Todos conocen la felicidad que invade a los perros a la hora en que sus dueños deciden darles un paseo por el parque. Sus colas parecen cobrar vida propia y se baten con la misma euforia con la que mueve todo su cuerpo.
Eclipse no es una excepción a esa regla. Cada día ansía llegar al parque para perros, Belltown, para poder jugar con todos su amigos, respirar aire fresco e interactuar un poco con la naturaleza.
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Todos conocen la felicidad que invade a los perros a la hora en que sus dueños deciden darles un paseo por el parque. Sus colas parecen cobrar vida propia y se baten con la misma euforia con la que mueve todo su cuerpo.
Eclipse no es una excepción a esa regla. Cada día ansía llegar al parque para perros, Belltown, para poder jugar con todos su amigos, respirar aire fresco e interactuar un poco con la naturaleza.
Su propietario, Jeff Young, aseguró que generalmente acompaña a su mascota al parque para perros Belltown ambos toman el bus en la puerta de su apartamento pero un día, mientras esperaban el transporte, Jeff prendió un cigarrillo y pensó dejarlo pasar y esperar el bus siguiente. Fue en ese momento cuando Eclipse se subió por primera vez al colectivo sin saber que su amo permanecía abajo.
Desde ese día Jeff se dio cuenta de las habilidades de su mascota y se ha dado la libertad de permitirle viajar sola en el medio de transporte, lo que la ha convertido en toda una celebridad en Seattle, Estados Unidos, donde está permitido que los animales viajen en los colectivos. “Todos los conductores de autobús la conocen. Ella se sienta aquí al igual que una persona. Hace felices a todos. ¿Cómo no amar esta cara?”, dijo Tiona Rainwater, una pasajera habitual.
La oscura y peluda perrita de cinco años es famosa por hacer más divertidos los viajes de los usuarios de la ruta D, que a diario se pueden observar acariciándola y sorprendidos por el “descaro” con el que se sienta junto a ellos. “Nos separamos. Ella se sube al autobús sin mí, y luego la alcanzo en el parque para perros”, asegura Young.
Ahora cuenta con un club de fanáticos que se hacen llamar “Ecliptomaniacs”, una cuenta personal en Facebook y hasta su propio pase de autobús, para que contribuya como cualquier otro usuario del sistema y se justifique el uso de una asiento.
“Ella vive en el barrio hace años, por lo que conoce muy bien las inmediaciones. Ya es toda una usuaria del ómnibus. Generalmente una vez a la semana recibo una llamada diciendo: Tengo a su perro extraviado, está aquí en la Tercera y Bell, a lo que usualmente contesto que ella está bien y que sabe lo que hace”, aseguró Jeff.