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25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“En el mercado negro de Venezuela, comprar una lata de leche puede costar medio sueldo”

Por Daniel Díaz
Miércoles, 26 de abril de 2017 07:08

Hugo (53) es argentino se casó con Belkys (49), caraqueña. Llegaron a Salta a fines del año pasado escapando de las penurias que se viven en Venezuela. Residían en la Capital del país caribeño, junto a su pequeño hijo. Ella era una funcionaria de alto rango en el Ministerio de Finanzas. Sin embargo, no les alcanzaba para comprar alimentos. “El sueldo solo nos daba la posibilidad de comer sin carne una semana”, contó Hugo. El matrimonio quiso reservar su identidad, según contaron, para evitar “represalias a familiares” que residen en Venezuela.

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Hugo (53) es argentino se casó con Belkys (49), caraqueña. Llegaron a Salta a fines del año pasado escapando de las penurias que se viven en Venezuela. Residían en la Capital del país caribeño, junto a su pequeño hijo. Ella era una funcionaria de alto rango en el Ministerio de Finanzas. Sin embargo, no les alcanzaba para comprar alimentos. “El sueldo solo nos daba la posibilidad de comer sin carne una semana”, contó Hugo. El matrimonio quiso reservar su identidad, según contaron, para evitar “represalias a familiares” que residen en Venezuela.

Hoy, ¿cuál es la principal problemática en la vida cotidiana de un venezolano?
Conseguir alimentos. No hay justificativo para que uno de los países con mayores reservas petroleras del mundo, no tenga comida para brindarle a su gente. Lo mismo pasa en Argentina, que produce alimentos en cantidades que podrían alimentar a toda Sudamérica, sin embargo hay chicos que siguen muriendo por desnutrición. 

¿Usted, a qué cree que se debe la falta de alimentos?
Al populismo. Con la llegada de Chávez y la filosofía de darle más poder al pueblo a través de planes de todo tipo, quitándole a otros sectores. Allá se repite constantemente que ser rico es malo. Con Maduro, eso se profundizó. Y se atacó a las principales empresas productoras de alimentos, con amenazas de expropiaciones, entre otras. Es así, que una de las más grandes, como es el caso de Empresas Polar (corporación industrial de los sectores de alimentos, bebidas alcohólicas, gaseosas y productos de consumo masivo) decidió invertir en otros lugares, como Colombia y Estados Unidos. 
Faltan las cosas básicas, como leche, harina de maíz, aceite, botellas de vidrio, bolsas de polietileno, etc. Yo estuve 10 años sin conseguir aceite de maíz. Lo único que llega es el aceite de soja, pero no es lo mismo.

¿Cuánto gana un trabajador medio y cómo hace para conseguir el sustento diario?
Mi mujer, que es economista con posgrados y tenía un empleo de alto nivel en el Gobierno, ganaba 60 dólares mensuales. Esa cantidad alcanza para comer una semana sin carne. Además, hay otra problemática, aunque se tenga dinero no hay garantía de que se puedan conseguir alimentos. 
Se dan turnos para comprar comida, de acuerdo a la terminación del número de documento. Cuando te toca, una vez a la semana, hay que hacer filas desde las 5 de la mañana para ver si conseguís un litro de leche y un kilo de arroz. Si no tenés suerte, hay que esperar otra semana.

Cuando se les acaba el dinero o no consiguen la mercadería suficiente, ¿qué hacen? 
Y la gente va vendiendo lo que tiene hasta quedarse sin nada. Algunos artículos se consiguen en el mercado negro, que es muy importante, pero los precios son exorbitantes. Para dar una idea, un tarro de leche en polvo puede costar medio sueldo básico. Algunos dicen que es el gobierno es el que maneja ese mercado, otros señalan que son algunos empresarios. No lo se. Pero lo cierto es que existe y hay gente que hace muchísimo dinero con eso. 
Para el que puede especular es muy favorable. Por ejemplo, el dólar oficial cuesta 10 bolívares y el “negro” (paralelo) entre 3.000 y 3.500 bolívares. Obviamente el de 10 no se consigue, y el que lo hace gana muchísimo. Por otra parte el Gobierno reparte bolsones de mercadería, pero hay que tener un carnet y es insuficiente.

Si la cuestión alimentaria atraviesa esa situación, ¿cómo transita el tema salud y educación?
No hay ni remedios básicos. Yo, por ejemplo, soy diabético. El ultimo año y medio la pasé sin poder comprar metformina, tampoco hay edulcorantes. No existen sustitutos del azúcar. Llegué a Salta prácticamente en un coma diabético, descompensado, con una glucemia superior a 500 mg. Gracias a Dios me atendieron muy bien en el Hospital Oñativia. Aquí me dieron tiras reactivas, medidora de glucosa, me realizaron estudios médicos, me mandan la insulina a la casa, y todo gratuito. Es increíble. Allá no tenía nada de eso.
Mi señora padece hipotiroidismo, tenía que tomar una monodroga, que comenzó a faltar por lo que tuvo que dejar el tratamiento. Remedios básicos y sencillos, no se encuentran. El Gobierno tampoco permite que lleguen de afuera. Si uno los hace pedir, por ejemplo de aquí, quedan en la Aduana. No los dejan entrar, porque eso revelaría la crisis en el sistema de salud.
El área educativa atraviesa los mismos inconvenientes. Es una cadena. Muchos chicos mal alimentados no rinden en la escuela. Frente a las firmas internacionales de hamburguesas, la gente se pelea por las bolsas de basura. 

Antes de la llegada de Chávez, también había desabastecimiento y crisis económica, ¿ustedes ven diferencias?
Chávez y ahora Maduro profundizaron la crisis. La gente ganaba dinero por hijo que tenía, porque el Estado les daba subsidio, entonces no querían trabajar. Creo que aquí -en Argentina- pasó lo mismo durante el gobierno anterior. Además, con este populismo en Venezuela se están violando los derechos humanos. 

¿Vislumbra cercano el fin de esta etapa y a quién ve de la oposición como firme candidato?
Esperemos que sí. Henrique Capriles, es quien tiene la imagen más fuerte. Sino que llegue alguien de la oposición, cualquiera, para poner punto final a todo esto.

¿A qué le tienen miedo estando en Salta?
Se persigue a quienes hablan mal del Gobierno. Se toman represalias. Tenemos familia en Venezuela, por eso somos muy cuidadosos. Si bien mi mujer trabajaba en el Estado, ella estaba desde antes de la llegada de Hugo Chávez al poder.

Llegaron a la Argentina en un momento complicado. ¿Son conscientes de la situación?
Nosotros tomamos la decisión de venir al país cuando ganó las elecciones Mauricio Macri y se puso punto final al populismo, porque no queríamos pasar lo que estabamos sufriendo en Venezuela. Si no hubiese habido un cambio íbamos a tomar otro destino. 
Aún no encontramos trabajo aquí y vivimos en casa de mis familiares. Ellos nos apoyan. Sin embargo, somos optimistas. En su momento tuvimos muy buen pasar en Venezuela, hasta podíamos vacacionar en el exterior todos los años. Pero en los últimos tiempos, no alcanzaba para comer. Me tocó comprar un pollo y hacerlo estirar una semana. Fue muy duro y se que ahora está mucho peor allá. Tenemos un hijo, menor de edad, con autismo. Es complicado. Queremos encontrar trabajo y comenzar una nueva vida.

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