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A 50 años del último Festival Latinoamericano de Folclore

Un periodista de Buenos Aires describió en 1967 a los salteños que organizaron los tres festivales latinoamericanos.  
Domingo, 23 de abril de 2017 00:43

El pasado 16 de abril se cumplieron cincuenta años desde que concluyó el tercer y último Festival Latinoamericano de Folklore que se realizaba en Salta. Justo ese día, en que nuestra ciudad cumplía 375 años, los mentores del festival más importante que alguna vez se organizó en el norte argentino asumieron un compromiso: realizar en 1968 la cuarta edición del festival. 
Aquellos hombres hicieron todo lo posible para cumplir con aquel compromiso, pero nada pudieron lograr. El gobierno de entonces (nacional, provincial y municipal) les quitó el apoyo, y así, el cuarto Latinoamericano nunca se pudo concretar. 
Con el advenimiento de la democracia en 1973, hubo un proyecto de ley para reflotar el festival que por tres años había permitido a Salta ocupar en los años ’60 el centro del escenario latinoamericano en materia de folclore. La ley fue promulgada por el gobernador Miguel Ragone, pero nunca se aplicó. 
En 1983, con el retorno de la democracia, el intendente de Salta, Adán Galli, intentó reactivar la idea pero lamentablemente lo concretado nunca logró ni el éxito ni el brillo de los tres primeros. Y así, todo quedó en el recuerdo. 

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El pasado 16 de abril se cumplieron cincuenta años desde que concluyó el tercer y último Festival Latinoamericano de Folklore que se realizaba en Salta. Justo ese día, en que nuestra ciudad cumplía 375 años, los mentores del festival más importante que alguna vez se organizó en el norte argentino asumieron un compromiso: realizar en 1968 la cuarta edición del festival. 
Aquellos hombres hicieron todo lo posible para cumplir con aquel compromiso, pero nada pudieron lograr. El gobierno de entonces (nacional, provincial y municipal) les quitó el apoyo, y así, el cuarto Latinoamericano nunca se pudo concretar. 
Con el advenimiento de la democracia en 1973, hubo un proyecto de ley para reflotar el festival que por tres años había permitido a Salta ocupar en los años ’60 el centro del escenario latinoamericano en materia de folclore. La ley fue promulgada por el gobernador Miguel Ragone, pero nunca se aplicó. 
En 1983, con el retorno de la democracia, el intendente de Salta, Adán Galli, intentó reactivar la idea pero lamentablemente lo concretado nunca logró ni el éxito ni el brillo de los tres primeros. Y así, todo quedó en el recuerdo. 

Los mentores
De nuestro archivo rescatamos una nota del periodista porteño Julio César Della Quadri quien luego de asistir al Tercer Festival, escribió una nota para El Tribuno. Allí describe a los principales mentores de los tres festivales latinoamericanos realizados en Salta entre los años 1965 y 1967. 
En su nota, Della Quadri dice: “Hay personajes que no trascienden, pero que son los que realmente lograron mantener por tres años al Festival Latinoamericano. 
Quiero interpretar los deseos de muchos periodistas, y hacer una galería de estos personajes: son salteños de origen y vocación, que están haciendo mucho por Salta. Faltan muchos más, pero los que aquí están, están bien puestos. De eso estoy seguro”.

El “insomne” Romero


Más adelante, Della Quadri describe a cada uno de los “inventores” del Festival: “Es odioso -dice- hablar de él, aunque es inevitable hacerlo. Es odioso, porque Roberto Romero es el director del diario donde publico estas líneas, y además, preside el Festival. Es ese señor de quien habla todo el mundo. Y como no es posible que aquí hagamos ni el panegírico ni el brulote, digamos mejor lo que pensamos: que gracias a este irritable, más o menos neurasténico, activo, insomne, insoportablemente movedizo y notoriamente avispado empresario salteño, pudo hacerse el Festival, surgido de su iniciativa y llevado a la práctica por sus ganas de hacer, que son las que importan.
Los que de afuera vemos el Festival debemos saludarlo. Aunque a veces nos dé un poco de ganas de estar del lado de los que lo critican. Sobre todo cuando vemos que se va a dormir después que nosotros, a la madrugada y que vuelve al trabajo, antes que todos, antes de la salida del sol. Esas son cosas que no se pueden perdonar!”. 
 

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