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Casi 300 hombres pasaron ya por el Operativo Abrigo

El 2 de mayo comenzó una nueva edición de este programa de la Policía.Se espera que aumente la demanda en los próximos meses de invierno.
Viernes, 26 de mayo de 2017 00:00

El otoño empezó hace más de dos meses y con él llegó el descenso de la temperatura. Para dar cobijo a los varones que no tienen techo se inauguró el 2 de mayo una nueva edición del Operativo Abrigo, a cargo de la Policía de la Provincia de Salta. Desde entonces han sido 288 las personas que fueron a dormir a las comisarías de Campo Castañares y de Villa Palacios, en Salta capital. En el resto de la provincia aún no funciona este sistema.

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El otoño empezó hace más de dos meses y con él llegó el descenso de la temperatura. Para dar cobijo a los varones que no tienen techo se inauguró el 2 de mayo una nueva edición del Operativo Abrigo, a cargo de la Policía de la Provincia de Salta. Desde entonces han sido 288 las personas que fueron a dormir a las comisarías de Campo Castañares y de Villa Palacios, en Salta capital. En el resto de la provincia aún no funciona este sistema.

El subcomisario Jorge Tacacho, a cargo del área de planificación del Operativo Abrigo, informó a El Tribuno que, desde que comenzó el programa este año, recibieron a 226 personas en Castañares y a 62 en Palacios. Por noche van entre 10 y 13 personas a Castañares, donde hay 13 camas, y entre 3 y 5 a Palacios, donde hay 9.

La demanda de un espacio donde pernoctar aumenta cuando baja la temperatura. Por eso se espera que todas las camas se ocupen en los próximos meses. Si hubiera más personas que lugares disponibles, se ubicarían más camas o se solicitaría espacio a dependencias cercanas.

Todos los beneficiarios son hombres y la mayoría está en situación de calle. Algunos quedaron sin trabajo, están momentáneamente en la ciudad o fueron desalojados de su casa por una denuncia de violencia familiar o de género, y no llegan a pagar el alquiler de una habitación. Para las mujeres, niños y niñas no está previsto un espacio.

Cada día, alrededor de las 20, los varones se acercan de manera voluntaria a las dependencias policiales. Allí un médico legal los revisa y, si están en buenas condiciones de salud, pasan al baño para higienizarse. Si no están bien son derivados a un centro sanitario. Adentro pueden calentarse con una taza de té, café, café con leche o mate cocido y comer pan o galletas que lleva la Cooperadora Asistencial de la Municipalidad. Con su propio dinero a veces compran algo para cocinar o cuentan con la generosidad de algún vecino, que les lleva algo para cenar, ya que la comida no está estipulada en el servicio.

Los hombres duermen en un dormitorio que tiene dispuesta cada cama con un colchón y una frazada. Sábanas no hay. En las comisarías son atendidos por dos agentes que son enfermeros profesionales y otro que colabora.

Por la mañana, entre las 7 y las 8, toman una taza caliente y comen algo. Se higienizan, limpian la cocina y el cuarto y se retiran a los lugares donde habitualmente están o trabajan.

El Tribuno fue a visitar los dos centros de recepción de las personas sin techo. La mayoría de los beneficiarios se mostró satisfecho con la atención que reciben allí, aunque algunos denunciaron maltratos por parte de algunos encargados, que encienden la luz del dormitorio a las 6, les gritan y los obligan a despertarse más temprano de lo usual.

Los próximos días se conocerán los resultados del censo que hizo Revelares el 4 y el 5 de mayo para determinar la cantidad de gente en situación de calle. Si bien se relevaron 100 personas, las organizaciones que llevan adelante el trabajo estiman que hay cerca de 200 en esta situación en la ciudad de Salta.

Comunidad solidaria

Ante la falta de recursos estatales, por suerte hay mucha gente solidaria. Una escuela de barrio Grand Bourg donó a la comisaría de Castañares un ropero comunitario que se alimenta con lo que llevan los vecinos. Allí la comunidad lleva pañales de adultos, ropa interior, camisas, suéteres y camperas, que en este momento escasean. Algunos comercios han donado otros años sábanas y toallas para que cada usuario tuviera la propia.

En esta época, en que el tiempo es un recurso escaso, un vecino de Castañares se ofreció a hacer un locro para los hombres que durmieran allí el 25 de mayo.

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