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Zamba Quipildor: “Cargué el paisaje de Salta en mis espaldas y lo llevé por el mundo”

Entrevista con el reconocido cantante y guitarrista folclórico criado en Coronel Moldes. 
Sabado, 17 de junio de 2017 13:58

“Crecí entre bagualeros. Vengo de un hogar de campesinos. Fue en especial mi padre, un cantor de raza, quien me transmitió esa sabiduría sustancial que es privativa de la expresión auténtica de la canción folclórica. Durante más de 30 años cargué el paisaje de Salta sobre mis espaldas y lo llevé por el mundo”, palabras de un legendario Zamba Quipildor.
Su voz recorrió el mundo con la obra integral La Misa Criolla. Un hombre que vive aferrado a su raíz norteña y siempre menciona que el folclore es un género muy particular porque es ahí donde “el salteño manifiesta sus sentimientos, anhelos y opiniones”.
Gregorio Nacianceno Quipildor, conocido en el ambiente artístico como Zamba Quipildor, nació en La Esperanza (Jujuy), pero de bebé (dos meses) se trasladó con su familia a Coronel Moldes, donde vivió hasta que comenzó su carrera artística.
Hace más de 40 años está radicado en Buenos Aires y por su mente ronda el retiro del canto.
Su buena predisposición siempre está a flor de piel y no dudó ni un instante para aceptar una charla con diario El Tribuno.

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“Crecí entre bagualeros. Vengo de un hogar de campesinos. Fue en especial mi padre, un cantor de raza, quien me transmitió esa sabiduría sustancial que es privativa de la expresión auténtica de la canción folclórica. Durante más de 30 años cargué el paisaje de Salta sobre mis espaldas y lo llevé por el mundo”, palabras de un legendario Zamba Quipildor.
Su voz recorrió el mundo con la obra integral La Misa Criolla. Un hombre que vive aferrado a su raíz norteña y siempre menciona que el folclore es un género muy particular porque es ahí donde “el salteño manifiesta sus sentimientos, anhelos y opiniones”.
Gregorio Nacianceno Quipildor, conocido en el ambiente artístico como Zamba Quipildor, nació en La Esperanza (Jujuy), pero de bebé (dos meses) se trasladó con su familia a Coronel Moldes, donde vivió hasta que comenzó su carrera artística.
Hace más de 40 años está radicado en Buenos Aires y por su mente ronda el retiro del canto.
Su buena predisposición siempre está a flor de piel y no dudó ni un instante para aceptar una charla con diario El Tribuno.

Qué lejos quedó ese niño de pueblo...

Era un adolescente cuando me despedí de las piedras de la única calle de Coronel Moldes para asomarme a la que a mi me parecía la ciudad más grande del mundo: Salta. Allí vivían los poetas, se frecuentaba Balderrama, la peña de mi amiga María, el club social, los bares, fogones y guitarreadas. Todo el centro era una gran zamba; los años han dejado transcurrir los sueños hasta hacerlos realidad, y esos poetas y cantores no tardaron en escucharme, en hacerme un lugar. Siempre admiré a esa gente que tuvo la virtud de renovar y enriquecer el canto americano.

¿Se aproxima un desafío importante en tu vida?

Si, estoy planeando mi despedida del folclore, creo que llegó el momento de alejarme de los escenarios, no es para nada fácil esta decisión pero ya está asumida y acordada con mis seres queridos. Este género musical me recibió por la puerta grande y también por la misma puerta pretendo retirarme. Además tuve algunos problemitas de salud (infección en el pulmón), a causa del exceso de trabajo y de responsabilidades. Los especialistas me aconsejaron reposo. Esto también me ayudó a tomar la decisión.

¿Habrá una actuación en Salta?

En mi tierra empezaré la gira de despedida. El monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta, me habló para que mi concierto se realice en la Catedral Basílica, por calle España. Le dije si, que representa un orgullo inmenso ofrecer La Misa Criolla para mi gente. Se llevará a cabo en el mes de septiembre. Este espectáculo luego se extenderá hacia todo el país.

¿Cuál es el balance?

Todavía mantengo un dolor en mi alma, porque entregué todo por mi provincia, y salvo en el mandato de Juan Carlos Romero, ningún otro gobernador se acordó de mi. Uno siempre espera el reconocimiento. El paisaje y la poesía de mi tierra siempre estuvieron en mis valijas cuando superé las fronteras. El balance fue netamente positivo, estuve medio siglo emparentado con los aplausos y el respeto del público mundial.

¿Se viene el libro?

Mi compadre el poeta Eduardo Ceballos está escribiendo el libro de mi vida. Es la persona adecuada, además de un pluma privilegiada.

¿Cómo ves el folclore?

Lo importante que el folclore siempre está vigente, y además con los salteños como abanderados. No importa que yo no comparta algunas realidades del género actual, lo destacable es que siga movilizando grandes masas; yo mantengo la temática de los viejos...aunque todo es cuestión de criterios. Lo que si tengo muy en claro que nuestros poetas, músicos y cantores lo dijeron todo, no dejaron ningún espacio vacío en el folclore.

¿Estás pensando en el museo?

Si, será otro sueño cumplido de mi vida. Lo instalaremos en mi suelo de Coronel Moldes, y será un recorrido de toda mi carrera artística. Todavía no podemos encontrar el espacio físico. Es otro de mis proyectos inmediatos.

¿Siempre tuviste contención?

La familia fue fundamental en mi vida, mis padres Benjamina del Milagro y Hermógenes, quienes me enseñaron a predicar con la buena fe. Hoy, disfruto de siete hijos, 26 nietos y 5 bisnietos. Que más puedo pedirle a la vida...amo Salta...amo a mi gente.
 

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