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Los pros y contras de ser mamá después de los 40

Pese al reloj biológico, para muchas, la maternidad a esta edad representa una mayor calidad de vida. Los 40 son vistos como la etapa ideal en la que se conjugan madurez afectiva y estabilidad económica.
Sabado, 13 de mayo de 2017 11:50
Carina Salas junto a su pequeño hijos, Sarcis, que en árabe significa "el que acorta las distancias".
Mercedes Padilla junto a su hijo Nicolás, de 17 años.

María Belén Zannier
Las dudas estaban, y el temor también. Síndrome de Down, enfermedades en el embarazo y la diferencia de edad...No era una decisión fácil. Carina Salas, psicóloga de profesión, lo analizó mucho, junto a su pareja y a sus dos hijas y, así, entre todos, decidieron agrandar la familia. Hoy el pequeño Sarcis, nombre de origen árabe que significa “el que une las distancias”, tiene seis años y Carina es una de muchas mamás que disfruta de su reciente maternidad después de los cuarenta.
No es un secreto que en los últimos años la maternidad se fue retrasando, gracias a los avances de la ciencia y de la medicina, el aumento de la expectativa de vida y el desarrollo laboral. 
Los especialistas sostienen que entre los beneficios de la maternidad después de los 40 se destacan la estabilidad económica, la madurez emocional y la realización profesional, que incide en una mayor calidad de vida.
Entre los contras, el factor biológico es el principal condicionante. A las afecciones que se pueden desencadenar durante el embarazo, a cualquier edad, se suman la disminución de la capacidad reproductiva, el riesgo de enfermedades preexistentes y de malformaciones en el bebé.
Desde el aspecto psicosocial, sobresalen la ausencia de los abuelos en la vida familiar y la brecha generacional entre padres muy grandes e hijos muy pequeños.
Pese a esta realidad, el cambio de paradigmas se impone. Son cada vez más las mujeres que desafían al reloj biológico y buscan compatibilizar su vida laboral con la maternidad. Y las salteñas no están ajenas. Muchas buscan compatibilizar su profesión con sus objetivos personales, lo cual las lleva a postergar la maternidad, pero no a renunciar a ella.
Hace una década el porcentaje de embarazos después de los 40 llegaba al 3% de las consultas, hoy asciende al 5%. De ese porcentaje, más de la mitad de las mamás ya tuvo hijos anteriormente. Así lo afirmó a El Tribuno el Dr. Claudio Torfe, especialista en Gineco-Obstetricia y jefe de Urgencia de Adultos del Hospital Materno Infantil.
“Hoy hay más muchas consultas que antes. Si bien las salteñas son conservadoras y suelen ser mamás entre los 25 y 35 años, hoy la independencia laboral y económica hace que la maternidad se postergue. A su vez, la cantidad de divorcios y la constitución de nuevas parejas también incide en esta realidad. La preocupación empieza a los 38 y se extiende hasta los 42. Y, aunque se dieron casos de mamás a cerca de los 50, son casos excepcionales”, destacó el profesional.

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María Belén Zannier
Las dudas estaban, y el temor también. Síndrome de Down, enfermedades en el embarazo y la diferencia de edad...No era una decisión fácil. Carina Salas, psicóloga de profesión, lo analizó mucho, junto a su pareja y a sus dos hijas y, así, entre todos, decidieron agrandar la familia. Hoy el pequeño Sarcis, nombre de origen árabe que significa “el que une las distancias”, tiene seis años y Carina es una de muchas mamás que disfruta de su reciente maternidad después de los cuarenta.
No es un secreto que en los últimos años la maternidad se fue retrasando, gracias a los avances de la ciencia y de la medicina, el aumento de la expectativa de vida y el desarrollo laboral. 
Los especialistas sostienen que entre los beneficios de la maternidad después de los 40 se destacan la estabilidad económica, la madurez emocional y la realización profesional, que incide en una mayor calidad de vida.
Entre los contras, el factor biológico es el principal condicionante. A las afecciones que se pueden desencadenar durante el embarazo, a cualquier edad, se suman la disminución de la capacidad reproductiva, el riesgo de enfermedades preexistentes y de malformaciones en el bebé.
Desde el aspecto psicosocial, sobresalen la ausencia de los abuelos en la vida familiar y la brecha generacional entre padres muy grandes e hijos muy pequeños.
Pese a esta realidad, el cambio de paradigmas se impone. Son cada vez más las mujeres que desafían al reloj biológico y buscan compatibilizar su vida laboral con la maternidad. Y las salteñas no están ajenas. Muchas buscan compatibilizar su profesión con sus objetivos personales, lo cual las lleva a postergar la maternidad, pero no a renunciar a ella.
Hace una década el porcentaje de embarazos después de los 40 llegaba al 3% de las consultas, hoy asciende al 5%. De ese porcentaje, más de la mitad de las mamás ya tuvo hijos anteriormente. Así lo afirmó a El Tribuno el Dr. Claudio Torfe, especialista en Gineco-Obstetricia y jefe de Urgencia de Adultos del Hospital Materno Infantil.
“Hoy hay más muchas consultas que antes. Si bien las salteñas son conservadoras y suelen ser mamás entre los 25 y 35 años, hoy la independencia laboral y económica hace que la maternidad se postergue. A su vez, la cantidad de divorcios y la constitución de nuevas parejas también incide en esta realidad. La preocupación empieza a los 38 y se extiende hasta los 42. Y, aunque se dieron casos de mamás a cerca de los 50, son casos excepcionales”, destacó el profesional.

El asesoramiento ante todo
“Entre las mamás hay muchos temores. Siempre hay que informar sobre los riesgos de un embarazo arriba de los 40 años, pero nunca se desentima el deseo de ser madre. La mujer debe ir la la consulta médica antes de tomar la decidión de quedar embarazada, para así minimizar los riesgos”, sostuvo el Dr. Torfe. 
“Desde el punto de vista obstétrico, la maternidad después de los 40 años presenta riesgos sobreagregados para la mamá y el niño. Una mamá sana puede puede desarrollar enfermedades en el embarazo, como la preclampsia y la diabetes gestacional. A ello se suman las enfermedades preexistentes, asociadas a la edad”.
La preclampsia es el aumento de la presion arterial durante el embarazo, con riesgo para la mamá y el bebé.
La diabetes gestacional es la alteración en la regulación del azúcar que se desarrolla por primera vez en el embarazo.
Como consecuencia de la edad, la mamá puede presentar alguna patología crónica, como la hipertensión o la trombofilia, que consiste en problemas en la coagulación de la sangre.
Con respecto al niño, el profesional destacó que hay mayores riesgos de que se presenten anomalías cromosómicas, entre ellas el síndrome de Down. 
“Las estadísticas señalan que en madres menores de 35 años se da un caso entre mil; entre los 35 y 39 años uno entre 365; en mayores de 40 uno entre 80 y arriba de 45 años uno entre 30 casos”, explicó.
Otras afecciones frecuentes son las malformaciones fetales y la restricción en el crecimiento intrauterino. 
Completan el cuadro un mayor riesgo de aborto y de parto premarturos.

Minimizar los riesgos
Pero pese a todos los condicionantes físicos, la mayoría de las mujeres mayores dan a luz bebés saludables y, en general, la experiencia durante el embarazo es positiva.
“Con un control y acompañamiento médico, los riesgos se minimizan. Es fundamental realizar estudios preconcepcionales para descartar los factores de riesgo. Cuando se detecta una patología previa, según sea el caso, se administra la medicación correspondiente, que se modificará una vez logrado el embarazo”, detalló Torfe. 
Pese a ello, hay casos en los que el embarazo irrumpe por sorpresa. “Tuve a mi último hijo a los 43 años y fue sorpresivo. Estaba muy temerosa, sobre todo por el síndrome de Down, los médicos me apoyaron y me cuidaron bastante. El embarazo fue muy bueno, sin ninguna complicación, y mi bebé nació muy sano. La única diferencia con mis otros embarazos era que sentía vergüenza por mi edad, porque en esa época no era tan común como ahora”, contó Mercedes Padilla a El Tribuno, quien es mamá de Facundo (17), Estefanía (28) y Guadalupe (30).
La experiencia de Carina Salas es parecida. “Viví la maternidad en diferentes momentos de mi vida y disfruté cada embarazo. En el último no tuve ningún problema de salud, sólo hambre voraz. Tuve mucho acompañamiento terapéutico y médico que me fue orientando con mis temores y con los cuidados propios del embarazo. Si bien al aumentar la edad, aumentan los riesgos, con el acompañamiento tuve una maternidad muy activa”. 
Madres añosas, madres ¿viejas?
Para muchas mujeres, la posibilidad de ser mamás más grandes es, en cierta manera, un gran alivio. 
Muchas coinciden que ello les permite ganar calidad de vida, ya que pueden estudiar una carrera y desarrollarse laboralmente, al tiempo de estabilizarse emocional y económicamente.
Es el caso de María Arruabarrena Guglielmi, que tuvo a su primera hija con 40 recién cumplidos. “Siempre supe que sería una mamá grande. La estabilidad emocional y económica que tengo hoy no se compara con nada. Tengo mi casa, mi trabajo y viví a pleno mi vida. Fui mamá cuando estuve lista. Y a veces eso no pasa a los 20 o a los 30. Hoy disfruto a full de mi hija y soy mucho más activa que antes”, contó.
“Hoy tengo 46 años y vivo a pleno mi maternidad. Además de Sarcis, tengo dos hijos de 17 y 13. Mi embarazo a los 40 fue buscado y maravilloso, porque compaginé mi vida profesional con la personal. El tiempo emocional es uno y el biológico otro. La maternidad también tiene que ver con una conciencia emocional. Lo que para la biología es una mamá añosa, desde lo emocional puede ser una mamá realizada, con experiencia, madurez y estabilidad. No son lo mismo los temores de los 20, por la inexperiencia y la inestabilidad laboral, que a los 30 y a los 40, cuando quizá hay factores más controlados”, afirmó Carina Salas.
Al respecto, el psicólogo Matías Arroz, señaló: “La maternidad después de los 40 años es una tendencia en alza en el mundo y en Salta también. Cuando hay una estabilidad emocional y laboral, el hijo se plantea como un proyecto de vida pensado y querido, con mayor compromiso y dedicación que en otras épocas. La ciencia hizo posible cosas que antes eran inviables”.
La maternidad después de los 40 supone un proyecto más relajado y analizado. “La mujer está más preocupada que el hombre por el reloj biológico y los avances de la ciencia les dan mayor tranquilidad para desarrolllarse en el plano afectivo y no tener que renunciar a la maternidad”, dijo Arroz.
Si bien la edad puede ser un obstáculo en la crianza, ya que cuando los hijos sean adolescentes los padres rondarán los 60 o más, para Arroz esa realidad se va modificando. “Hoy los 40 son mucho más vitales y activos que antes”, observación que Carina Salas comparte. “Hoy la esperanza de vida se extiende a los 70, igual que la vitalidad. Hay un prejuicio con la edad: el vínculo con el hijo va más allá de eso, tiene que ver con la estabilidad emocional”.
En este sentido, la clave pasa principalmente por determinar el verdadero motivo por el cual se quiere tener un hijo. “Algunas mujeres que deciden ser mamás después de los 40 están sin pareja. Hay que tener en claro que el hijo no viene a llenar un vacío, sino que es una forma de realización personal. Tener un hijo porque me siento sola repercutirá negativamente en él”, afirmó Arroz.
Otro desafío quen se plantea con la postergación de la maternidad es la desaparición de los abuelos en la vida familiar.
“En muchos casos se trata de generaciones que no los conocerán o lo harán muy poco. Si bien los abuelos no son determinantes en la criaza, desde lo afectivo, brindan cariño, protección y vínculos más saludables, por el hecho que tienen más disponibilidad y menos obligaciones que los padres”.

La edad biológica no acompaña a la edad emocional 
Para muchas mujeres, la posibilidad de extender la maternidad supone un alivio. Coinciden que les permite ganar en calidad de vida, ya que pueden estabilizarse laboral, emocional y económicamente.
“La estabilidad emocional y económica que tengo hoy no se compara con nada. Tengo mi casa, mi trabajo y viví a pleno mi vida. Fui mamá cuando estuve lista. Y a veces eso no pasa a los 30. Hoy disfruto a full de mi hija y soy mucho más activa que antes”, contó María Guglielmi, que tuvo a su hija a los 42.
Para Carina, significó compatibilizar su vida profesional con la personal y puede disfrutar de una mayor madurez. “Hoy a los 46 vivo a pleno mi maternidad, porque auné mi vida profesional con la personal. El tiempo emocional es uno y el biológico otro. La maternidad también tiene que ver con una conciencia emocional. Lo que para la biología es una mamá añosa, desde lo emocional puede ser una mamá realizada, con madurez y estabilidad. Los temores de los 20 ya no son los mismos a los 40, cuando quizá hay factores más controlados”, afirmó Carina.
Al respecto, el psicólogo Matías Arroz, señaló que, cuando hay una estabilidad emocional y laboral, “el hijo se plantea como un proyecto de vida pensado y querido, con mayor compromiso y dedicación que en otras épocas”. 
Así, la maternidad supone un proyecto más relajado. “Hoy los avances de la ciencia les dan mayor tranquilidad a las mujeres para desarrolllarse en el plano laboral y sin tener que renunciar a ser madres”, dijo Arroz.
Otro aspecto a tener presente es la brecha generacional, ya que cuando los hijos sean adolescentes los padres rondarán los 60 o más. Para el profesional, esa realidad se va modificando. “Hoy los 40 son mucho más vitales y activos que antes. Hoy la esperanza de vida se extiende a los 70, igual que la vitalidad”, destacó. 
“Hay un prejuicio con la edad: el vínculo con el hijo va más allá de eso, tiene que ver con la estabilidad emocional de la madre”, acotó Carina Salas.
En este sentido, la clave pasa por determinar el motivo por el cual tener un hijo. “El hijo no debe venir a llenar un vacío, sino que es una forma de realización personal. Tener un hijo porque me siento sola repercutirá negativamente en él”, afirmó Arroz.
Otro desafío planteado es la desaparición de los abuelos en la vida familiar. “En muchos casos se trata de generaciones que no los conocerán o lo harán muy poco. Si bien los abuelos brindan cariño, protección y vínculos saludables, no son determinantes en la crianza. De hecho, muchas perosnas crecieron lejos de sus abuelos”, finalizó Matías Arroz.

Los distintos métodos para lograr un embarazo
Con el paso de los años, la cantidad y calidad de los óvulos de la mujer decrecen, especialmente después de los 35 años. 
Se trata de una realidad que toda mujer tiene presente en su deseo de convertirse en madre. Es el llamado “reloj biológico” que corre sin detenerse y al que las abuelas hacían tanta referencia cuando alguna pasaba los 30 sin “buenas nuevas”.
La maternidad después de los 40 años se complica cuando la capacidad de ovulación de la mamá ya comenzó a presentar problemas. 
“La ovulación decae notoriamente entre los 35 y 38 años. Por eso, uno de los principales análisis que se le realizan a la mujer que busca ser mamá es el denominado ‘anticuerpo antimulleriano’. Sirve para determinar la reserva y el funcionario ovárico”, explicó el Dr. Claudio Torfe. 
En caso de que los resultados de los análisis confirmen la existencia de complicaciones a nivel ovárico, el siguiente paso es determinar si la paciente necesitará un tratamiento de baja o de alta compeljidad para poder lograr el embarazo. 
“Entre los de baja complejidad se destacan los hormonales, que suponen correcciones de la alteración a través del suministro de hormonas y estimulantes de la ovulación”, afirmó Torfe.
Por su parte, los tratamientos de alta complejidad se llevan a cabo cuando la reserva ovárica está alterada y no se pueden obtener óvulos de la mujer. “En esos casos se recurre a la fertilización in vitro y la ovodonación”.
La fertilización in vitro supone la unión en forma artificial de óvulos y espermatozoides.
La ovodonación es la donación de óvulos y suele recomendarse en casos de mujeres mayores de 45 años, que recibirán óvulos de una mujer más joven.
Para evitar recurrir a la ovodonación y poder conservar la potencialidad reproductiva, muchas mujeres acuden a la vitrificación o congelación de óvulos.
Es el caso de Eugenia Tobal (39), quien confesó que en 2012 congeló sus óvulos. “Nací para ser mamá. Hay algo que está hí, está latente... Tomé esta decisión porque me parece que es un seguro y una tranquilidad”, afirmó en ese entonces Tobal.

Mamás famosas
Nicole Kidman, Uma Thurman o Halle Barry son algunos ejemplos.
Son numerosas las famosas que decidieron ser mamás arriba de los 40 años. En Hollywood sobran ejemplos de mujeres bellas y exitosas que apostaron por retrasar la maternidad. 
Salma Hayek tuvo a su primera hija a los 41 años, al igual que Halle Berry y Uma Thurman. 
Mariah Carey fue mamá de mellizos a los 42. Nicole Kidman tuvo a su primera hija biológica a los 40 años y a su segunda a los 42. Susan Sarandon fue más allá y tuvo a su último hijo a los 46. 
En nuestro país, el caso más resonante es el de María Fernanda Callejón, que fue mamá por primera vez a los 48 y ahora estaría esperando a su segundo hijo, a los 50 años. “Tengo la energía que nunca pensé que iba a tener, no tengo ciática y pateo juguetes todo el día. Tengo toda la energía para ella y soy profesional, así que sí se puede”, aseguró María Fernanda Callejón en varias declaraciones a los periodistas.
Otras famosas que retrasaron su maternidad son la conductora Viviana Canosa, que tuvo a su única hija a los 42, y Panam, que dio a luz a su tercer hijo, Bautista, a los 41 años. 
La actriz Florencia Peña fue noticia en las últimas semanas por estar esperando a su tercer hijo a los 42 años y padecer trombofilia.
Actualmente, Peña está siendo controlada y tratada para evitar complicaciones.

 
 

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