Abrió el bolso y se preparó para la aventura más importante de su vida. Entre jeans, remeras y la indumentaria de rugby, Francisco Campos cargó todas sus ilusiones y lo cerró.
El viaje al primer mundo estaba en marcha. El destino lo llevaba a Gales, un lugar donde su deporte preferido -el rugby- es el más popular y podía vivir de la ovalada. Era un sueño hecho realidad, especialmente si repasaba los últimos meses en su club, Universitario RC, y recordaba que ni siquiera jugó en la primera durante gran parte de la temporada. Pero sus aspiraciones, como su estatura -1,94 m-, eran enormes y lo mejor llegaría meses después de desembarcar en el noroeste de ese país, en el Reino Unido.
Pancho dejó su Castañares natal (el Qatar salteño, según lo llama con gracia) en febrero, para llevar una tranquila vida en Pwllheli, una pequeña población que no supera los 4.000 habitantes. Esa mínima porción significaría en su barrio, solo la cantidad de pobladores en el grupo de 480, contiguo al desaparecido velódromo.
En la principal localidad comercial de la península de Lleyn en Gwynedd, el jugador escribió su propia historia: se consagró campeón con el Pwllheli RFC en la Liga del Norte y la Copa del Norte. Y al regresar, no perdió tiempo y fue a ver la victoria de su Uni querido sobre Santiago Lawn Tennis, en la primera fecha del Súper 10. De todo eso habló con El Tribuno.
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Abrió el bolso y se preparó para la aventura más importante de su vida. Entre jeans, remeras y la indumentaria de rugby, Francisco Campos cargó todas sus ilusiones y lo cerró.
El viaje al primer mundo estaba en marcha. El destino lo llevaba a Gales, un lugar donde su deporte preferido -el rugby- es el más popular y podía vivir de la ovalada. Era un sueño hecho realidad, especialmente si repasaba los últimos meses en su club, Universitario RC, y recordaba que ni siquiera jugó en la primera durante gran parte de la temporada. Pero sus aspiraciones, como su estatura -1,94 m-, eran enormes y lo mejor llegaría meses después de desembarcar en el noroeste de ese país, en el Reino Unido.
Pancho dejó su Castañares natal (el Qatar salteño, según lo llama con gracia) en febrero, para llevar una tranquila vida en Pwllheli, una pequeña población que no supera los 4.000 habitantes. Esa mínima porción significaría en su barrio, solo la cantidad de pobladores en el grupo de 480, contiguo al desaparecido velódromo.
En la principal localidad comercial de la península de Lleyn en Gwynedd, el jugador escribió su propia historia: se consagró campeón con el Pwllheli RFC en la Liga del Norte y la Copa del Norte. Y al regresar, no perdió tiempo y fue a ver la victoria de su Uni querido sobre Santiago Lawn Tennis, en la primera fecha del Súper 10. De todo eso habló con El Tribuno.
¿Cuál es el balance de la mitad de temporada que viviste en Gales?
La verdad que estoy muy contento, fue una experiencia enriquecedora en todo sentido, en lo personal y en lo deportivo, así que fue un balance muy positivo y ahora tengo que esperar para ver qué pasa en el futuro.
¿Qué te dejaron los torneos en los que participaste y saliste campeón?
Fueron cuatro meses increíbles en los que ganamos la Liga del Norte y la Copa del Norte. También disputamos la Copa de Gales, donde nos quedamos en cuartos de final. Era uno de los torneos más importantes por jugar, así que estoy muy contento por todo lo que se dio. Especialmente porque en el club y en el pueblo la gente se quedó muy conforme porque se lograron los objetivos.
¿Cómo se vive el rugby en Gales?
Al ser pueblos tan chicos, el rugby es lo más importante que hay. Se respira rugby todo el tiempo y, de alguna manera, sos una persona conocida porque la gente está metida dentro de la vida del club y alrededor de los jugadores.
¿Cuál fue el trato de los fanáticos con vos?
Muy bueno. La gente te ofrece cerveza en la calle y si no aceptás se ofende. Yo al principio les decía que no podía y que no me dejaban tomar. Pero insisten en invitarte. Allá la gente sale a la mañana y en lugar de juntarse a tomar un café, toma una cerveza. Entonces yo compraba una cerveza y cuando querían ofrecerme, les decía que ya tenía y les agradecía. Son muy atentos, pese a que en un principio los notás bastante fríos.
¿Cuánto creciste desde que te fuiste de Salta?
Un montón desde todo punto de vista. En lo deportivo aprendí muchas cosas, maduré como jugador y en lo personal también porque viví solo, me manejé solo en un idioma que no es el tuyo.
¿Te hacías entender o te resultó difícil?
Al principio me costó porque ni siquiera hablan inglés. Viví con un neozelandés, nos comunicábamos a través del traductor de Google, pero llega un punto en que tenés que liberarte y no sentir vergüenza. Me hice entender y aprendí lo básico.
¿Cómo era un día en tu vida?
Desayunar a lo americano, después ir al entrenamiento, descansar, entrenar en el gimnasio y dormir.
Tuviste una gran actuación en el Argentino de mayores con Los Mayuatos, cuando ni siquiera jugabas tan seguido en la primera de Universitario, ¿en el DT Mariano Huber encontraste la confianza que necesitabas?
Sí. La verdad que el Enano tuvo la confianza en mí y por suerte tuvimos una gran temporada con Los Mayuatos. Me vieron a través de los videos del seleccionado y ahí me llevaron a Gales, así que Mariano es gran responsable de lo que me pasó en Pwllheli.
Llegaste a Salta y fuiste a ver a tus compañeros, ¿te sorprendió que hayan terminado primeros en la fase inicial?
Es increíble lo que está creciendo el club. Estoy muy contento por cómo nos está yendo y estoy seguro de que vamos a tener muchas alegrías. En cuanto a la gran temporada que están teniendo mis compañeros, no me sorprendió cómo terminamos la primera etapa y tampoco lo que hizo el Jockey, porque desde años anteriores el rugby de Salta viene levantando mucho. En especial noto el trabajo en mi club y lo que está pasando es fruto del esfuerzo de hace varias temporadas.
Tu futuro, ¿dónde está?
En Europa están de vacaciones y tendré que esperar. Si no, me encanta volver a jugar con mis amigos acá, en la U.