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Ecuador rompe con el eje bolivariano

Jueves, 20 de julio de 2017 00:00

El nuevo presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, comenzó a desprenderse del conflictivo legado de su antecesor, Rafael Correa, quien no vacila en imputarle "deslealtad". La discrepancia se exhibió en las respectivas cuentas de Twitter. "Estrategia de diferenciarse no solo es desleal, es mediocre", bramó Correa. "Síndrome de abstinencia: reacción provocada por la reducción o suspensión brusca en una sustancia de la que se tiene dependencia como el azúcar, el alcohol, las drogas o el poder", respondió Moreno.-

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El nuevo presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, comenzó a desprenderse del conflictivo legado de su antecesor, Rafael Correa, quien no vacila en imputarle "deslealtad". La discrepancia se exhibió en las respectivas cuentas de Twitter. "Estrategia de diferenciarse no solo es desleal, es mediocre", bramó Correa. "Síndrome de abstinencia: reacción provocada por la reducción o suspensión brusca en una sustancia de la que se tiene dependencia como el azúcar, el alcohol, las drogas o el poder", respondió Moreno.-

A diferencia del estilo agresivo de Correa, quien durante sus diez años de gobierno no cesó de polemizar con la oposición y los medios de comunicación, Moreno pretende iniciar una etapa de apertura. En su discurso inaugural del 24 de mayo pasado, adelantó su intención de alentar la "reconciliación nacional". También de entrada, Correa advirtió contra el peligro de que la flamante administración abandonara el sendero de la "Revolución Ciudadana" para pactar con sus enemigos. Moreno, candidato de la oficialista Alianza País, asumió la presidencia tras ganar en un reñido balotaje con el 51,1% de los votos contra el 49,1% de su contrincante Guillermo Lasso, quien denunció fraude electoral. Su ascenso se registra en un escenario de graves dificultades financieras, potenciadas por la baja del precio del petróleo (principal fuente de divisas de Ecuador), cuya alta cotización fue la causa de la bonanza económica durante la década de Correa y el motivo de su popularidad política.

Con una paraplejía que lo obliga a moverse en una silla de ruedas, Moreno es conocido por su agudo sentido del humor: "La política tiene tan mala fama que a la suegra se la llama madre política". Como vicepresidente durante el primer mandato de Correa, lideró la campaña titulada "Sonríe Ecuador, somos gente amable".

Especializado en temas de discapacidad, tras dejar la vicepresidencia en 2013, Moreno fue enviado a Ginebra para desempeñarse como enviado especial sobre Discapacidad y Accesibilidad del secretario general de las Naciones Unidas.

En tal carácter fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Con esos antecedentes, Correa vio en su persona la caracterización del "rostro humano" de la Revolución Ciudadana y el candidato adecuado para una elección difícil.

¿Fin de la grieta?

El conflicto empezó cuando Correa percibió que su sucesor se tomaba en serio sus promesas de campaña y se empeñaba en cerrar la grieta entre el oficialismo y la oposición. Moreno entabló rápidamente un diálogo amistoso con los medios de comunicación, que comenzaron a elogiar el contraste entre esta actitud y el temperamento beligerante de su antecesor.

El mandatario justificó incluso el estilo de Correa, pero sostuvo que esa actitud se correspondía históricamente con una etapa de conflictos que ya había sido superada y que ahora era necesario un cambio de estilo. Pronto se advirtió que la modificación no era solo formal. Moreno recibió a los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), que había protagonizado violentas manifestaciones contra Correa, y devolvió dos sedes de la organización que habían sido incautadas por el anterior gobierno.

El expresidente tildó a la medida como un "desaire".

Más polémica resultó la creación de una comisión especial para investigar las denuncias sobre corrupción gubernamental que salpican al vicepresidente Jorge Glas, acusado de formar parte de un grupo de funcionarios que habría recibido sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. La decisión tiene un elevado voltaje político: Glas fue nominado para la vicepresidencia por Correa como una espada de Damocles que pende sobre la cabeza de Moreno para garantizar su fidelidad. Correa cuestionó a esa comisión investigadora alegando que su constitución implicaba un acto de desconfianza en la "institucionalidad de Ecuador". El vínculo entre el exmandatario y su sucesor alcanzó entonces un nuevo pico de tensión. Bajo el manto de un gesto de apaciguamiento, Moreno estampó una lápida. En una reunión con los 75 legisladores de la bancada oficialista señaló que ser parte de Alianza País y de la Revolución Ciudadana "ha sido una experiencia maravillosa, que bajo el liderazgo de Rafael Correa ha permitido reconstruir e institucionalizar un país que estaba devastado". Sus oyentes más suspicaces creyeron escuchar la abreviatura "R.I.P".

¿Una nueva coalición?

En medio de este enrevesado escenario, Moreno recibió a "Dado" Bucaram, hijo del expresidente Abadalá Bucaram, quien acaba de retornar al país tras veinte años de exilio, una vez prescriptas las causas penales que le fueran iniciadas después de su derrocamiento en 1997, implementado mediante una controvertida decisión del Congreso que, sin ninguna pericia psiquiátrica previa, le atribuyó "incapacidad mental" para el ejercicio del cargo. Bucaram es un personaje pintoresco, cuñado del expresidente Jaime Roldós, electo en 1979 y fallecido en un sospechoso accidente de aviación en 1981. Su regreso a Ecuador, su anunciado retorno a la política activa y sus elogios a Moreno, a quien distinguió netamente de su antecesor, generaron una réplica de Correa: "Si Alianza País no habla claro de pactos con el bucamarato seré el primero en desafiliarme".

Este reacomodamiento político que Moreno busca protagonizar casi en puntas de pie, sin cuestionar el legado de Correa, está vinculado con la necesidad de reinsertar a Ecuador en un escenario regional signado por la agonía del "eje bolivariano", que se refleja en el colapso de la economía venezolana, el triunfo de Mauricio Macri en la Argentina, la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y la previsible victoria del candidato conservador, Sebastián Piñera, en las elecciones presidenciales chilenas de este año. Moreno cuenta a su favor con una ventaja estructural: a pesar de sus ínfulas izquierdizantes, Correa mantuvo la dolarización monetaria instaurada en enero de 2000 por el presidente Jamil Mahuad y sostenida por sus sucesores. Ese anclaje monetario, que evitó que Ecuador terminara como Venezuela, puede ser el punto de partida para un giro estratégico en el rumbo económico.

 

 

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