Tras un fin de semana en el que fueron protagonistas los accidentes de tránsito, se hace necesario realizar algunas observaciones sobre cosas que terminan siendo condicionantes. Los semáforos de la avenida Banchik, a la altura de la Escuela Agrícola, presentan unos detalles de funcionamiento que no se deberían dejar de lado.
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Tras un fin de semana en el que fueron protagonistas los accidentes de tránsito, se hace necesario realizar algunas observaciones sobre cosas que terminan siendo condicionantes. Los semáforos de la avenida Banchik, a la altura de la Escuela Agrícola, presentan unos detalles de funcionamiento que no se deberían dejar de lado.
El problema es en el mismo acceso a barrio Aráoz, por calle Diario del Norte, que funciona como rotonda, y tiene dos semáforos que no están coordinados. Para el conductor que circula por la exruta nacional 51 hay unos 50 metros entre cada semáforo. El grave problema es que no cambian de color al mismo instante. Para dar un ejemplo, al que viene de norte a sur el primer semáforo se le pone rojo y el segundo sigue en verde, por al menos, 3 segundos. No falta nunca un apurado que le quiere ganar al rojo porque ve verde en el segundo semáforo y acelera.
Y se complica porque los que cruzan perpendiculares, de la Agrícola a Aráoz, ya tienen luz verde.
En el sentido inverso, los que vienen del sur para la ciudad tienen el primer semáforo en verde y el segundo en rojo. Los que nunca circulan por esa avenida no saben qué hacer. Algunos frenan repentinamente, otros aceleran y todo se vuelve un caos con fuertes probabilidades de choques en cadena.
Es un detalle tan sutil como importante que Tránsito municipal tendría que considerarlo. Por otro lado, la actitud de los automovilistas es siempre cuestionable. Desde la rotonda de Limache hasta el ingreso a la Cooperativa de Tabacaleros, los vehículos no respetan nunca los 60 kilómetros por hora de límite de velocidad para avenidas. Solo disminuyen la velocidad en la cámara antes de la rotonda de ingreso al aeropuerto.
En el ingreso a la Agrícola, como al barrio Intersindical, los vehículos superan los 80 km por hora. A la hora del ingreso y egreso de los estudiantes de la Escuela Agrícola Martín Miguel de Gemes se puede ver a varias decenas de chicos cruzando la avenida para tomar el colectivo del otro lado. El peligro entonces se incrementa porque muchos de los adolescentes quedan en las angostas platabandas, entre autos que circulan a altas velocidades.