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Los riesgos de leer

Sabado, 22 de julio de 2017 00:00

Varios personajes notables han expresado opiniones importantes acerca del mundo pasado, presente y futuro. Entre ellos Alfonso Berardinelli, autor de Leer es un riesgo (editorial Círculo de Tiza, 2016), quien afirma: "Leer, querer leer y saber leer son costumbres cada vez menos garantizadas. Leer libros no es algo natural y necesario como caminar, comer, hablar o usar los cinco sentidos. No es una actividad vital, ni en el plano fisiológico ni en el social. Viene después, implica una atención especialmente consciente y voluntaria hacia uno mismo".

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Varios personajes notables han expresado opiniones importantes acerca del mundo pasado, presente y futuro. Entre ellos Alfonso Berardinelli, autor de Leer es un riesgo (editorial Círculo de Tiza, 2016), quien afirma: "Leer, querer leer y saber leer son costumbres cada vez menos garantizadas. Leer libros no es algo natural y necesario como caminar, comer, hablar o usar los cinco sentidos. No es una actividad vital, ni en el plano fisiológico ni en el social. Viene después, implica una atención especialmente consciente y voluntaria hacia uno mismo".

Continúa acertadamente con la bondad e historia de la lectura y la escritura: "Además, el acto de la lectura ha gozado en sí mismo de un prestigio extraordinario, de un aura especial a lo largo de los siglos, desde que existe la escritura. Durante mucho tiempo y de forma repetida, por motivos distintos que podían ser económicos, religiosos, intelectuales, políticos, estéticos y morales, la lectura de ciertos textos tuvo algo de ritual. Los textos que se pasaban de mano en mano, como los libros sagrados, los códigos de leyes y las obras literarias, se conservaban y se legaban escrupulosamente para poder ser usados de nuevo. La sociedad occidental moderna transformó y reinventó, en cierta medida, los motivos y los tipos de lectura. Sin embargo, en las últimas décadas el acto de leer, su valor reconocido, su calidad y hasta sus condiciones materiales y técnicas parecen estar amenazadas".

Habló de ello también Italo Calvino, con tono bromista pero sinceramente preocupado, en el incipit de una de sus últimas novelas, Si una noche de invierno un viajero, (editorial Brugera, 1980): "Estás a punto de comenzar a leer una nueva novela una noche de invierno. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti todo pensamiento. Deja que el mundo que te rodea se difumine en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; tras ella siempre está la televisión encendida. Díselo ya a todo el mundo: "­No, no quiero ver la tele!". Levanta la voz si no te oyen: "­Estoy leyendo! ­No quiero que nadie moleste!"".

Berardinelli también afirma: "Están los riesgos que corren quienes leen, sobre todo los que leen literatura, filosofía e historia, en especial la que se ha escrito en Europa y América en los dos últimos siglos. Desde que existe lo que llamamos Modernidad -es decir, la cultura de la independencia individual, del pensamiento crítico, de la libertad de conciencia, de la igualdad y de la justicia social, de la organización y de la productividad, así como de su rechazo político y utópico- leer supone correr riesgos. Es un acto social y culturalmente ambiguo: permite e incrementa la socialización de los individuos, pero, por otra parte, pone en riesgo la voluntad individual de entrar en la red de los vínculos sociales renunciando a una cuota de tu propia autonomía y singularidad".

Por su parte, Paulo Freire se refirió en su tiempo a los riesgos de un educador demasiado confiado de sus lecturas. En La educación como práctica de la libertad (Siglo XXI, 1997) escribió: "No es posible crecer en la intolerancia. Aquí es inevitable recordar la conocida frase de Ludwig Wittgenstein: "La ética no se dice, la ética se muestra". Pienso oportuno también citar la opinión de un intelectual argentino, Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional y miembro de número de la Academia Argentina de Letras, quien en una entrevista con el periodista Pablo Gianera, expresó en "Conversaciones" en La Nación: "La sociedad le teme a la lectura porque lleva al cuestionamiento", al explicar por qué creía que "la lectura es un acto en común".

Las discusiones, diferencias y conflictos que se generan a partir de la lectura de los medios actuales como los libros, la radio, la televisión, las computadoras y el campo inmenso de internet despiertan hoy múltiples e inesperados pensamientos críticos y contestatarios en la Argentina, Latinoamérica y el mundo entero.

 

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