Leal fue el primer presidente del grupo que reunió a los militares demócratas en 1984, el Cemida (Centro de Militares para la Democracia Argentina), y había tenido un fuerte cruce cara a cara con el dictador Jorge Videla antes del golpe del '76.
"Yo soy militar en serio pero nunca intervine en ninguna revolución", dijo hace dos años en uno de sus últimos reportajes. "Para mí, los gobiernos militares no sirvieron de nada. Porque estaba y estoy convencido de que ninguna revolución sirvió para nada en este país".
Y también relató entonces el episodio con Videla: "Yo era jefe de la Dirección Nacional del Antártico y me entero de que estaban fragoteando. Lo llamo por teléfono y le pido una audiencia. El fijó el día y la hora. Fui a su oficina, se levantó de inmediato, vino, me saludó muy respetuoso y me invitó a sentarme y tomar algo. Le dije: 'General, yo sé que ustedes están fragoteando'. Se quedó duro y ya no le gusté. No dijo nada. 'General Videla, no lo hagan, no lo hagan. Ninguna revolución sirvió de nada al país'. Y ya se me puso serio. '¿Mi general, usted cree que esto puede seguir así?', preguntó, y le contesté: 'No, pero eso no se soluciona con una revolución. No lo hagan'. Faltaba poco para el golpe".
En 1980, leal había estado 30 días con aresto en el regimiento neuquino "por oponerme a la guerra contra Chile, porque yo sabía que si íbamos a una guerra la Patagonia era chilena en este momento. No estábamos preparados".
La dictadura del '76 lo puso preso otras dos veces más. La primera vez en La Plata, 15 días, "porque al gobierno militar le daba cada vez que podía". Y la tercera en su casa de Vicente López, 70 días, por haber ido a recibir a los soldados que volvieron de Malvinas.
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Leal fue el primer presidente del grupo que reunió a los militares demócratas en 1984, el Cemida (Centro de Militares para la Democracia Argentina), y había tenido un fuerte cruce cara a cara con el dictador Jorge Videla antes del golpe del '76.
"Yo soy militar en serio pero nunca intervine en ninguna revolución", dijo hace dos años en uno de sus últimos reportajes. "Para mí, los gobiernos militares no sirvieron de nada. Porque estaba y estoy convencido de que ninguna revolución sirvió para nada en este país".
Y también relató entonces el episodio con Videla: "Yo era jefe de la Dirección Nacional del Antártico y me entero de que estaban fragoteando. Lo llamo por teléfono y le pido una audiencia. El fijó el día y la hora. Fui a su oficina, se levantó de inmediato, vino, me saludó muy respetuoso y me invitó a sentarme y tomar algo. Le dije: 'General, yo sé que ustedes están fragoteando'. Se quedó duro y ya no le gusté. No dijo nada. 'General Videla, no lo hagan, no lo hagan. Ninguna revolución sirvió de nada al país'. Y ya se me puso serio. '¿Mi general, usted cree que esto puede seguir así?', preguntó, y le contesté: 'No, pero eso no se soluciona con una revolución. No lo hagan'. Faltaba poco para el golpe".
En 1980, leal había estado 30 días con aresto en el regimiento neuquino "por oponerme a la guerra contra Chile, porque yo sabía que si íbamos a una guerra la Patagonia era chilena en este momento. No estábamos preparados".
La dictadura del '76 lo puso preso otras dos veces más. La primera vez en La Plata, 15 días, "porque al gobierno militar le daba cada vez que podía". Y la tercera en su casa de Vicente López, 70 días, por haber ido a recibir a los soldados que volvieron de Malvinas.