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Una inmigrante afgana detenida en EEUU intentó suicidarse para liberar a sus hijos de la cárcel

Samira Hakimi, una mujer afgana de 31 años, intentó suicidarse recientemente en un centro de detención de Texas, tras casi 6 meses de arresto, para así liberar a sus dos hijos, de 3 y 9 años.
Viernes, 26 de mayo de 2017 17:45

Una mujer afgana de 31 años intentó suicidarse recientemente en un centro de detención de Karnes (Texas, EEUU.), tras casi 6 meses de arresto, para así liberar a sus dos hijos, de 3 y 9 años, informó hoy la organización que la representa legalmente.
El Centro de Refugiados e Inmigrantes para la Educación y Servicios Jurídicos (Raíces, siglas en inglés) denunció hoy que Samira Hakimi ha pasado los últimos 6 meses detenida con sus 2 hijos.
Lo anterior, pese a la existencia de un fallo federal, conocido como el Acuerdo de Flores, que exige que los niños que sean detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sean liberados en un máximo de veinte días.
"Pensé que la mejor manera de terminar con el arresto era colgándome con una bufanda y así lo hice para que mis hijos fuesen liberados", explicó Hakimi en declaraciones transmitidas el grupo de defensa legal.
El hecho ocurrió el pasado 12 de mayo y la mujer fue ingresada durante tres días hasta recuperarse, para luego volver al centro de detención junto a sus dos hijos.
El director de Servicios de Detención Familiar de Raíces, Manoj Govindaiah, apuntó que esta familia afgana está a la espera de dos decisiones federales: una sobre su liberación y otra sobre su petición de asilo.
El abogado detalló que la mujer quiere ser liberada junto a sus dos hijos para esperar la decisión sobre su petición de asilo con parte de su familia, que reside actualmente en California.
Además, criticó que el ICE retenga a dos niños de 3 y 9 años de edad durante seis meses a pesar de que el acuerdo extrajudicial Flores de 1997, por el que los pequeños deben de vivir en las condiciones "menos restrictivas" posibles.
Govindaiah apuntó que ahora el objetivo es movilizar al mayor número de personas para que llamen a la oficina de ICE en San Antonio, responsable del centro de Karnes, para pedir la liberación de la familia Hakimi.
"Hola, estoy llamando para exigir la liberación de Samira Hakimi y Nazifa Nabizada -su cuñada- con sus hijos. Sé que Samira intentó suicidarse y ahora está de vuelta en Karnes. Me preocupa la seguridad y el bienestar de las madres y sus hijos. Esta familia ha sido detenida demasiado tiempo y merece ser libre", reza el texto que envía Raíces a sus afiliados.
En Afganistán, la familia Hakimi había establecido una escuela de educación secundaria y una universidad privada, donde enseñaban en inglés y ofrecían más de la mitad de sus becas a mujeres. Desde 2013, los talibanes amenazaron repetidamente a la familia por su trabajo y, para evitar el peligro en los desplazamientos, la familia se trasladó al campus universitario y contrató a guardias de seguridad.
El año pasado, huyeron de Afganistán con el cuñado de Hakimi y su esposa embarazada, que estaban enfrentando amenazas similares, según información de la organización que les representa.
En diciembre de 2016, las dos familias cruzaron los Estados Unidos desde México a través de un puerto legal de entrada, donde todos solicitaron asilo.
Los hombres fueron separados y recluidos en diferentes centros de detención de inmigrantes y Samira y sus hijos, así como su cuñada y su recién nacido, fueron enviados al centro de detención de familias del sur de Texas, en la ciudad de Dilley, para posteriormente ser trasladados al centro de Karnes. 

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Una mujer afgana de 31 años intentó suicidarse recientemente en un centro de detención de Karnes (Texas, EEUU.), tras casi 6 meses de arresto, para así liberar a sus dos hijos, de 3 y 9 años, informó hoy la organización que la representa legalmente.
El Centro de Refugiados e Inmigrantes para la Educación y Servicios Jurídicos (Raíces, siglas en inglés) denunció hoy que Samira Hakimi ha pasado los últimos 6 meses detenida con sus 2 hijos.
Lo anterior, pese a la existencia de un fallo federal, conocido como el Acuerdo de Flores, que exige que los niños que sean detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sean liberados en un máximo de veinte días.
"Pensé que la mejor manera de terminar con el arresto era colgándome con una bufanda y así lo hice para que mis hijos fuesen liberados", explicó Hakimi en declaraciones transmitidas el grupo de defensa legal.
El hecho ocurrió el pasado 12 de mayo y la mujer fue ingresada durante tres días hasta recuperarse, para luego volver al centro de detención junto a sus dos hijos.
El director de Servicios de Detención Familiar de Raíces, Manoj Govindaiah, apuntó que esta familia afgana está a la espera de dos decisiones federales: una sobre su liberación y otra sobre su petición de asilo.
El abogado detalló que la mujer quiere ser liberada junto a sus dos hijos para esperar la decisión sobre su petición de asilo con parte de su familia, que reside actualmente en California.
Además, criticó que el ICE retenga a dos niños de 3 y 9 años de edad durante seis meses a pesar de que el acuerdo extrajudicial Flores de 1997, por el que los pequeños deben de vivir en las condiciones "menos restrictivas" posibles.
Govindaiah apuntó que ahora el objetivo es movilizar al mayor número de personas para que llamen a la oficina de ICE en San Antonio, responsable del centro de Karnes, para pedir la liberación de la familia Hakimi.
"Hola, estoy llamando para exigir la liberación de Samira Hakimi y Nazifa Nabizada -su cuñada- con sus hijos. Sé que Samira intentó suicidarse y ahora está de vuelta en Karnes. Me preocupa la seguridad y el bienestar de las madres y sus hijos. Esta familia ha sido detenida demasiado tiempo y merece ser libre", reza el texto que envía Raíces a sus afiliados.
En Afganistán, la familia Hakimi había establecido una escuela de educación secundaria y una universidad privada, donde enseñaban en inglés y ofrecían más de la mitad de sus becas a mujeres. Desde 2013, los talibanes amenazaron repetidamente a la familia por su trabajo y, para evitar el peligro en los desplazamientos, la familia se trasladó al campus universitario y contrató a guardias de seguridad.
El año pasado, huyeron de Afganistán con el cuñado de Hakimi y su esposa embarazada, que estaban enfrentando amenazas similares, según información de la organización que les representa.
En diciembre de 2016, las dos familias cruzaron los Estados Unidos desde México a través de un puerto legal de entrada, donde todos solicitaron asilo.
Los hombres fueron separados y recluidos en diferentes centros de detención de inmigrantes y Samira y sus hijos, así como su cuñada y su recién nacido, fueron enviados al centro de detención de familias del sur de Texas, en la ciudad de Dilley, para posteriormente ser trasladados al centro de Karnes. 

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