La disertación de Jorge Klainman, el superviviente del Holocausto, tuvo todos los ingredientes de una historia de horror que solo pudo ser contada de manera descarnada por alguien que fue testigo presencial de cómo funcionaba la maquinaria de matar que Hitler preparó para eliminar al pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial. Fueron dos horas y media de un relato crudo que mantuvo impávidos a los profesores y estudiantes que colmaron el salón auditorio de la Facultad de Ciencias Económica, el miércoles a la tarde. El acto fue presidido por el rector de la Universidad Nacional de Salta, Antonio Fernández, quien destacó que la presencia del ilustre visitante se concretó en el marco del 45§ aniversario de la fundación de la UNSa.
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La disertación de Jorge Klainman, el superviviente del Holocausto, tuvo todos los ingredientes de una historia de horror que solo pudo ser contada de manera descarnada por alguien que fue testigo presencial de cómo funcionaba la maquinaria de matar que Hitler preparó para eliminar al pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial. Fueron dos horas y media de un relato crudo que mantuvo impávidos a los profesores y estudiantes que colmaron el salón auditorio de la Facultad de Ciencias Económica, el miércoles a la tarde. El acto fue presidido por el rector de la Universidad Nacional de Salta, Antonio Fernández, quien destacó que la presencia del ilustre visitante se concretó en el marco del 45§ aniversario de la fundación de la UNSa.
"Las crueldades masivas necesitan de muchos cómplices y de una multitud de indiferentes", expresa José Narosky, autor del prólogo del libro "Séptimo milagro" que Klainman escribió luego de 50 años de silencio. Dentro de los indiferentes, Klainman sitúa al presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, y al primer ministro británico, Winston Churchill. "Esos señores se hicieron los desentendidos en los peores momentos y recién aparecieron cuando el daño ya estaba hecho", sentenció
Klainman, de 89 años, hizo un pormenorizado relato de su vida en el pueblo polaco de Kielce donde nació en 1928. Cuando tenía 13 años las tropas nazis invadieron su aldea y cayó prisionero junto a sus padres y tres hermanos, a quienes nunca más volvió a ver. Pasó por cinco campos de exterminio, sobrevivió a un pelotón de fusilamiento, a los trabajos forzados, a las peores enfermedades y al hambre.
Cuando terminó la guerra y lo rescataron del último campo de concentración tenía 17 años y pesaba 26 kilos. "Seis milagros ocurrieron para salvar mi vida y el séptimo fue poder contar todo lo que sufrí, luego de medio siglo de silencio. Por eso el libro que escribí lleva el título de "El séptimo milagro", dijo. Contó que el primer milagro ocurrió al momento de caer prisionero y lo llevados a la plaza donde seleccionaron a los que irían a las cámaras de gas en el campo de exterminio de Auschwitz y a los trabajos forzosos. "Las mujeres, mayores y niños hasta 18 años iban a los campos de la muerte y yo debía estar dentro de ese grupo, pero por un guiño que nos hizo mi padre, con mi hermano que era dos años mayor que yo, nos cambiamos de fila y nos salvamos", comentó. Klainman explicó que a los 10 días lo separaron de su hermano Moniek y está convencido que los deseos por reencontrarse con él lo dotaron de una fortaleza increíble para soportar las terribles crueldades que sufrió en los 4 años de prisionero. También atribuyó a un milagro cuando lo pusieron en un pelotón de fusilamiento y solo una bala impactó en su cuerpo. "Yo me desmayé y como pensaban que estaba muerto me arrojaron a un pozo con todos los cadáveres y alguien me rescató, me llevó a una enfermería y un médico judío me salvó y me cuidó", dijo.
“No ha sido fácil romper el silencio de todo lo que viví”
Luego de sobrevivir al infierno de la guerra, Jorge Klainman se trasladó a Buenos Aires donde formó una familia. Mantuvo el secreto de lo que había vivido durante 50 años hasta que decidió escribir “El séptimo milagro” y su historia alcanzó trascendencia en todo el mundo. “Para quienes hemos sobrevivido al terrible infierno de la guerra, bajo las garras de un demente como Hitler, no ha sido fácil romper el silencio. Tuvo que pasar medio siglo para que yo pudiera contar algo que ni mi propia familia lo sabía y esto también ha sido un milagro. Por eso en mis conferencias siempre digo que el 95 por ciento de los que sobrevivieron al genocidio no hablaron, se llevaron el secreto a la tumba, y esto explica por qué demoré tanto tiempo en dar a conocer mi historia”, expresó.
En el final de la disertación Klainman señaló que “mis conferencias y la edición del libro tienen como único fin promocionar y difundir lo que fue el Holocausto y para que esta historia nunca más se vuelva a repetir, sobre todo en estos tiempos cuando se habla de una tercera guerra mundial”. En tal sentido, exhortó a los estudiantes a ser los principales difusores de su experiencia y de su mensaje de paz.