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Piratas pirateados: los hackers siembran terror en la industria

El robo de “Piratas del Caribe” por parte de ladrones informáticos confirma una nueva tendencia: los estafadores ya no roban para distribuir de manera libre sino para pedir dinero a los estudios. Hollywood, en alerta
Miércoles, 17 de mayo de 2017 18:40

“Muchos niños, si van a una fiesta de disfraces, querrán vestirse de piratas. Creo que está relacionado con tener una espada y poder hacer lo que quieras”, afirmó el actor australiano Geoffrey Rush, icónico villano de la saga de “Piratas del Caribe”, para quien la versión moderna de esos malhechores son ahora los “hackers”. “Roban. A veces para bien, otras puede que no, que creo que es lo que hacían los piratas en su día”, afirmaba Rush en la presentación de la quinta entrega de la saga.

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“Muchos niños, si van a una fiesta de disfraces, querrán vestirse de piratas. Creo que está relacionado con tener una espada y poder hacer lo que quieras”, afirmó el actor australiano Geoffrey Rush, icónico villano de la saga de “Piratas del Caribe”, para quien la versión moderna de esos malhechores son ahora los “hackers”. “Roban. A veces para bien, otras puede que no, que creo que es lo que hacían los piratas en su día”, afirmaba Rush en la presentación de la quinta entrega de la saga.

Hoy, claro, sus palabras suenan casi tan irónicas como el hecho mismo de que el blanco de los piratas informáticos que tomaron de rehén una cinta de Disney haya sido la saga capitaneada por Johnny Depp sobre los míticos saqueadores de los océanos, cuyo estreno está previsto en Argentina para el jueves 25 de mayo.

Aunque el jefe de Disney, Bob Iger, no quiso dejar trascender qué cinta de inminente estreno había sido víctima de hackers (también se alistan para el estreno de “Cars 3”), al parecer sí le dijo a sus empleados el pasado lunes de la situación, y éstos informaron a sitios especializados como THR y Deadline que la película que los piratas tenían de rehén era “Piratas del Caribe 5”.

Parecería que este ataque es uno más en una industria jaqueada por la piratería, pero, sin embargo, los estudios no sólo habían conseguido los estudios un control mayor de su producción tomando medidas de seguridad dignas de una nación, sino que además habían encontrado el antídoto para las filtraciones que se producían de todas maneras, creando contenidos que, por su espectacularidad, “ameritan” una visita a la sala de cines antes que un visionado de baja calidad en una pantalla de computadora, y, además, creando fidelidad a través de sus franquicias (Marvel, Star Wars, etc.), que hoy son los grandes conductores de la taquilla global.

Con estos “tanques” como modelo, la amenaza de la piratería que asoló, por ejemplo, al DVD, sostuvo la industria cinematográfica, y la aparición de las plataformas on demand, que no requieren de conocimientos técnicos para acceder a infinidad de contenidos desde el living, también sirvieron para disminuir la incidencia de la piratería.

PIRATAS BUENOS Y MALOS

Sin embargo, como explicaba Rush de manera profética, aquellas filtraciones de películas y series respondían más a un tipo de hacker “idealista”, decidido a liberar la cultura, y con una comunidad ansiosa de consumo audiovisual que compartía de par en par, de manera casi imposible de rastrear, cines y shows. Estos piratas, sin embargo, no tienen intenciones de liberar al mundo el contenido sino de cobrar sus ganancias a través de los bitcoins, moneda digital muy difícil de rastrear ya que no se deposita a nombre de nadie. Y, con su segundo ataque en 2017 (hace algunas semanas pusieron a disposición de internet casi toda la nueva temporada de “Orange is the new black”, que Netflix, que no quiso pagar, estrenará en junio) ya siembran el pánico en el océano de bytes de la industria de Hollywood.

“Antes”, explicó Hector Monsegur, un ex hacker, hoy director de seguridad de empresas, a Deadline, “las películas robadas iban a The Pirate Bay”, un sitio de descarga de torrents (un software de descarga de par a par) que brindaba la película sin beneficio económico a la comunidad de internet, “pero ahora ha habido un giro hacia el ransomware: los piratas toman de rehén la propiedad intelectual de las compañías y demandan dinero. Todos los estudios van a tener problemas para proteger su producción”.

Por eso, según reportes de The Hollywood Reporter, la recomendación del FBI es que ya consumado el hecho paguen a los piratas (que piden montos cercanos a seis cifras) y eviten que la filtración de material drene dinero en las taquillas tras el estreno. Y aunque, la postura de Disney es, como muchas veces han dicho duros personajes de Hollywood, no negociar, lo lógico es que los hackers, al tener acceso a “Piratas del Caribe”, hayan accedido a otras propiedades, mucho más valiosas para la empresa. ¿La próxima película de Marvel? ¿El octavo episodio de “Star Wars”? Nadie puede decirlo con seguridad: lo único cierto es que la sola mención de los piratas, durante años un “mal menor”, hoy causa terror en los ejecutivos del cine.

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