La Justicia provincial procesó a Delfín Amadeo Castedo por instigación de homicidio calificado por alevosía y por el concurso de dos o más personas, trabando embargo sobre sus bienes en la suma de cincuenta mil pesos.
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La Justicia provincial procesó a Delfín Amadeo Castedo por instigación de homicidio calificado por alevosía y por el concurso de dos o más personas, trabando embargo sobre sus bienes en la suma de cincuenta mil pesos.
Castedo, según el juez Nelso Aramayo, tuvo activa participación en el sonado caso Liliana Ledesma.
El crimen de esta mujer tuvo en su momento amplia repercusión pública y un juicio oral con varios condenados.
El procesamiento fue firmado por el juez de Garantías del Distrito Judicial del Norte, Nelso Aramayo.
El juez dispuso además que el paladín del narcotráfico siga privado de su libertad en la penitenciaría federal de General Gemes.
El caso Ledesma
El 21 de septiembre de 2006 Liliana Ledesma fue asesinada en el puente de Salvador Mazza de siete puñaladas. Su cuerpo presentaba cortes en sus labios, la señal del silencio.
Quedó claro: denunciar los movimientos mafiosos que se realizaban en la zona y las vinculaciones con la política le costaron la vida pero mostró una realidad que el tiempo se encargó de darle razón.
Condenas
Por el homicidio de Liliana Ledesma ocurrido en Salvador Mazza en 2006, la ex Cámara en lo Criminal de Orán condenó en 2010 a prisión perpetua a María Gabriela Aparicio, Aníbal Tárraga, Lino Abdemar Moreno y Casimiro Torres, mientras que le impuso diez años de prisión a Patricia Guerra y cuatro años de prisión a Juan Moreno. Sobre Castedo pesaba un pedido de captura internacional, razón por la que luego de cumplir con una condena en Bolivia fue puesto a disposición de la Justicia argentina. Juan Moreno, chofer de la ambulancia del hospital de Salvador Mazza, fue quien incriminó a Delfín Castedo -supuesto autor intelectual del crimen- al avisarle que la señora Ledesma ya no estaba entre los vivos.
Traba litis sobre dos fincas
La Sala I de la Cámara Federal de Salta decidió la traba de litis sobre dos campos que pertenecían al clan Castedo: las fincas El Aybal y el Pajeal.
Se trata de tierras limítrofes con el Estado Plurinacional de Bolivia, en las que -según las denuncias contra los Castedo- la organización “intentaba crear una zona exclusiva para el contrabando de todo tipo de mercaderías”, señalaron los camaristas. El Pajeal le pertenecía a Ernesto Aparicio, pero los hermanos Castedo habían usufructo de ella. El Aybal fue vendida el 12 de octubre de 2006 por Delfín Castedo a Eduardo Torino. A este último la Cámara Federal ordenó que sea indagado como supuesto miembros de la banda.