"La verdad que si antes tenía miedo hoy tengo terror, terror por lo que le dijeron a mi tía, la última familia que me queda y quien hoy por hoy me asiste", dijo entre lágrimas María de los Ángeles Flores.
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"La verdad que si antes tenía miedo hoy tengo terror, terror por lo que le dijeron a mi tía, la última familia que me queda y quien hoy por hoy me asiste", dijo entre lágrimas María de los Ángeles Flores.
La joven, hoy mayor de edad, relató a El Tribuno que está asistiendo junto a su tía, con quien convive en estos momentos, al juicio oral y público que se le sigue a quien fuera su padrastro, y que aún en estas instancias siente temor de haber denunciado los abusos a los que fue sometida durante cinco años, ya que en la mañana de ayer fueron amenazadas, su tía en forma directa y ella, por consecuencia, por los familiares del imputado.
"Yo supe desde el primer momento que esto iba a traer otros problemas, más allá de que haya condena o no. Desde que me comuniqué con el 144 (número de la asistencia a las víctimas de delitos sexuales) hasta la fecha prácticamente me quedé sin familia", relató.
"Primero perdí a mi madre (pareja del imputado), después a mis hermanos y ahora los tíos por parte del acusado nos acosan a cada minuto. En la sala de audiencia ellos son como 12 o 13 y yo estoy sola o está mi tía en mi representación soportando las miradas y ahora las amenazas", añadió la joven.
"Es muy triste lo que me pasa, lo peor es que yo me siento culpable de este descalabro familiar. Me siento sola y que mi denuncia terminó lastimando a tanta gente. Eso yo no quería, eso no es lo que esperaba. Solo deseaba salir de ese tormento, de esos abusos que ya no quiero recordar, pero ahora veo que se agarraron con quien me sostuvo todo este tiempo, con la única persona que me dio un cobijo cuando ya nada me quedaba", lamentó.
María de los Ángeles contó que cuando tomó la decisión de salir de su tormento, "no sabían" qué hacer. "Denunciamos en la comisaría que nos toca por jurisdicción pero también pensamos que hacerlo público sería más justo, no para nosotras, sino para otros casos donde se enfrenta familia con familia", dijo.
"Duele, duele mucho que te miren y te señalen como la causante, y peor que además ataquen a quien te ayudó", explicó la joven sobre su posición frente a lo denunciado.
Su tía, Marisol Ceballos, dijo que le parece inadmisible que en los pasillos de la Ciudad Judicial termine siendo amenazada de muerte por familiares del enjuiciado.
"No sé si debería haber más seguridad, pero estoy segura de que debería primar el respeto. Solicitamos, porque no tenemos abogado ni defensor, que se nos brinde garantías de privacidad, somos solo dos mujeres y la sala está repleta de personas allegadas al imputado", dijo. "Mi sobrina no se sintió bien. Sobre ella volvió el pasado y ese maldito peso de la culpa ajena. Más allá de los resultados del debate, más allá de la condena, solo pedimos respeto. Hace un año que María de los Ángeles dejó Campo Santo para convivir con mi familia en la capital. Hace un año que ella lucha por superarse y sin ningún rencor desea que la Justicia haga su trabajo", indicó.
"Otra vez el miedo, a través de mi persona, se apoderó de ella", denunció.
El caso
En julio del 2016 fue detenido en Campo Santo R. R. G., pareja de la madre de la joven después de que de oficio la Unidad 3 de Delitos contra la Integridad sexual interviniera, tras un llamado desesperado al 144 de la entonces menor de edad.
La llamada motivó una investigación que condujo a la detención del sujeto, pero no evitó que la familia de la víctima la señalara como mentirosa y causante de los problemas familiar. El relato que la joven realizó a El Tribuno es inimaginable, incluso tiene en su denuncia un aborto provocado para solapar la situación de indefensión que padeció.
Ella esperaba tener la mayoría de edad para contar los sufrimientos callados durante años, pero la Justicia llegó antes.
"Durante ese tiempo fui sometida a toda clase de tormentos y mi rebelión siempre fue acallada con una manguera. Hoy mi tía sintió lo mismo. La misma violencia para acallar un reclamo, el mismo método. A veces la denuncia policial no alcanza y como no tenemos abogado, exigimos públicamente el desalojo de los violentos", sentenció.
Un aborto puber
La tía de la víctima relató que la jovencita siendo apenas una niña estuvo embarazada. La hicieron abortar a través de una sonda, que produjo una severa infección que finalmente pudo ser dominada en una sala intensiva de la maternidad de la capital.
“Desgraciadamente no se tomaron muestras genéticas de ese episodio”, dijo la tía, para graficar en parte lo acontecido durante cinco años en Campo Santo.
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