones, incluso a la Justicia.
El sujeto fue reconocido por otros vecinos como un peligroso abusador de menores, con antecedentes penales en esos delitos e incluso detenido por largos meses por un caso por el que aún no respondió como es debido.
María Pamela recibió en pocas horas no solo una atención adecuada y ayuda material para paliar su abandono, sino un principio de solución al problema de fondo: el abuso, la violencia y la desprotección.
La Justicia finalmente decidió ponerle coto a la impunidad que da la pobreza.
La imputación
Ayer se conoció que el fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Sergio Federico Obeid, tomó intervención ante la denuncia de María Pamela E., una mujer de 34 años que valientemente decidió denunciar a su pareja, con la que convivió más de un año y siete meses, como el autor de numerosos hechos de abuso en perjuicio de su hija de 9 años.
En la denuncia formulada en la madrugada del lunes la mujer relató que tiene tres hijos, uno en común con el acusado y que días pasados, cuando hacía la tarea con los hijos mayores, la nena de 9 años le confesó entre sollozos que su padrastro le realizaba en forma reiterada tocamientos impúdicos en sus partes íntimas y otros actos abusivos, aprovechando cuando ella estaba trabajando o atendiendo a sus hermanos.
La mujer horrorizada decidió llamar al Sistema de Emergencias 911 y denunciar tal situación. Luego realizó la ampliación de la denuncia dando cuenta de otros hechos más graves aún. El hombre fue imputado por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y circunstancias de su realización, agravado por la guarda y por ser cometido contra un menor de 18 años aprovechando la situación de convivencia preexistente.