Pupitres y sillas colocados en círculo, un rincón de la lectura y un tendedero con algunas producciones literarias. Un espacio cálido con colores que le dan vida propia al lugar. Se trata de una de las dos aulas acondicionadas a pulmón por docentes y exalumnos del colegio secundario 5021 de barrio Ciudad del Milagro, en la zona norte de la Capital salteña, en el marco de un proyecto pedagógico que busca mejorar los aprendizajes de los alumnos en el área de Lengua y Literatura.
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Pupitres y sillas colocados en círculo, un rincón de la lectura y un tendedero con algunas producciones literarias. Un espacio cálido con colores que le dan vida propia al lugar. Se trata de una de las dos aulas acondicionadas a pulmón por docentes y exalumnos del colegio secundario 5021 de barrio Ciudad del Milagro, en la zona norte de la Capital salteña, en el marco de un proyecto pedagógico que busca mejorar los aprendizajes de los alumnos en el área de Lengua y Literatura.
Verónica, Yamila, Martín, Nahuel y Milagros del quinto año turno tarde comenzaron la clase con un cuento breve del escritor argentino Julio Cortázar "La noche boca arriba", incluido en la tercera parte de su libro Final del juego. La profesora Estela Madariaga, parada en el medio de la clase, hizo varias preguntas sobre el texto que los estudiantes respondían en voz baja.
Desde marzo, los alumnos aprovechan estos espacios y realizan café literario con debates de obras antiguas y modernas, entre otras actividades. El proyecto surgió el año pasado y la ideadora de todo fue la profesora de Lengua y Literatura, María Celia Lombardi. "Es una forma de enganchar a los chicos con el mundo escolar, motivarlos en el trabajo áulico y la participación en clase. Hacer algo diferente y que vean que nosotros pensamos en ellos, aunque ellos piensen que no es así", dijo Madariaga.
Consultada sobre el bajo rendimiento en lectura admitió que "es cierto que los chicos tienen un bajo nivel en lectura y necesitan mejorar la comprensión lectora, pero en todas partes no solo en la escuela pública sino en la privada también. Quizá tenga que ver con la cultura de la imagen, hoy ellos tienen otro tipo de lectura, no leen libros, no les resulta atractivo y leen imágenes".
Yamila, una de las alumnas, destacó que le parece "llamativo" el lugar, por lo que ahora ya no está tan apagado como antes. "Eso nos inspira para leer", dijo la joven. A Verónica, otra estudiante, también le agrada la idea. "Las clases ahora son más dinámicas, en los textos escritos podemos expresarnos mejor", agregó.
Por su parte Sonia Moya, vicedirectora del establecimiento, mencionó que desde 2012 la escuela tiene como eje transversal la comprensión lectora debido a que se detectó que era la principal dificultad en la población escolar. Con respecto a los avances, la vice destacó que "es gratificante ver a los chicos sentados en el césped (rincón de la lectura) leyendo libros". Ahí mismo tienen una pequeña biblioteca y es notable la mayor movilidad de los libros y las producciones de textos están a la vista porque las cuelgan en el tendedero o se la comparten entre ellos.
La escuela tiene más de 470 alumnos y en muchos casos son repitentes. "Intentamos que nuevas estrategias pedagógicas hagan más llevadero el aprendizaje", agregó.