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Gimnasia y "Tiro" por la culata

Miércoles, 24 de mayo de 2017 21:41

Todo era ilusión, alegría, un sueño. El equipo andaba bien, había hecho un buen papel en el nonagonal y antes había barrido a un grupo -en la fase regular- que tenía débiles rivales. Todo venía perfecto, diez puntos, o nueve, no menos. Hasta que se descubiró el favoritismo del árbitro Jonathan Correa para con Mitre (cuyo presidente es un alto dirigente de la AFA), el primer rival que tenía Gimnasia en el reducido decisivo por el primer ascenso a la B Nacional.
La polémica, el escándalo y la repercusión nacional, a cargo del reconocido periodista Alejandro Fantino, volvió a la Vicente López como un boomerang.    
Las quejas también fueron públicas por parte de los principales dirigentes albos, cuando en realidad debían haber trabajado en silencio y haber pedido el cambió de árbitro con el diálogo en Buenos Aires. ¿No iba a funcionar? ¡Ah!, entonces no había nada por hacer. O mejor dicho, el equipo debía estar preparado para combatir con su juego, concentración y efectividad las malas decisiones de los jueces.      
Quejarse no estaba mal, pero si todavía hay cuestiones oscuras en los ámbitos del fútbol, había que hacerlo con mucho más cuidado. Ahora pareciera que todo se volvió en contra del albo: le cobraron un penal en cada partido del pentagonal y le expulsaron cuatro jugadores. Más sospechas entonces. No son pocos los que creen que el arbitraje se está vengando de Gimnasia. Para otros es una maldita casualidad, producto también de la merma colectiva e individual del equipo.
 

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Todo era ilusión, alegría, un sueño. El equipo andaba bien, había hecho un buen papel en el nonagonal y antes había barrido a un grupo -en la fase regular- que tenía débiles rivales. Todo venía perfecto, diez puntos, o nueve, no menos. Hasta que se descubiró el favoritismo del árbitro Jonathan Correa para con Mitre (cuyo presidente es un alto dirigente de la AFA), el primer rival que tenía Gimnasia en el reducido decisivo por el primer ascenso a la B Nacional.
La polémica, el escándalo y la repercusión nacional, a cargo del reconocido periodista Alejandro Fantino, volvió a la Vicente López como un boomerang.    
Las quejas también fueron públicas por parte de los principales dirigentes albos, cuando en realidad debían haber trabajado en silencio y haber pedido el cambió de árbitro con el diálogo en Buenos Aires. ¿No iba a funcionar? ¡Ah!, entonces no había nada por hacer. O mejor dicho, el equipo debía estar preparado para combatir con su juego, concentración y efectividad las malas decisiones de los jueces.      
Quejarse no estaba mal, pero si todavía hay cuestiones oscuras en los ámbitos del fútbol, había que hacerlo con mucho más cuidado. Ahora pareciera que todo se volvió en contra del albo: le cobraron un penal en cada partido del pentagonal y le expulsaron cuatro jugadores. Más sospechas entonces. No son pocos los que creen que el arbitraje se está vengando de Gimnasia. Para otros es una maldita casualidad, producto también de la merma colectiva e individual del equipo.
 

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