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Luz Gabás: “No le tengo miedo a la palabra Best seller”

La española, autora de una de las trilogías más vendidas del momento, visitó Buenos Aires y dialogó en exclusiva con el Tribuno. 
Lunes, 26 de junio de 2017 21:14

Por Marina Cavalletti

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Por Marina Cavalletti

La escritora Española visitó Buenos Aires para promocionar su  novela más reciente: Como fuego en el hielo, que clausura una  trilogía que  comenzó con Palmeras en la nieve (2012) y  siguió con Regreso a tu piel (2014). La autora encarna un fenómeno de  ventas en su país natal. Además, el  estreno de la versión cinematográfica de su primera novela abrió caminos y las obras de   Luz Gabás se tradujeron  al italiano, catalán, holandés, polaco y portugués. Con más de medio millón de ejemplares vendidos, la escritora, quien fuera alcaldesa del pueblo en el que reside, dialogó en exclusiva con El Tribuno

¿Cuál fue tu estrategia para idear esta trilogía?

Se fue formando. Era más un pálpito que una estrategia. Había tres temas sobre los que quería hablar. Uno era la generación anterior a mí, eso fue Palmeras en la nieve,  mis antepasados lo que hicieron ellos para que yo esté aquí. 

En la primera,  el contexto era África, la colonización española en Guinea ecuatorial. Mi padre había viajado allí,  había trabajado en las plantaciones de cacao -mi abuelo,  mi abuela y mi padre- Entonces conocía la historia de primera mano.  Esa fue la primera novela. 

En la siguiente,  el tema era la brujería,  pero en realidad yo hablaba sobre la muerte directamente.  El miedo, la muerte y cómo nos enfrentamos a ellos. 

La tercera novela es sobre la vida,  las decisiones, el fuego y el hielo. Tenía palabras por dentro, esas imágenes, esas pinceladas. Pero no era una estrategia en la que me planteé  escribir primero Palmeras en la nieve, luego Regreso a tu piel y Como fuego en el hielo, sino que tenía las palabras y luego fue eligiendo el contexto, el siglo y la época sobre la que quería aprender. 

 

Hay relativamente poco tiempo entre una novela y las otras y trabajas con mucho material documental, fuentes históricas ¿cómo te movés en ese proceso?

Creo que me ha resultado muy útil haber sido profesora en la universidad. Eso me ha hecho estar acostumbrada a manejar documentación y a seleccionar el de importancia rápidamente. Tengo mucha agilidad para asimilar la información, distinguir lo que me sirve de lo que no. 

El planteamiento inicial que he hecho con las tres novelas es ir de la información general a la particular. Por ejemplo: Mundo,  España,  mi territorio específico. Y ver la relación que hay entre lo micro y lo macro.  Todo lo que sucede en un sitio pequeño es un reflejo de lo que sucede a nivel general. Y al revés. Esa relación me ha fascinado siempre y me ha servido para entender mi entorno cercano y a la vez,  el general. 

Yo tenía información de lo local y fui abriendo, como el  zoom de la cámara, para entender. Y es lo que hice en estos casos.

¿Te asesoraste con algún historiador? 

Me gusta trabajar aisladamente, y solo cuando necesito algo muy puntual  le pregunto a un especialista. En el caso de Palmeras en la nieve, una vez terminado el primer borrador, consulté a un profesor africano experto en el tema, para que me diese su bendición. Y la obtuve. 

En el segundo caso,  conté con la ayuda de un experto en brujería, desde un punto de vista socio político. Leyó la novela y me dio su bendición. 

En el caso de Como fuego en el hielo, como era un tema más cercano a mí, no consulté. Sí lo comenté con alguien experto en el tema,  por dudas puntuales, que siempre es bueno y sano porque te hace ver cosas que se te pueden pasar. Pero en general trabajo en forma bastante aislada. 

En tu proceso creativo ¿cuánto te insume la producción y cuánto la corrección? 

Es más importante la corrección que la redacción. Porque al fin y al cabo en la redacción en lo que estás haciendo es ordenar tus ideas: diseñar los personajes,  ponerles voz,  crear escenas, la acción. Una vez que has sacado todo eso de adentro, y te parece que tienes mucho, empieza lo peor: la corrección. Porque te das cuenta que hay cosas que te habías imaginado que luego las lees y no funcionan, que molestan o no es exactamente lo que querías decir. 

Yo comparo la redacción de una novela con la construcción de una casa: primero la cimentación, que es lo más sencillo. Luego,  el esqueleto: las columnas,  los pisos. Y lo más difícil es amueblar,  decorar, terminar. Todo eso es  lo más complicado. Y luego,  limpiar. Porque si no limpias,  no puedes entrar a vivir.  

Es laborioso y reconozco que reviso mucho las novelas, demasiado. Hasta decir: "vale, ya está". No publico hasta que creo que ha terminado la corrección. Sí me ha quedado alguna duda,  no puede pasar a la publicación. En eso,  soy exigente. 

En una entrevista decías que tu última novela presenta una tensión entre lo emocional y lo racional, ¿esa contradicción es una constante en la vida de todos?

En ese sentido,  no soy original. Quería escribir una novela sobre la vida: el debate continuo entre lo que quieres hacer y lo que debes hacer, desde que te levantas a la mañana. Eso,  a nivel cotidiano. A nivel ya más íntimo, en la vida tomamos caminos. Y cuando tomas la decisión de elegir uno, sabes que estás dejando veinticinco sin recorrer. 

Elegir implica renunciar. Una elección implica muchas renuncias. Esa es la novela, eso es Fuego en el hielo. Me preguntan mucho quién gana en esa pelea. Yo siempre digo que la salud mental y emocional está en un equilibrio, porque es imposible ser todo pasión o todo razón. 

 

 

Tu literatura es transversal no solo  históricamente,  sino que tiene llegada a diferentes generaciones de lectores ¿encontrás alguna explicación para este fenómeno? 

Yo creo que me novelas han sido recibidas de esa manera porque hay personas normales y corrientes. Muy identificables por parte del lector, con emociones muy identificables y leales a la categoría de héroe literario. Me gusta leer novelas en las que hay personas que  yo comprendo. Un rey es muy lejano,  pero con alguien cotidiano es más fácil que lo entienda. Esa es una de las razones por los que gustan mis novelas a personas de distintas generaciones. 

También son novelas que tienen honestidad a la hora de transmitir el sentimiento. No  son novelas de cartón piedra, no hay personajes que están puestos de relleno. Desde el personaje principal hasta el menos importante es coherente, verosímil. No están porque me faltaba alguien para completar la escena, están porque son necesarios. 

El lector joven se puede identificar con varios personajes jóvenes, la señora mayor sueña con cuando era joven. Hay mujeres de diferentes edades.  Que sea tan coral yo creo que le gusta el lector. 

¿Cómo te vinculadas con el rótulo de Best seller?

He hecho crítica literaria cuando era joven era mucho más radical. Creo que la edad me ha vuelto más descontracturada. Las historias llegan o no llegan. Hay best seller que son alta literatura, Como sucede ahora con Patria de Fernando Aramburu,  en España. Es una buena historia, según la crítica,  valorada por el público. Yo no le tengo miedo a la palabra Best seller. Cuando un libro vende muchísimo , algo tendrá. Me gusta analizar el porqué,  no críticarlo. 

 

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