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Los patrones dejan a los bagayeros cinco millones de pesos por día

Esa plata se distribuye entre los 3.000 que son fijos y entre unas dos mil mujeres.Esa masa de dinero mueve toda la economía chica de Orán e hizo florecer el consumo.
Domingo, 04 de junio de 2017 00:00

En apenas cincuenta kilómetros, la distancia que separa Bermejo (Bolivia) de la ciudad de Orán, cinco millones de pesos en salarios pagan los distintos patrones a sus empleados informales, los bagayeros.

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En apenas cincuenta kilómetros, la distancia que separa Bermejo (Bolivia) de la ciudad de Orán, cinco millones de pesos en salarios pagan los distintos patrones a sus empleados informales, los bagayeros.

No solo ellos reciben una millonaria paga, sino que del otro lado del río, en la ciudad boliviana de Bermejo, los comerciantes allí establecidos reciben la visita diaria de los patrones argentinos, quienes abonan al contado o cash compras millonarias, que en pocas horas se convertirán en los famosos bagayos, que miles de argentinos hacen ingresar al país por pasos no habilitados.

Ese es el verdadero bagayero, quien arriesga su vida bajo una lona de carpa cargada con al menos 30 kilos de mercancías de distintos orígenes.

Ese es el oficio por el que pagan 400 pesos por lona, por distancias que se alargan o acortan según los controles o las condiciones climáticas.

Pero no es un oficio exclusivo de hombres, la necesidad llevó de a poco a las mujeres de Orán hacia esa fuente laboral.

"Antes nosotras éramos pasadoras de hojas de coca; dos o tres kilos por día por una comisión o paga para sobrevivir o comprar los alimentos básicos, pero no alcanzaba".

"De apoco nos fuimos animando a la selva, a las picadas, a la lluvia y al frío, a cruzar los ríos sin perder el bagayo de los patrones", confesó una mujer de Aguas Blancas, firme en la protesta junto a los hombres.

La mujer relató que gracias a ese brutal trabajo hizo estudiar a sus hijos, construyó su casa, y abandonó para siempre una tapera de madera donde había nacido. "Dónde voy a conseguir un trabajo así. Quién me va a pagar de contado, sin miramientos, sin pedir otras cosas", dijo.

Todas las personas del municipio de Aguas Blancas viven de esto, de una u otra forma.

"Es para nosotros un trabajo digno y bien pagado. No nos esclavizan, valoran la lealtad y, aunque no quiera, nos hacen sentir verdaderas mujeres, porque todas las que trabajamos en esto no necesitamos otras humillaciones", dijo de forma vehemente.

Los hombres

En tanto, uno de los más encumbrados del sector aseguró a El Tribuno que "quienes pergeñaron este despojo no conocen Orán, no conocen su historia, no quieren ver la realidad. Solo desean volver al trabajo esclavo, a los salarios de hambre, al descuento de la comida y a jornadas de 14 horas. Así se trabajaba en Orán hasta que llegó la crisis del azúcar, la de la banana, la de la fruta de estación y otras tantas más", afirmó. Agregó que "los que no habíamos ido a la escuela, los que no teníamos ni parientes ni amigos en el poder solo changueábamos y de vez en cuando. Te elegían. Ni tuerto ni rengo. Cuando te ibas a jubilar te dabas cuenta de que nunca te habían hecho un aporte. Esa verdad la quieren olvidar, pero nosotros no. La tenemos presente todos los días", dijo.

Afirmó que "hace treinta años que hago esto y no voy a dejarlo, por eso queremos diálogo y un arreglo justo. En este trabajo se le paga al contado al que lo hace, no distingue negro ni aborigen ni tuerto ni rengo, y ahora tampoco a las mujeres. Yo sé que no es del todo legal, pero es nuestro trabajo", dijo, entreverado entre su gente y en la impunidad que da la masa.

En tanto, en la localidad boliviana de Bermejo las cosas ayer estuvieron más calmadas.

"Siempre hubo problemas en Argentina", dijo un comerciante mayorista, pero agregó: "Ningún pueblo puede renunciar a esta industria de fabricar dinero y trabajo con los negocios de frontera", sentenció.

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