¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Maduro arrastra a Venezuela al colapso

Domingo, 23 de julio de 2017 00:00

La crisis venezolana no da para más. El gobierno de Nicolás Maduro carece de las condiciones básicas de la democracia: representatividad y legitimidad. No solo ha conducido al país a una catástrofe económica y social, sino que, como todas las dictaduras, se aferra al poder apoyado en la complicidad de las fuerzas armadas y apela a la violación sistemática de los derechos humanos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La crisis venezolana no da para más. El gobierno de Nicolás Maduro carece de las condiciones básicas de la democracia: representatividad y legitimidad. No solo ha conducido al país a una catástrofe económica y social, sino que, como todas las dictaduras, se aferra al poder apoyado en la complicidad de las fuerzas armadas y apela a la violación sistemática de los derechos humanos.

Amparado en la ilusión de una revolución socialista, que solo aparece en los discursos, Nicolás Maduro es un déspota que ignora y trata de aniquilar a la Asamblea Nacional, con abrumadora mayoría opositora y absorbió por completo al Tribunal Supremo, convertido en una parodia de justicia. Deslegitimado, intenta ahora perpetuarse en el poder con una reforma constitucional arbitraria, que ya fue repudiada por 7.400.000 venezolanos en una consulta popular. La cifra es elocuente: el país tiene 31,5 millones de habitantes y el padrón electoral no llega a los 20 millones.

Maduro encarna la decadencia de un régimen, el chavismo, que fue preponderante en las políticas regionales de la década pasada, pero que ingresó en rápida decadencia por la insustancialidad de sus políticas económicas, el autoritarismo y la corrupción.

El pretendido "socialismo del siglo XXI" fue una ilusión carente de fundamentos teóricos, excesivamente pragmática y que, como suele ocurrir con los autoritarismos, se acercó rápidamente al modelo de los fascismos europeos del siglo XX, la antípoda del socialismo.

Sin el liderazgo personal de Chávez y con el peso de dos décadas de fracaso, a Maduro solo le queda el recurso de la violencia, a través de las fuerzas de seguridad y de las formaciones especiales de militantes rentados. El régimen atropella a la ciudadanía denunciando complots internacionales e intentos de golpes de Estado, que son utópicos ya que las fuerzas armadas son, en realidad, el único sostén del régimen.

En Mendoza, la "Cumbre de los Pueblos" de la que participan entidades sociales y sindicales incluidos las Madres de Plaza de Mayo, la CTA y los gremios docentes- apoyó a Maduro, a pesar del centenar de muertos que produjo la represión venezolana. Además, reivindicó a Milagro Sala, exfuncionaria kirchnerista detenida por corrupción.

La crisis de los regímenes populistas en América latina es evidente. A la tragedia venezolana se suma la crisis de Brasil, que por la personalidad y el liderazgo de Lula, y por el volumen de su desarrollo económico, encabezó "el socialismo del siglo XXI". El cambio presidencial en Ecuador, donde Lenin Moreno puso entre paréntesis el perfil fundamentalista de Rafael Correa, y la derrota del kirchnerismo en la Argentina son los otros indicios que obligan a una revisión. Solo queda en pie el liderazgo de Evo Morales, hoy también tentado de eternizarse en el poder.

Maduro se sostiene con recursos antidemócraticos y ni siquiera preserva la Constitución que heredó de Hugo Chávez. El colapso del régimen era previsible. El reclamo por los derechos ciudadanos que dieron origen a los populismos regionales forma parte de una cultura política que se apoyan en conceptos de libertad y dignidad humana. Ningún régimen con pretensiones mesiánicas y ningún liderazgo iluminado puede garantizarlos.

América latina sufre las consecuencias del subdesarrollo, que ha producido economías precarizadas y una alarmante fractura social debida a la inequidad de os ingresos. Frente a esa realidad, el populismo apareció como una respuesta, que resultó provisoria, cuyos resultados siempre terminan arrojando balances negativos.

Chávez ilusionó a los venezolanos abusando de la renta del petróleo para ampliar la capacidad de consumo, pero su régimen fue definitivamente inepto para transformar la economía, generar valor agregado y aprovechar esas ventajas comparativas para posicionar al país entre las naciones en vías de desarrollo

La violencia política de estos días se suma al crecimiento vertiginoso de la criminalidad, que se quintuplicó en dos décadas en Venezuela, y a los gravísimos indicadores de pobreza y exclusión que afligen a ese pueblo. Un escenario regresivo, dictatorial y de violación de los derechos huma nos que agravia a los principios de la democracia.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD