Antes de que los jueces pasen a deliberar, el múltiple asesino, Javier Hernán Pino, de 27 años, en sus últimas palabras pidió perdón a los familiares de Ariel Ríos -su víctima- y al pueblo de El Galpón. Y lloró. Dijo que no tenía la intención de matar, que fue un accidente y que fue a robar a la estación de servicio porque estaba desesperado, ya que necesitaba plata para ayudar a su padre que se encontraba enfermo y había sido detenido en Santiago del Estero por el robo a una financiera.
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Antes de que los jueces pasen a deliberar, el múltiple asesino, Javier Hernán Pino, de 27 años, en sus últimas palabras pidió perdón a los familiares de Ariel Ríos -su víctima- y al pueblo de El Galpón. Y lloró. Dijo que no tenía la intención de matar, que fue un accidente y que fue a robar a la estación de servicio porque estaba desesperado, ya que necesitaba plata para ayudar a su padre que se encontraba enfermo y había sido detenido en Santiago del Estero por el robo a una financiera.
Debido a la trascendencia que tuvo el debate, la última audiencia se desarrolló en la tarde de ayer en el salón auditorio de la Ciudad Judicial de Metán.
Los jueces de la sala II del Tribunal de Juicio, Sebastián Fucho, Ramón Haddad y Carolina Poma, condenaron, en un fallo unánime, a Pino a la pena de prisión perpetua. Lo hallaron culpable del delito de homicidio criminis causa, en un hecho ocurrido el 13 de julio de 2015, que tuvo como víctima al playero de la estación de servicio Refinor que está a la vera de la ruta nacional 16, cerca del acceso a El Galpón.
En los alegatos, el fiscal Sergio Castellano hizo referencia a los testimonios de los compañeros de trabajo de Ríos. Recordó que la mayoría declaró que conocían a Javier Pino y a su padre Jorge Pino, porque durante casi tres meses estuvieron viviendo en la estación de servicio, hasta que encontraron un lugar en el pueblo de El Galpón para alquilar y luego pusieron una sandwichería.
También dijo que algunos señalaron que ambos manipulaban armas, que hacían prácticas de tiro y que manejaban importantes sumas de dinero. Los Pino dijeron que estaban en la zona porque buscaban oro en el Camino Real.
"Conocían los movimientos de la estación de servicio y se hicieron amigos del personal. Luego se ausentaron durante un tiempo, pero Javier Pino fue visto en El Galpón la noche del crimen de Ariel Ríos. Ingresó a la estación a robar y a matar. Tenía un arma cargada y le efectuó un disparo en la cabeza a Ariel cuando descansaba en un sillón. Luego tomó 50.000 pesos y un cheque y huyó en el Fiat Palio en el que se movilizaba", dijo el fiscal Castellano.
Descartó que el arma se haya disparado en forma accidental durante un forcejeo como sostuvo Pino al declarar oportunamente por escrito en la Fiscalía y dijo que eso quedó probado con las pericias por la posición del cuerpo.
"No había signos de violencia ni desorden en la oficina y el cuerpo estaba de cúbito dorsal, en posición de descanso", remarcó el fiscal.
Además, agregó que Javier Pino es requerido y deberá responder por un doble crimen en Rosario de Santa Fe y por otro asesinato en Buenos Aires.
Castellano solicitó que Pino sea condenado a prisión perpetua, a lo que adhirió en su alegato el abogado querellante, Ramón Arturo Posadas.
Calificación
El abogado de Javier Pino, el defensor oficial Jorge Colque, solicitó ayer en su alegato el cambio de calificación de homicidio criminis causa a robo seguido de muerte, para tratar de atenuar la pena.
Además de la condena, el tribunal rechazó ayer la inconstitucionalidad de la prisión perpetua solicitada por la defensa técnica del imputado.