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"Sin moverme, estuve impotente frente a un degenerado"

Sufrió una reacción alérgica, fue derivada de urgencia al San Bernardo donde padeció un calvario.La joven de 21 años que denunció haber sido abusada por un técnico de laboratorio sigue mal.
Domingo, 30 de abril de 2017 00:00

- Hola, ¿cómo estás?, ¿te sentís mejor? - Más o menos. - ¿Te acordás de lo que pasó?

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- Hola, ¿cómo estás?, ¿te sentís mejor? - Más o menos. - ¿Te acordás de lo que pasó?

Fueron las primeras frases que soltó el supuesto abusador en la sala de Shock Room del hospital San Bernardo, el lunes cerca de la una de la noche. "No sabía si era el doctor o quién era, me estiró el brazo, había una baranda de la misma cama, y me seguía preguntando cosas. Me metió una de sus manos por arriba y me preguntó si me dolía algo", le contó a El Tribuno la víctima de 21 años, quien denunció al hombre de 39 años por haberla sometido a tocamientos impúdicos mientras permanecía inmóvil por los medicamentos que las enfermeras habían inyectado en su cuerpo.

"Contame lo que te pasó, me preguntó. Trataba de contarle porque no podía hablar, más bien balbuceaba, pero estaba consciente. En ese momento empezó a tocarme los pezones, me los frotaba. Tenía la mano extendida y él hacía que lo rozara en sus partes íntimas, me movió un poco el brazo y me preguntó si podía abrir y cerrar la mano". Durante todo el tiempo que duró su relato, la joven estuvo siempre al borde del llanto. Abstraída de la realidad, parece seguir inmersa en esos humillantes momentos que, según contó, tuvo que padecer en el hospital más importante y con mayor complejidad de la provincia.

"Le pregunté qué me iba a hacer y me dijo que sacaría sangre. Metió su mano por debajo de la colcha y empezó a tocarme la panza. Empecé a moverme, le dije que sacara -sangre- rápido y empezó a bajar la mano. Respirá profundo, me decía. Estaba muy nerviosa, el pulso se me fue a mil y seguía intentando moverme. Cuando sacó la mano de abajo, metió la aguja y me sacó sangre. Me volvió a decir que cerrara y abriera la mano, cuando abro inmediatamente me puso su "coso' y me repetía que no dejara de abrir y cerrar. Corrí la mano, cuando sacó la aguja con sangre lo primero que me salió hacer fue agarrarlo, me incliné hacia adelante y la llamé a las chicas -enfermeras-", expresó la joven víctima.

Ni las enfermeras que esa noche estaban de guardia -eran tres, una estuvo siempre en la computadora y las otras trataron por todos los medios de encontrar una vena para poner los inyectables- ni la doctora, también de guardia en ese momento, creyeron lo denunciado por la joven. "Cuando se acercaron las chicas, le dije al tipo: ya me decís qué apellido sos. Me dijo Ca.... solo te saqué sangre, repetía. Chicas, me estaba tocando, les dije mientras lo tenía agarrado y una de ellas decidió llamar a la doctora".

Según la víctima, la doctora lo primero que hizo fue decirle a la paciente que no podía tocarlo, mientras el presunto abusador salió sin dar ningún tipo de explicación. "Les pedía que llamaran a mi papá, él salió como si nada, mostrando la sangre que me había sacado. Yo no alcance a ver en qué momento se subió el pantalón ni nada de eso, no se cómo hizo. Estaba de espaldas a las enfermeras", contó la paciente. "La doctora le preguntó a las chicas si habían visto algo y dijeron que no, que ellas habían estado ahí sin ver nada. A mí me dijo: "No puede ser, la verdad que no te creo'. Cuando me dijo eso lo único que quería era ver a mi papá, estaba muy mal".

"Pensé que me hacían pasar por loca"

Peor de lo que había entrado al instituto de salud, durante su estadía en el San Bernardo la joven tuvo que soportar un calvario permanente. "La doctora se fue sin creerme y la único que pedía era que llamaran a mi papá. Las chicas siguieron charlando, una se acercó para decirme que estaba muy nerviosa y me tenía que poner otro relajante. Pensé que me estaban haciendo pasar por loca, me sentía impotente, sin moverme casi ante un degenerado. Como pude me negué a otra inyección, no se cómo baje la baranda y me senté en la cama".

La doctora advirtió no denunciar

La familia, padres y abuelos, esperaba afuera de la sala mientras la víctima no conseguía alertarlos. “Tenía mucha rabia, no sabía cómo gritar lo que me había pasado. Mi papá terminó entrando porque dos hombres del Samec ingresaron con una persona de urgencia, uno de ellos me vio sentada llamando a mi papá”. Cuando su padre ingresó, primero charló con la doctora, quien le advirtió que en el lugar “no había pasado nada”. “Le dijo que no vayamos a estar haciendo denuncias porque no había pasado nada, mi papá no entendía de qué hablaba la doctora. Cuando me fue a ver le dije vámonos a la mierda de acá, él me preguntaba qué había pasado”. Firmó el acta voluntaria y se fueron.

Antes de dejar el hospital, la Policía tomó los datos personales y las declaraciones del presunto abusador y la víctima. Para eso, tuvo que volver a cruzarse con el hombre. “Estaba con mis abuelos, mis padres sin consuelo. Me hicieron ingresar de nuevo y él -el técnico de laboratorio- declaraba frente a un policía. Cuando me vio, me dijo: Rocío te acordás que yo te estaba sacando sangre. Sentía unas ganas de cualquier cosa, pero el relajante me tiró incluso todo el lunes”, apuntó la malograda paciente.

“Me preguntaron si quería hacer la denuncia y les dije cómo no la iba a hacer después de tanta humillación, fue horrible. Una cosa es que te toquen la cola en algún lugar y vos puedas pegarle una puteada al menos, pero que te ‘dopen’ y no puedas defenderte ni gritar para pedir ayuda es desesperante”. La joven no quiere volver más a un hospital, según su abuela se refugió en su casa porque está aterrorizada que le vuelva a pasar algo en la vía pública. “Mi nieta necesita ayuda de algún profesional, quedó muy mal después de lo que le hicieron”, sostuvo la señora.

 

 

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