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Fracaso, deudas, arcas vacías, y una crisis que parece no tener fin en Juventud Antoniana

La CD comandada por José Muratore quedó debilitada por las últimas renuncias, además soporta una economía endeble y el rechazo a su pésima gestión.
Lunes, 29 de mayo de 2017 09:51

Juventud Antoniana está sumergido en una profunda crisis institucional, económica, y futbolística,. Este segundo mandato del cuestionado presidente José Muratore no detiene su caída en ese profundo precipicio en el cual ingresó y que parece no tener fin para el club de la Lerma y San Luis. 
El descreimiento hacia la figura de Pepe Muratore conllevó a que varios integrantes de la Comisión Directiva den un paso al costado por la “soberbia” con la cual se maneja. Y Juventud, como casi todos los clubes de la Argentina, es una institución netamente presidencialista. 

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Juventud Antoniana está sumergido en una profunda crisis institucional, económica, y futbolística,. Este segundo mandato del cuestionado presidente José Muratore no detiene su caída en ese profundo precipicio en el cual ingresó y que parece no tener fin para el club de la Lerma y San Luis. 
El descreimiento hacia la figura de Pepe Muratore conllevó a que varios integrantes de la Comisión Directiva den un paso al costado por la “soberbia” con la cual se maneja. Y Juventud, como casi todos los clubes de la Argentina, es una institución netamente presidencialista. 

Pepe Muratore se las ha ingeniado para ser el padre de todos los fracasos futbolísticos del santo. Eligió entrenadores que le salieron una fortuna en lo económico (el Beto Pascutti y Juan José López), y sin seguir una línea de coherencia en el gusto futbolística. Esto llevó a Juventud Antoniana a la nada misma. Apostó al Beto Pascutti, luego a Aniceto Roldán, más tarde a Juan José López, a Salvador Ragusa, y por último a Víctor Nazareno Godoy. Una incongruencia, contradicción y absurdo total. 
A esto le agregó una camada de refuerzos que en su mayoría, salvo el Ratón Ibáñez, estuvieron lejos de tener la capacidad para luchar por un ascenso. Los últimos manotazos de ahogado los dio en Río Negro apostando otra vez a una tanda de penales. Sabiendo que era la única forma en que podía seguir con vida y pasando de fase. Claro, esta vez, la “rueda de la fortuna” que había caído de su lado en Puerto Madryn, esta vez le dio la espalda en Cipolletti. 

El fracaso también es económico. Juventud Antoniana tiene una deuda galopante con el plantel, hace una semana atrás, cuando los jugadores amenazaron con no viajar a Puerto Madryn, se le abonó el 80 por ciento de enero. Hoy ya se consumieron febrero, marzo, abril, y dentro de poco mayo, y ya sin ingresos para poder hacer frente a esta deuda acumulada por meses. Muchos de los jugadores que hasta hoy defendieron a la “banda azul” seguramente comenzarán a mandar las inhibiciones si el club no hace frente al compromiso.

La credibilidad de Muratore es tan baja que el socio, hincha, y hasta el amante del folclore le dio la espalda al FestiSanto, donde el club, según se supo, salió “echo” sólo por el ingreso de los subsidios del Gobierno Provincial (100.000 pesos), del Concejo Deliberante (30.000 pesos) y de la Municipalidad de Salta (60.000 pesos). Si este dinero no ingresaba a las pobres arcas del club de la Lerma y San Luis, el déficit a cubrir era de 200 mil pesos.

“En Juventud Antoniana todo está quebrado, hay dirigentes que ya no van ni a las reuniones de Comisión directiva, que desaparecieron por completo. Está desmantelada por completo”, esta frase demuestra lo que hoy está sucediendo en el club de la Lerma y San Luis, con una grieta en la misma Comisión Directiva, y mucho más profunda en aquellos que ya le bajaron el pulgar por completo a José Muratore, el padre de todos los fracasos.

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