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Luisa Valenzuela: “Son tiempos para reflexionar a fondo sobre el poder de la palabra” 

La escritora dialogó con El Tribuno en las horas previas a su discurso inaugural en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Por Marina Cavalletti
Miércoles, 26 de abril de 2017 20:38

“El mundo es demasiado grande como para tener ansias de él, y ocurren demasiadas cosas de las cuales una quisiera ser partícipe y hay demasiados lugares que atraen y conmueven”, escribió en 2011 Luisa Valenzuela en las páginas iniciales de su novela “Cuidado con el tigre”. Hoy aparece una correspondencia en el diálogo que mezcla ficción con realidad, pues esta porteña, autora prolífica, dará el discurso inaugural de la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y, sin duda, estará en uno de esos lugares atractivos y conmovedores, sobre todo para los hombres y mujeres de letras.
A la vez, la escritora viene de recorrer parte del mundo en un tour que la cruzó con parte de su obra traducida a idiomas recónditos.
Amiga cercana de Julio Cortázar y Carlos Fuentes, cuenta con una extensa obra que conjuga cuentos, ensayos y novelas. Entre las últimas, pueden nombrarse “Cola de lagartija”, “Novela negra con argentinos”, “La travesía” y “El Mañana”, entre otras. Con una prosa sólida y una voz contundente, antes de abrir el evento literario más importante del país, dialogó con El Tribuno y mostró admiración por diversos colegas de nuestra provincia, como el Teuco Castilla y Santiago Sylvester. 
¿Qué implica para usted pronunciar las palabras iniciales de un evento tan relevante como la Feria Internacional del libro de Buenos Aires? 
Es un honor, es una responsabilidad, y sobre todo un desafío. La feria va a estar estupenda, con invitados internacionales de primera línea y una vibrante actividad, pero son tiempos para reflexionar a fondo sobre el poder de la palabra y para recuperar el rol intelectual en defensa de la educación y la cultura.
 Viene de una gira que la llevó por España, Francia y Serbia, ¿cuáles fueron sus impresiones de aquellas regiones? 
Primero realicé un extenso recorrido de universidades españolas, partiendo de Salamanca donde los estudios latinoamericanos tienen plena vigencia, en buena medida impulsados por el entusiasmo y fervor de la doctora Francisca Noguerol. En algunas de las otras universidades que visité encontré menos especialistas, pero en todas fui recibida con verdadero interés y afecto. Me acompañó la doctora María Teresa Medeiros Lichem de la Universidad de Viena, brillante latinoamericanista, fue una experiencia muy enriquecedora.
 En ese viaje presentó su novela “La máscara sarda” y su libro de cuentos “Simetrías” que fueron traducidos a lenguas muy distantes del español ¿Cómo se vincula, como autora, con la instancia de la traducción?
Esa fue la segunda parte de la loca gira. En París apareció en francés mi novela La máscara sarda, el profundo secreto de Perón. Una traducción extraordinaria realizada por Brigitte Torres que por suerte puedo apreciar. Ya es mi tercer libro que ella traduce y que publica el gran escritor y exquisito editor llamado Daniel Cohen. Fueron unos pocos días tranquilos puesto que el lanzamiento oficial se hará en noviembre. La experiencia en Serbia, con mis cuentos de Simetrías fue lo opuesto. Gran despliegue, primero en Belgrado y después en la bella ciudad de Novi Sad donde se celebraba un festival de prosa. Si bien me es imposible juzgar la traducción, en cambio sí supe de la profunda comprensión de mi obra que tiene la traductora, Ana Markovic (quien ya había traducido mi Novela negra con argentinos) porque fue mi intérprete en las múltiples presentaciones. Me llenó de felicidad el gran calor humano y el entusiasmo por la literatura que encontré allí.
En Sevilla fue presentada por el poeta Ángel Leiva ¿cómo se relaciona usted con la poesía? ¿Conoce algún autor salteño que llame su atención?
Ángel Leiva es un gran poeta y un amigo de juventud. Fue una alegría reencontrarlos, a él y a su señora, Susana Jákfalvi. Organizaron un acto precioso en la Biblioteca de la ciudad.
Yo soy prosista, y mi relación con la poesía es de enorme respeto, tanto que no la toco, como dice el viejo chiste refiriéndose a otro tema. Pero sé disfrutarla y admiro a las y los buenos poetas.
Haré corta la lista salteña, pero no puedo dejar de mencionar a admirables y entrañables figuras como Jaime Dávalos, a quien conocí en mi juventud, al Teuco Castilla, a Santiago Sylvester, a Leonor Fleming...
Aborda microrelatos, ensayos, novelas, cuentos... ¿Cree que esa versatilidad debería ser propia del oficio de la escritura? 
La versatilidad es algo personal. La mía es una mente inquieta y me interesa lo variado, diferente. Creo en el cuento como el género por excelencia, pero yo no elijo; cada historia, cada indagación, surge con formato propio. De todos modos, nada tengo contra los híbridos y de hecho cuando logre recuperar un tiempo de escritura me embarcaré en algo de ese tipo, como quien navega al garete. Título provisorio: Circo de tres pistas.
 

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“El mundo es demasiado grande como para tener ansias de él, y ocurren demasiadas cosas de las cuales una quisiera ser partícipe y hay demasiados lugares que atraen y conmueven”, escribió en 2011 Luisa Valenzuela en las páginas iniciales de su novela “Cuidado con el tigre”. Hoy aparece una correspondencia en el diálogo que mezcla ficción con realidad, pues esta porteña, autora prolífica, dará el discurso inaugural de la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y, sin duda, estará en uno de esos lugares atractivos y conmovedores, sobre todo para los hombres y mujeres de letras.
A la vez, la escritora viene de recorrer parte del mundo en un tour que la cruzó con parte de su obra traducida a idiomas recónditos.
Amiga cercana de Julio Cortázar y Carlos Fuentes, cuenta con una extensa obra que conjuga cuentos, ensayos y novelas. Entre las últimas, pueden nombrarse “Cola de lagartija”, “Novela negra con argentinos”, “La travesía” y “El Mañana”, entre otras. Con una prosa sólida y una voz contundente, antes de abrir el evento literario más importante del país, dialogó con El Tribuno y mostró admiración por diversos colegas de nuestra provincia, como el Teuco Castilla y Santiago Sylvester. 
¿Qué implica para usted pronunciar las palabras iniciales de un evento tan relevante como la Feria Internacional del libro de Buenos Aires? 
Es un honor, es una responsabilidad, y sobre todo un desafío. La feria va a estar estupenda, con invitados internacionales de primera línea y una vibrante actividad, pero son tiempos para reflexionar a fondo sobre el poder de la palabra y para recuperar el rol intelectual en defensa de la educación y la cultura.
 Viene de una gira que la llevó por España, Francia y Serbia, ¿cuáles fueron sus impresiones de aquellas regiones? 
Primero realicé un extenso recorrido de universidades españolas, partiendo de Salamanca donde los estudios latinoamericanos tienen plena vigencia, en buena medida impulsados por el entusiasmo y fervor de la doctora Francisca Noguerol. En algunas de las otras universidades que visité encontré menos especialistas, pero en todas fui recibida con verdadero interés y afecto. Me acompañó la doctora María Teresa Medeiros Lichem de la Universidad de Viena, brillante latinoamericanista, fue una experiencia muy enriquecedora.
 En ese viaje presentó su novela “La máscara sarda” y su libro de cuentos “Simetrías” que fueron traducidos a lenguas muy distantes del español ¿Cómo se vincula, como autora, con la instancia de la traducción?
Esa fue la segunda parte de la loca gira. En París apareció en francés mi novela La máscara sarda, el profundo secreto de Perón. Una traducción extraordinaria realizada por Brigitte Torres que por suerte puedo apreciar. Ya es mi tercer libro que ella traduce y que publica el gran escritor y exquisito editor llamado Daniel Cohen. Fueron unos pocos días tranquilos puesto que el lanzamiento oficial se hará en noviembre. La experiencia en Serbia, con mis cuentos de Simetrías fue lo opuesto. Gran despliegue, primero en Belgrado y después en la bella ciudad de Novi Sad donde se celebraba un festival de prosa. Si bien me es imposible juzgar la traducción, en cambio sí supe de la profunda comprensión de mi obra que tiene la traductora, Ana Markovic (quien ya había traducido mi Novela negra con argentinos) porque fue mi intérprete en las múltiples presentaciones. Me llenó de felicidad el gran calor humano y el entusiasmo por la literatura que encontré allí.
En Sevilla fue presentada por el poeta Ángel Leiva ¿cómo se relaciona usted con la poesía? ¿Conoce algún autor salteño que llame su atención?
Ángel Leiva es un gran poeta y un amigo de juventud. Fue una alegría reencontrarlos, a él y a su señora, Susana Jákfalvi. Organizaron un acto precioso en la Biblioteca de la ciudad.
Yo soy prosista, y mi relación con la poesía es de enorme respeto, tanto que no la toco, como dice el viejo chiste refiriéndose a otro tema. Pero sé disfrutarla y admiro a las y los buenos poetas.
Haré corta la lista salteña, pero no puedo dejar de mencionar a admirables y entrañables figuras como Jaime Dávalos, a quien conocí en mi juventud, al Teuco Castilla, a Santiago Sylvester, a Leonor Fleming...
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La versatilidad es algo personal. La mía es una mente inquieta y me interesa lo variado, diferente. Creo en el cuento como el género por excelencia, pero yo no elijo; cada historia, cada indagación, surge con formato propio. De todos modos, nada tengo contra los híbridos y de hecho cuando logre recuperar un tiempo de escritura me embarcaré en algo de ese tipo, como quien navega al garete. Título provisorio: Circo de tres pistas.
 

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