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El recuerdo de dos salteños, a 35 años del final de la guerra

El frío, el hambre y la falta de preparación marcaron los días de los excombatientes César Vaca y Gustavo Ibarra durante el conflicto bélico en las islas.
Miércoles, 14 de junio de 2017 00:00

Hoy se cumplen 35 años de la rendición argentina frente a las tropas inglesas en la Guerra de Malvinas. Dos salteños que estuvieron entre los protagonistas de esta fecha histórica recordaron los días en las islas que cambiaron el resto de sus vidas.

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Hoy se cumplen 35 años de la rendición argentina frente a las tropas inglesas en la Guerra de Malvinas. Dos salteños que estuvieron entre los protagonistas de esta fecha histórica recordaron los días en las islas que cambiaron el resto de sus vidas.

El fin del conflicto llegó el 14 de junio de 1982. Ese día, el general Mario Benjamín Menéndez, gobernador militar argentino de las islas, firmó la capitulación ante el general Jeremy Moore, quien estaba a cargo de las tropas británicas. Con el comunicado 164, difundido a las a las 23.05, el Estado Mayor informaba al pueblo el fin de la contienda. "La reunión prevista para las 16 horas del día de hoy, 14 de junio de 1982, entre el comandante de la Fuerza de Tareas británicas, general Moore, y el gobernador militar de las islas Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, fue diferida para las 19 horas. En ella se debían acordar las condiciones del cese del fuego", expresaba el comunicado.

César Vaca y Gustavo Ibarra fueron dos conscriptos que pertenecieron a la Fuerza Aérea. En el momento en que se inició el conflicto, estaban en la base aérea de Córdoba. En tres meses, los soldados recibieron un entrenamiento que fue insuficiente para la realidad que tuvieron que vivir en las islas.

"Uno sabe que te están por matar. Lamentablemente no estábamos preparados para eso, a diferencia de los otros (los soldados ingleses). Nosotros fuimos con instrucciones, así que dentro de todo algo sabíamos. Al resto lo tuvimos que aprender. Igual soy un agradecido porque terminé de hacerme un hombre ahí", expresó Gustavo Ibarra.

Cuando pasaron 35 años, los excombatientes aseguran que debieron aprender de golpe lo que era el frío, el miedo a la muerte y "cagarse de hambre". "Cuando te venían a matar lo único que hacías era rezar, rogar que no te caiga una bomba porque eras boleta", agregó Ibarra.

A las tres de la mañana del 1 de abril, cientos de soldados, entre los que se encontraban César Vaca y Gustavo Ibarra, partieron para Puerto Argentino. Esa noche habían volado desde Córdoba a Trelew en un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. "Ni nos dijeron para dónde íbamos", recordó Ibarra.

Ya en las islas, sobrevivir fue tremendo. Miles de soldados, poco preparados y con pocos recursos, enfrentaron a un enemigo al que los excombatientes catalogaron como "profesional".

"Nosotros cortábamos la papa del aire y la hacíamos hervir en el mismo casco oxidado, ahí comíamos eso", detalló César Vaca. A lo que Ibarra agregó: "Lamentablemente había que robar para sobrevivir porque no te daban nada. Cuando íbamos con el camión que llevaba las cosas, en el camino las tirábamos al costado para que queden clavadas en el barro y después volvíamos a pata para recogerlas. En los cambios de guardia parecía que estábamos comulgando, porque venían con un cuadradito de chocolate y nos lo daban".

 

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