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Vecinos de San Luis reclaman obras y control en la ruta 51

Pasando la Circunvalación oeste los conductores olvidan que la zona es urbana y recorren la ruta a más de 80 km por hora.
Lunes, 15 de mayo de 2017 00:00

Un corralón que genera tránsito pesado, vendedores ambulantes de fiambres, puestos de pan casero, casas de ropa y librerías. Son algunos de los negocios que se levantan sobre la ruta 51, apenas se atraviesa la circunvalación oeste, hasta la calle Cerro Crestón, donde se ubica la capilla del barrio San Luis.

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Un corralón que genera tránsito pesado, vendedores ambulantes de fiambres, puestos de pan casero, casas de ropa y librerías. Son algunos de los negocios que se levantan sobre la ruta 51, apenas se atraviesa la circunvalación oeste, hasta la calle Cerro Crestón, donde se ubica la capilla del barrio San Luis.

Hasta hace algunos años atrás San Luis estaba en un limbo jurisdiccional. Mientras algunos vecinos aseguraban que la zona pertenecía al municipio de Quijano, otros afirmaban que eran parte de la ciudad de Salta. Esto quedó aclarado y ahora, sobre la ruta 51 y la calle Cerro Negro, se pueden encontrar las oficinas de la Municipalidad de Salta. Sin embargo, muchos de los que viven en San Luis consideran que solo son parte del municipio a la hora de pagar los impuestos.

"El verano pasado se encargaron de hacer un relevamiento de los lotes abandonados. Algunos vecinos hicieron cortar el pasto; otros ni se acordaron", dijo Lucía mientras salía del cajero de una entidad bancaria.

En el sector comprendido entre la circunvalación oeste y Cerro Crestón, conocido como barrio San Luis, no hay veredas, cordón cuneta, luminarias o pasos para los peatones. Si bien la zona se fue convirtiendo en un barrio de parejas jóvenes y familias con hijos pequeños, los espacios comunes no están pensados para este tipo de población, ya que San Luis tampoco cuenta con una plaza, juegos infantiles o alguna entidad pública para la práctica de deportes.

Al final de Cerro Crestón se levanta un playón deportivo, que en la actualidad solo cuenta con una cancha y alguna que otra luminaria. "No pusieron árboles, no hay veredas ni bancos. Es un lote baldío más", expresó Alcira, una abuela que vive a un par de cuadras de la cancha.

En el recorrido por el barrio El Tribuno comprobó el estado en que se encuentran las calles. "Hace años que no sabemos lo que es que pasen una máquina niveladora. Tampoco tenemos cordón cuneta, así que no sabés dónde termina la vereda y empieza la calle. Imaginate lo que es esto cuando llueve", expresó Ana María mientras intentaba llevar su bicicleta por una calle intransitable.

Cruzar la ruta y quedar vivo

Una de las grandes preocupaciones de los vecinos de la zona está centrada en el cruce de la ruta 51, sobre el barrio San Luis. Los vehículos que recorren este tramo pasan a altas velocidades desde la colectora de la circunvalación oeste y olvidan que están ingresando en una zona urbana. Sobre la ruta, a una cuadra de la capilla, se encuentra la escuela N§ 4634. Allí hacen la primaria los chicos del barrio y zonas aledañas. El cruce de los pequeños termina siendo una lotería. "No sabés si vas a salir con vida de la ruta. Vienen de un lado y del otro a todo lo que da, y se olvidan de que esto ya no es el campo", lamenta Eugenia, que manda sus dos pequeñas a la escuela.

Los fines de semana la situación se complica más. San Luis se convierte en un centro gastronómico al que asisten no solo los vecinos de la zona, sino todos aquellos que quieren comer algún plato regional.

Las empanadas, el locro y las pizza son las propuestas más buscadas, tanto para llevar como para comer en el lugar. Entonces la cantidad de autos que estacionan sobre las banquinas se multiplica. A eso se suma que solo un par de cuadras cuentan con un espacio suficiente para dejar un auto, lo que genera situaciones riesgosas.

"Llevo 10 minutos tratando de cruzar la ruta para llegar a la panadería. Es imposible y menos cuando estás con los chicos. Decí que no traje el cochecito porque, si no, me tengo que volver a casa sin pan", dijo Liliana, mientras alzaba a una de sus hijas y tomaba con fuerza la mano de la otra para salir corriendo y cruzar.

 

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