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Historias de Tinder, Happn y Badoo de gente común

Todas son aplicaciones para conocer gente en internet y luego concretar encuentros. Usuarios señalan que hay innúmeros perfiles falsos, pero también sorpresas gratificantes.
Domingo, 23 de abril de 2017 12:36

De acuerdo con el sociólogo y escritor Bernardo Stamateas, para buscar una relación amorosa sana hay que ser proactivo. “Ensanchá tu mundo y procurá conocer gente nueva a menudo”, aconseja. Y el mundo en estos momentos se desarrolla plenamente en dos espacios: el real y el virtual. Sin embargo, el virtual es el que permite ampliar las posibilidades de manera insospechada, por ello es comprensible el éxito de Tinder, Badoo y Happn, canales que permiten conocer a múltiples personas en el planeta y con diferentes objetivos. 
Tinder es una aplicación geosocial que posibilita a los usuarios comunicarse con otras personas a base de sus preferencias para charlar y concretar encuentros. Fue lanzada en 2012 en EEUU y actualmente se la considera una de las aplicaciones de citas más importantes del mercado digital. Con más de 50 millones de usuarios, en 2014 fue nominada en la categoría App del Año en los Premios Enter.Co.
La app dispone de una interfaz de usuario que muestra sucesivamente diferentes perfiles de otros miembros. El usuario desliza el dedo sobre la pantalla de un smartphone a la derecha para indicar interés por esa persona y a la izquierda si no está interesado, todo ello de forma anónima. Si dos usuarios coinciden, son informados de ello y se les permite iniciar la conversación a través del chat interno de la aplicación.
Badoo es una red social fundada en 2006 por el empresario ruso Andreev Andrey y permite conocer gente nueva a través de la red. En mayo de 2012, la compañía anunció que había alcanzado los 150 millones de usuarios registrados en el mundo. El portal opera en 180 países y su mayor actividad se encuentra en América Latina, España, Italia y Francia.
Por último, Happn, creado en EEUU, es eminentemente un geolocalizador con funcionamiento sencillo y data de 2014. En este caso los usuarios se crean una cuenta y la app les mostrará un listado de personas. Allí indican sus preferencias y se les informa cuándo se encuentran cerca de ese usuario, previo a que este haya manifestado su conformidad. 

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De acuerdo con el sociólogo y escritor Bernardo Stamateas, para buscar una relación amorosa sana hay que ser proactivo. “Ensanchá tu mundo y procurá conocer gente nueva a menudo”, aconseja. Y el mundo en estos momentos se desarrolla plenamente en dos espacios: el real y el virtual. Sin embargo, el virtual es el que permite ampliar las posibilidades de manera insospechada, por ello es comprensible el éxito de Tinder, Badoo y Happn, canales que permiten conocer a múltiples personas en el planeta y con diferentes objetivos. 
Tinder es una aplicación geosocial que posibilita a los usuarios comunicarse con otras personas a base de sus preferencias para charlar y concretar encuentros. Fue lanzada en 2012 en EEUU y actualmente se la considera una de las aplicaciones de citas más importantes del mercado digital. Con más de 50 millones de usuarios, en 2014 fue nominada en la categoría App del Año en los Premios Enter.Co.
La app dispone de una interfaz de usuario que muestra sucesivamente diferentes perfiles de otros miembros. El usuario desliza el dedo sobre la pantalla de un smartphone a la derecha para indicar interés por esa persona y a la izquierda si no está interesado, todo ello de forma anónima. Si dos usuarios coinciden, son informados de ello y se les permite iniciar la conversación a través del chat interno de la aplicación.
Badoo es una red social fundada en 2006 por el empresario ruso Andreev Andrey y permite conocer gente nueva a través de la red. En mayo de 2012, la compañía anunció que había alcanzado los 150 millones de usuarios registrados en el mundo. El portal opera en 180 países y su mayor actividad se encuentra en América Latina, España, Italia y Francia.
Por último, Happn, creado en EEUU, es eminentemente un geolocalizador con funcionamiento sencillo y data de 2014. En este caso los usuarios se crean una cuenta y la app les mostrará un listado de personas. Allí indican sus preferencias y se les informa cuándo se encuentran cerca de ese usuario, previo a que este haya manifestado su conformidad. 

Otra mirada

F. R. (32) es una mujer soltera sin hijos y que pone patas arriba los prejuicios machistas. Ella es usuaria de Badoo, donde procura amigos a los que luego de un tiempo compartido invita a citas que derivarán en una relación sexual. 
“Yo no creo en el amor ni en las relaciones de pareja duraderas. Tampoco quiero formar una familia. Pero como soy docente no puedo dar a conocer mi visión de las cosas. Esta convicción mía me llevó a prenderme con Tinder y Badoo. De Tinder me fui porque me sentí muy fuera de lugar, pero en Badoo hice muchas amistades con hombres jóvenes y comprometidos, que buscan lo mismo que yo: ‘viajes agradables’”, señaló. Añadió que lo que más la convenció para tender sus redes en el mar de Badoo fue la posibilidad de hallar gente que no comparte su círculo social. 
“Tengo algunas reglas igual: no vamos a mi departamento nunca y no ahondamos demasiado en la vida personal. Aún así tuve una mala experiencia con un muchacho, bastante más joven, que dijo enamorarse de mí. Obviamente, lo tuve que bloquear y reportar”, contó. Su mejor vivencia fue haber hallado un compañero que vive en Tucumán. “Con él hemos compartido viajes incluso y si tuviéramos una relación diría que es libre. No amor, no planes y vivir el presente”, definió. 

Onda positiva

La comediante Graciela Quipildor (36) señaló que las aplicaciones “de enganche” le parecen un sitio para conocer gente tan válido como cualquier otro. “En Salta noto que muchas mujeres no se animan a contar que usan o les gustaría usar redes sociales para conocer gente. “Ay, no, la gente que está en Tinder está levante...”. Además hay un prejuicio machista al respecto: que es el hombre quien debe encarar a la mujer, pero eso ya fue. Las mujeres también elegimos, tomamos la iniciativa y proponemos”, definió. De acuerdo con ella la diferencia entre una cita a ciegas convencional y otra que derivó de un acercamiento en una app es que “en aquellas citas que te armaban los amigos hace 50 años te recomendaban cenar con el primo segundo del amigo del compañero de trabajo de alguien y ambos se conocían para ver si tenían onda. En ese caso la desventaja era que tenías que confiar en el criterio de selección de tus amigos, que casi siempre te querían enganchar con ese tío aburrido y solterón, que cuando preguntabas ‘¿Es lindo?’, te respondían: ‘Es simpático’”, bromeó. Por ello valora la aproximación que permite formarse una opinión de la persona y sus intereses. “Sabés mínimo el nombre, edad, estado civil, estado del chasis, etc. Claro que todo es relativo porque si el otro quiere te puede mentir. Sobre todo en la foto, que con tanto filtro y retoque fotográfico a veces pensás que estás por salir con Brad Pitt, y en vivo te encontrás con la Tota Santillán”, completó.
 

Ellos aseguran que no solo van de caza en la internet 

Algunos buscan amigos de otros países con quienes compartir intereses. 
El siguiente testimonio parece salido de “Entrevistas breves con hombres repulsivos” (2001), de David Foster Wallace, un compilado de anécdotas de levante; pero no. Surge de las páginas y las calles salteñas. “Las minas acá primero te dan like y cuando las empezás a chatear por privado empiezan a hacerse para atrás. Yo tengo amigos en Buenos Aires y allá todo es más palo y a la bolsa, más rápido, más directo. O quieren hablar como si uno fuera amigo, pero en Tinder no se está para hacer amigos. Hay que tratar de chatear lo mínimo y yo empiezo a desconfiar cuando no me quieren dar el número de teléfono”, empezó J. M (28). 
Con varios fragmentos no reproducibles porque podrían herir sensibilidades J. entiende que no importan los objetivos ni los medios, pero sí que todo quede en aguas transparentes. “Lo importante que quede claro lo sexual. Una vez me tocó una mina con la que nos citamos en una heladería y bueno después me dijo que quería cenar e ir al cine. Eso fue un problema porque yo llevaba la plata medio justa para el telo y le dije que mi idea no era la de hacer de novio sino que le tenía ganas y ella dijo que hasta ese momento ella también, pero que ahora que se lo había planteado así ya no. No volvimos a hablarnos”, relató.

Cuestión de edad

Lolo (39) le contó a El Tribuno que alguien de su edad va perdiendo la voluntad de las salidas nocturnas que implican madrugadas fuera de casa y luego cumplir con extenuantes jornadas laborales. Además, lo más probable es que no surja una relación entre entornos de gente conocidos porque en esa franja etaria -de 25 a 40- las personas suelen estar involucradas en relaciones permanentes. 
“Salta es una sociedad chica y no es que conocés gente todos los días. Por eso esto es muy práctico. Si trabajás todos los días y estás reventado, tampoco tenés muchas ganas de salir a un bar. Pero viendo una peli, en tu cama y desde el celular podés contactarte con alguien, y puede surgir algo bueno”, destacó. Es usuario de Tinder, al que definió sectorizado. “Tiene un perfil de clase de gente de clase media a media alta. No hay yutos básicamente. Badoo es más mersa, por eso yo no la uso”, comentó. 
En la marea que viene y va de las redes para conocer personas dijo que hay que surfear con cuidado porque “siempre está el riesgo de conocer a alguien que no está completamente en sus cabales, eso es indefectible, pero también se lo corre conociendo a una persona en misa”. Sin embargo, evaluó que los peores contra se los topan las usuarias. “Por lo que charlé con varias mujeres hay mucho pelot... dando vuelta que se cree que por el simple hecho de que una mujer está usando esta aplicación está buscando coger. Es sumamente retrógrado y a esta alturas del partido absurdo pensar así”, cuestionó. 
Acerca de la detección de perfiles falsos sugirió: “Si conocés a alguien en esta aplicación y tiene cuatro fotos y vos le pedís el whatsapp y no te lo da o si se rehúsa a mandarte audios de voz es para sospechar. Lo que hago es pedirle una foto en ese mismo instante en donde esté y si empieza con peros, me está mintiendo”, sintetizó.

 

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