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"Jamás pensé que la Iglesia Católica fuera un ámbito de tanta perversión"

Karina González, madre de un exnovicio abusado en la congregación del padre Rosa, reclama la detención del cura Parma.
Martes, 30 de mayo de 2017 00:00

Karina Rodríguez es madre, abuela y artesana de profesión. Desde hace varios años vive en Cafayate con su esposo y la mayoría de sus 11 hijos. Se trata de la madre de Jair Gyurkovitz, el joven que en 2015 puso al descubierto la red de paidofilia que se ocultaba detrás de la congregación religiosa Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, creada por el detenido sacerdote Agustín Rosa Torino.

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Karina Rodríguez es madre, abuela y artesana de profesión. Desde hace varios años vive en Cafayate con su esposo y la mayoría de sus 11 hijos. Se trata de la madre de Jair Gyurkovitz, el joven que en 2015 puso al descubierto la red de paidofilia que se ocultaba detrás de la congregación religiosa Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, creada por el detenido sacerdote Agustín Rosa Torino.

Karina no solo está tan dolida con el infierno que vivió su hijo, sino terriblemente desencantada por su condición de creyente y practicante católica. "Con todo lo que pasó siento que me robaron la fe y a Jair le destruyeron la ilusión de ser sacerdote", expresó la mujer a El Tribuno, con una sensación de dolor y angustia. "Jamás pensé que la Iglesia Católica fuera un ámbito de tanta perversión", sentenció. Dijo que movida por la fe y el deseo de su hijo autorizaron que este ingresara como pupilo a la congregación cuando apenas tenía 14 años. "Desde pequeño Jair manifestó sus deseos de ser sacerdote y cuando conocimos la orden religiosa del padre Rosa nos pareció que era lugar propicio para que iniciara el noviciado", contó Karina.

Según la mujer, fue el hermano Pío el que hizo los contactos para llegar a Rosa. "Fuimos a la misa de sanación de los miércoles que daba en la parroquia de la Santa Cruz y quedamos encantados, además porque nos recibieron muy bien", recordó. Fue así que Jair quedó como interno en esa parroquia, en la capital salteña, donde tenía su sede la congregación. "Todos estábamos contentos y el ambiente era tan acogedor que logramos que otro de nuestros hijos, Nazareno, también ingresara", señaló. Al poco tiempo los hermanos fueron llevado a Puerto Santa Cruz, en la provincia homónima, donde funcionaba una filial de Discípulos de Dios.

En esa ciudad del sur comenzó el infierno para Jair, quien quedó bajo el poder del cura Nicolás Parma. El joven denunció que durante 4 años fue víctima de abusos sexuales por parte de ese religioso. "Con mi esposo estábamos confiados de que las cosas estaban bien porque los chicos tenían padrinos que los sacaban a pasear los fines de semana y por falta de recursos no podíamos ir a verlos", dijo Karina. Y agregó: "El que estaba sufriendo los abusos era Jair, pero en las charlas telefónica él no me decía nada y tampoco yo notaba nada extraño". La mujer señaló que luego de que su hijo denunció los abusos recién pudo comprender el porqué de su silencio. "El no hablaba porque se sentía culpable y eso lo entendí luego de informame de los muchos casos de abusos que ocurren en la iglesia", indicó.

Karina González explicó que Jair sufrió otro duro golpe cuando retornó a Salta para hacer los votos del noviciado y Rosa lo llevó a su domicilio en Finca La Cruz. "Jair pensó que aquí iba a estar en paz, pero ocurrió todo lo contrario. Cuando le contó al padre Rosa el martirio que había vivido, en lugar de tomar cartas en el asunto, le pidió que rezara y perdonara al abusador", comentó. La desencantada mamá sostuvo que la situación se agravó cuando Rosa lo hacía desvestir para examinarlo de una varicocele testicular que lo afectaba. "Creo que fue esto lo que terminó convenciendo a Jair de que en la congregación imperaba un ámbito de perversión y por eso decidió abandonar el noviciado", afirmó.

Por ahora, el único detenido es Rosa, pero lo que Karina está propiciando es la captura de Parma, quien está oculto en España. "Fui a ver este tema en la Ciudad Judicial, pero me dijeron que la fiscalía se declaró incompetente porque los abusos ocurrieron en la provincia de Santa Cruz. Lo que veo es que las cosas están demoradas porque recién hace pocos días enviaron el expediente. Lo que yo pido es que extraditen a ese perverso para que responda por lo que hizo", concluyó.

Los sobrevivientes

A partir del caso Grassi, el cura condenado por aberrantes abusos sexuales en Buenos Aires, más de 60 religiosos del país fueron llevados a la Justicia acusados de pedofilia. Las víctimas crearon en facebook la página “Sobrevivientes de abusos eclesiásticos” para alentar a que estos hechos se denuncien.
Merced a esta tarea se pudo poner al descubierto el accionar de los curas del Instituto Provolo, de Mendoza, que violaban a niños sordos con la complicidad de una monja japonesa. Uno de los principales imputados es Nicolás Corradi, un sacerdote al que la iglesia lo trasladó desde Verona (Italia), donde habría abusado de muchos niños sordos.
Karina González contó que su hijo Jair se conectó con jóvenes de este grupo que fueron víctimas de abusos sexuales eclesiásticos y que lo alentaron a que denunciara lo que le había sucedido. “Fue muy importante el apoyo que le dieron, y su caso como el de otros muchos están ayudando a desenmascarar a los perversos que se ocultan detrás de una sotana”, expresó la mujer. Dijo que “luego del infierno que vivió, de los intentos de suicidio que pasó, hoy está contenido”.

 

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