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Fran, el salteño campeón con Boca en Japón

Francisco Magno juega hace siete años en el club xeneize y viene de ganar un torneo en Tokio. Conocé su historia.
Lunes, 08 de mayo de 2017 23:09

La familia Magno un día tuvo que marcharse de Salta. Francisco, el segundo de los hijos de Sebastián y Silvia, era muy pequeño pero ya tenía el gran sueño que perseguir: jugar en Boca, nada menos. 
Ese chiquilín que hoy tiene 13 años, desde muy chico jugaba a la pelota en la zona sur de la ciudad. Ya acumula media parte de su vida vistiendo la azul y oro. Se destaca en la novena división del club xeneize y está escribiendo una historia de esas que aparecen en los libros y se cuentan a la hora de dormir.
Anoche, el aeropuerto internacional de Ezeiza se vio revolucionado por un alborotado grupo de niños que venían desde Tokyo y que no paraban de gritar “dale campeón”. Fran estaba allí, en el medio de un festejo alocado que tuvo un lindo recibimiento por parte del club xeneize. Francisco era uno de ellos. Este salteñito fue una de las piezas clave de esta consagración juvenil en Japón, justo allá, un lugar sagrado para los hinchas de Boca.

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La familia Magno un día tuvo que marcharse de Salta. Francisco, el segundo de los hijos de Sebastián y Silvia, era muy pequeño pero ya tenía el gran sueño que perseguir: jugar en Boca, nada menos. 
Ese chiquilín que hoy tiene 13 años, desde muy chico jugaba a la pelota en la zona sur de la ciudad. Ya acumula media parte de su vida vistiendo la azul y oro. Se destaca en la novena división del club xeneize y está escribiendo una historia de esas que aparecen en los libros y se cuentan a la hora de dormir.
Anoche, el aeropuerto internacional de Ezeiza se vio revolucionado por un alborotado grupo de niños que venían desde Tokyo y que no paraban de gritar “dale campeón”. Fran estaba allí, en el medio de un festejo alocado que tuvo un lindo recibimiento por parte del club xeneize. Francisco era uno de ellos. Este salteñito fue una de las piezas clave de esta consagración juvenil en Japón, justo allá, un lugar sagrado para los hinchas de Boca.


En marzo de 2010, Sebastián Magno, el jefe de la familia, tomó la decisión, probablemente, más difícil de su vida: trasladar a todo su clan íntimo 1.600 km al sur, hacia la gran urbe porteña. Es que su hijo ya había llamado la atención, y mucha, de uno de los clubes más grande del país como el xeneize.
Fran había conocido el juego de equipo con apenas cinco años en la escuelita de fútbol de Arsenal. No pasó mucho tiempo cuando desembarcó en las divisiones infantiles de Juventud Antoniana. Siendo parte de “Los Santitos”, participó en el tradicional torneo “Valesanito”, organizado por el Club Atlético Libertad de San Jerónimo. Allí, en Santa Fe, había clubes de todo el país. También estaba Boca, por supuesto. Y la gente especializada en captar valores para distintas instituciones.

El pibe Magno se destacó en la delegación salteña y sus buenas actuaciones no pasaron desapercibidas para los especialistas. Fue apuntado por Diego Mazzilli, miembro del departamento buscatalento del club xeneize, quien no tardó en buscar y hablar a sus padres. Desde aquellos tiempos ya acompañan al nene a todas partes. “Queremos hacerle un seguimiento”, le dijeron a Sebastián. 
Argentinos Juniors, que también había tomado parte del certamen infantil, también lo ficho a través de Luis Pereyra, el cazatalentos que hoy trabaja en River Plate.
“Era muy chico, tenía apenas seis años”, dijo el papá de Francisco a El Tribuno. Recuerda en ese momento que eran tiempos difíciles: no tenía trabajo y esto también inclinó la decisión de trasladar a su gente a Buenos Aires. El desarraigo era muy grande. Hermanos, padres, tíos, primos y abuelos quedaban en el camino, se despedían de ellos. 
“Levantamos todo y nos vinimos. Fue duro establecerse acá (en la Capital)”, contó Sebastián, quien tuvo que vender lo poco que tenían en Salta para acompañar a su hijo y forjar un mejor presente y futuro para los suyos. Y un adiós definitivo al barrio Santa Ana.
“Yo sabía que tenía condiciones”, agrega orgulloso el papá. El Puma Arroyo y Raúl Riveros pueden dar fe de aquello. Ambos fueron los profe del por entonces pequeño Francisco cuando jugaba en la escuelita de fútbol “Los Santitos” (y siguen ligados al fútbol menor en Lerma y San Luis).
Han pasado siete años desde que los Magno viven allá, en el barrio porteño de La Boca, cerca de La Bombonera. A propósito, cuenta don Magno que el popular barrio xeneize tiene mala fama, pero que es un barrio en el que se puede vivir tranquilamente. 
Fran estudia en el colegio del club. Su mamá, Silvia, tampoco dudó en acompañarlo en este gran sueño de niño. Ahora es un sueño familiar. Su hermana, Melina, lo malcría y Santiago, el menor de los hermanos, lo admira, claro.
Una vez que esta familia salteña se instaló en la Capital Federal, Francisco pasó a entrenar en Argentinos y, simultáneamente, en Boca. Iba una vez a la semana a cada club. ¿Cómo podía hacer esto? A esa edad, no hay tantas exigencias.
Hasta que el pibe decidió seguir solo en el club xeneize. Esto sucedió luego de que Mazzilli se enterara de que este pichón de crack y proyecto vivía a pocas cuadras del club. La relación entre Francisco y Boca se ensambló por completo. 
Fran juega de enganche o media punta. Le gusta la libertad posicional para desenvolverse en la cancha. Usa, habitualmente, la 10. Pero también alguna vez tuvo que moverse por izquierda o derecha. Tiene asistencia completa en el principal equipo de la novena de Boca que juega los torneos de inferiores de la AFA. Es que, como el club xeneize tiene superpoblación de futbolistas en todas sus líneas, hay otro equipo de novena que juega en simultáneo en un torneo de liga infantil metropolitano. “Boca trabaja realmente muy bien con los chicos, en todo sentido”, elogia Seba, cómo no hacerlo. 
El momento más importante de la corta carrera de Francisco lo vivió el fin de semana pasado en el país asiático. Con sus compañeritos de equipo participó de un torneo internacional y salieron campeones. El salteñito hizo dos goles en el partido inaugural frente a Ibaraki, equipo japonés. Ese doblete le dio grandes chances a Boca de meterse en los partidos finales. Y así fue. Fran se lesionó y reapareció en las semi y en el juego decisivo. 
Anoche estos pequeños campeones vestidos de azul y oro fueron recibidos como héroes por el club. Y Fran era uno de ellos. El 13 de septiembre cumplirá los 14. Sabe él -también sus padres- que permanecer en el club xeneize no será fácil. Pero esto ya es parte de una historia que, todavía, Fran no escribió.

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