Carina Costello [email protected]
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Sobre la avenida Roberto Romero, pasando el ingreso a barrio Santa Ana II, se levanta el barrio Docente Sur. Tras el canal, la avenida Oscar Oñativia permite arribar hacia el barrio Los Tarcos. En todo este recorrido que suma 10 cuadras, El Tribuno pudo observar cómo la avenida se cubre lentamente de pastizales. Recorridas dos cuadras, se llega a los espacios verdes destinados a las futuras plazas. Entre las calles Carolina Sánchez de Galera y Radio Granaderos, los niños juegan a la pelota en playón deportivo municipal. Los chicos advierten la presencia de este medio y no dudan en pedir una foto. Su profesor, se acerca a charlar. "Este espacio es todo lo que tienen los chicos del barrio. Acá no hay plaza y en el barrio Los Tarcos tampoco", lamentó Ángel Castro.
Los niños y adolescentes del barrio Docente Sur cuentan con varios profesores que enseñan fútbol, voley y básquet. A estos grupos se suman los chicos del barrio Los Tarcos. "Allá no tienen ni playón, así que nos venimos acá", comentó un los adolescentes que se acerca todas las tardes a darle unas patadas a la pelota.
A un par de cuadras, la parada del colectivo se colma de vecinos que buscan ir al centro. María Florencia vive hace ocho años en el barrio y, si bien ya está jubilada, advierte que Docente Sur y Los Tarcos están habitados por parejas jóvenes y por supuesto con niños pequeños. "Es una pena porque no tenemos una plaza. Los supuestos espacios verdes están cubiertos de pastos. Al lado de la Policía se ubica una plazoleta a la que ya no se le ven ni las sendas peatonales", se quejó María.
Juana acompaña a su pequeña a andar en patines por la vereda. "En el barrio no hay adónde vayan los chicos. Mucho menos contamos con un espacio para andar en patines o bicicleta. El barrio ya tiene 10 años y no tenemos escuela", resumió.
Sobre el espacio verde lindero al playón deportivo municipal se están terminando las obras de una salita maternal. Si bien la obra está casi finalizada, todavía no se realizó la limpieza de los escombros ni se colocó el amoblamiento. "Era que este año ya teníamos esta espacio para los chicos pero ya pasaron cuatro meses del 2017 y nada", analizó Rubén mientras esperaba el colectivo para llevar a su nena las clases de danzas en el centro. "Es que acá no tenemos nada", dijo.
Al lado de la torre del pozo de agua del barrio Docente Sur se puede contar cuatro mesas con sus respectivas bancas, que a duras penas sobresalen sobre los pastizales. Pasadas las 19, un grupo de adolescentes se reúne allí para practicar bailes callejeros. "Son cuatro o cinco chicos que no tienen adónde ir", describió Analía.
Sobre la esquina de Oñativia y María Auxiliadora se ingresa barrio Los Tarcos. Allí, los espacios verdes son solo manzanas cubiertas de pastos, donde además se acumulan restos de obra y artículos electrónicos obsoletos. "La gente no sabe qué hacer con esta basura. Entonces dejan televisores, partes de cocinas y hasta heladeras. A eso se suman los restos de obra", relató Omar, un joven que tomaba mate en la vereda mientras esperaba el regreso de su hermanito en el colectivo.
En Los Tarcos, los vecinos consultados por el espacio verde para los niños del barrio levantaron los hombros, sonrieron y simplemente dijeron: "No tenemos espacios para los chicos".