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Con el Plan Belgrano, cambiemos el chip

Martes, 18 de julio de 2017 00:00

El Plan Belgrano, ahora a cargo del correntino Carlos Vignolo, es el proyecto insignia de Cambiemos para el NOA y el NEA. Se define como "un programa de desarrollo social, productivo y de infraestructura orientado al crecimiento y a lograr igualdad de condiciones y oportunidades para diez provincias del norte argentino, es decir para incentivar el desarrollo social, productivo y de infraestructura del norte argentino".

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El Plan Belgrano, ahora a cargo del correntino Carlos Vignolo, es el proyecto insignia de Cambiemos para el NOA y el NEA. Se define como "un programa de desarrollo social, productivo y de infraestructura orientado al crecimiento y a lograr igualdad de condiciones y oportunidades para diez provincias del norte argentino, es decir para incentivar el desarrollo social, productivo y de infraestructura del norte argentino".

La meta es de tal envergadura que podría traducirse en la mayor transformación en la historia de nuestra región, o en una decepción demoledora. Y hay pocas posibilidades intermedias. La inclusión, que es el gran objetivo, solo se logra con desarrollo social y es, por definición, incompatible con la cultura de clientelismo.

La unión de nuestro norte con el resto de los argentinos al crear un polo de desarrollo social y productivo será la consecuencia de todos los proyectos del plan.

Estas promesas ya las escuchamos en diversas oportunidades y fueron objeto de intentos de muchos gobiernos provinciales que las trataron de instrumentar en el desarrollo. Sería muy importante que se materialicen lo más pronto posible como un compromiso generacional.

Muchas obras ya iniciaron la etapa de ejecución, otras fueron anunciadas y otras tantas aún esperan, pero lo más importante es que hay un diagnóstico claro de nuestra realidad y que existe la voluntad política de querer realizarlo, solo resta que se materialicen. Si en muchas oportunidades criticamos que no tenemos políticas de Estado, creo y espero no equivocarme que esta es una de ellas, el tiempo lo dirá.

Es un plan muy ambicioso ya que sus proyectos más importantes son: una inversión en infraestructura de 16.000 millones de dólares en 10 años, un fondo de reparación histórica de 50 mil millones de pesos en 4 años, soluciones habitacionales para 250.000 familias, atención inmediata a los afectados por la pobreza extrema y subsidios para las economías regionales e incentivos laborales.

La consigna: "La Argentina tiene una deuda con el norte y con su gente, y hoy queremos empezar a pagarla; ¿Sabían ustedes que un porteño gana nueve veces más que un formoseño?; ¿o que un bonaerense gana el doble que un jujeño?; no hay proyecto de país con tantas diferencias entre provincias. O salimos todos juntos o no vale la pena salir adelante".

No basta con deseos.

El núcleo duro es el desarrollo de infraestructura vial, ferroviaria y aerocomercial, con el Belgrano Cargas como el diamante de la corona, para que se integre productivamente el norte con el centro, con los países vecinos y con los puertos. Las obras que se proponen realizar son las que venimos pidiendo a la Nación en diferentes oportunidades y en distintos mandatos, ya que desde allí se digita desde hace mucho tiempo dónde y cuándo se realizarán inversiones de envergadura en cualquier parte del país.

La deuda histórica y su reparación son enormes: todo llevará tiempo y deberá traducirse en educación y empleo. Si esto no se entiende, nos resignaremos a seguir en esta realidad social que necesitamos modificar. El objetivo "pobreza cero" debería ser causa nacional. ¿Estamos todos dispuestos a trabajar por alcanzarlo? Parece obvio, pero no creo que todos se vayan a sentir cómodos en un escenario político sin excluidos. Aunque no lo digan.

Es signo de una vocación de cambio el propósito de intervenir en forma rápida los lugares de pobreza extrema y crónica desde hace décadas cuyos indicadores de desnutrición, mortalidad infantil, muerte materna, con factores de exclusión que nunca han sido revertidos.

El potencial del norte y de Salta en particular es promisorio. La tarea para ponerlo en práctica, también. El Plan Belgrano es la posibilidad de cambiar el chip. Una posibilidad que, todavía, está en trámite. Tenemos que exigir, pero cada cuestión merece ser evaluada con espíritu proactivo, de colaboración, y sin buscar ventajitas de campaña.

 

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