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¿Y las oportunidades?

Jueves, 20 de julio de 2017 00:00

Vivimos en un mundo dinámico donde los conocimientos deben ir adaptándose con mayor velocidad que hace un par de décadas atrás.

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Vivimos en un mundo dinámico donde los conocimientos deben ir adaptándose con mayor velocidad que hace un par de décadas atrás.

Se define el momento que nos toca vivir como la cuarta revolución industrial. En ella están presentes la nanotecnología, el internet de las cosas, la biotecnología, las redes sociales, las impresiones 3D, por nombrar algunas cuestiones.

La información fluye de manera muy dinámica, los tiempos se acortan en las comunicaciones, y las habilidades y capacidades para estar vigentes en este mundo laboral van transformándose.

En un escenario como el que describimos, es preciso estar atentos a nuestra formación como país.

Entendemos que Argentina es un país rico en recursos naturales. Pero esta afirmación no se condice cuando vemos que 1 de cada 3 argentinos es pobre (definida la pobreza por ingresos) y nos alarma cuando descubrimos que casi la mitad de los niños de nuestra Nación vive en un hogar pobre.

¿Cómo es posible que países con menor cantidad de recursos naturales que los nuestros tengan un nivel de vida más elevado?

Sin duda alguna, la verdadera riqueza de las naciones se encuentra en la mente de sus habitantes.

Lograr un empleo registrado y bien remunerado o tener la posibilidad de desarrollar un emprendimiento propio que nos permita vivir con dignidad, brindando oportunidades a nuestros seres queridos está íntimamente relacionado a nuestro nivel de instrucción. A nivel global se estima que cada año adicional de educación formal aumenta la esperanza de ingresos en un 10%.

En nuestro país, al analizar el nivel de educación de las personas que se ofrecen al mercado laboral (lo que se conoce como Población Económicamente Activa) observamos que casi la mitad de ellos tienen estudios secundarios incompletos o menor. Con lo cual, casi 3 de cada 4 personas que se ofrecen al mercado laboral argentino tienen como máximo un secundario completo.

Por otra parte, en el último tiempo, la mitad de las empresas argentinas ha tenido dificultades para incorporar personal idóneo para tareas de perfil técnico.

Esta situación se agrava a medida que la empresa es más grande y por región la dificultad aumenta en el norte argentino.

En los últimos 8 años cerca de 27 mil salteños se han incorporado a la educación superior, ahora ya llegan a los 95 mil los salteños que estudian en las universidades o en institutos superiores. Eso es un gran progreso.

Pero, además de ello y de la gran cantidad que ha ido in crescendo, es preciso analizar dónde se encuentran las oportunidades laborales.

Un estudio realizado por Inet (Instituto Nacional de Educación Tecnológica) nos muestra que la mayor demanda laboral se genera en cuadros de nivel técnico.

Es preciso crear instituciones que formen a las personas en cuestiones técnicas específicas, de acuerdo a la necesidad del lugar, otorgando certificaciones parciales anuales, lo que les permitiría a las personas formarse a lo largo de su carrera laboral.

Es posible crear un instituto superior de oficios vinculado al sector privado y a las universidades, que acerque las oportunidades que existen a las personas.

Las oportunidades de mejorar nuestra calidad de vida están, con mayor o menor fuerza de acuerdo a la coyuntura económica que nos toque vivir. Hoy en día existen. Para poder tomarlas es preciso mejorar nuestros conocimientos y certificarlos de tal manera de aumentar nuestra empleabilidad o poder emprender una actividad por cuenta propia.

La salida está en la formación y el trabajo es la manera más efectiva y poderosa para desarrollar la Patria.

 

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