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Paseo de fortuna en una chalana criolla

Estas embarcaciones están ocultas en el monte y aparecen a cualquier hora.
Domingo, 23 de julio de 2017 00:00

La tierra y el agua. El río Bermejo durante los meses de verano por su bravura heroicamente resiste el paso de los narcotraficantes terrestres.

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La tierra y el agua. El río Bermejo durante los meses de verano por su bravura heroicamente resiste el paso de los narcotraficantes terrestres.

Pero en la seca, su bajo caudal, aunque profundo y peligroso alentó una nueva actividad en el desolado chaco: la chalana.

El chalanero no ofrece un viaje de placer por las aguas del bravío curso. No lleva a los pescadores a lugares de ensueño para tirar el gancho.

No, el chalanero de esta zona transporta motocicletas de gran cilindrada, personas de un lado a otro. No, no son turistas, son agentes de los traficantes que limpian las orillas de los ojos de policías o gendarmes. Luego regresan a un punto en la selvática orilla y desde allí con un sistema basado en silbidos y aullidos le avisan al chalanero que el viaje de la fortuna está garantizado.

La chalana cruza guiada con maestría por su timonel, que usando una larga vara va transitando calladamente cada brazo del río Bermejo hasta depositar al pasajero en la orilla opuesta.

No hay salvavidas, no hay nada más que el riesgo supremo de alcanzar la tierra,

La paga supera el precio de turista o pescador, además se realiza a cualquier hora y cuantas veces sea necesario.

Luego la pesada embarcación es amarrada en un remanso escondido hasta que desde la orilla blanca o la orilla negra un lunfardo hecho silbido la ponga de nuevo en movimiento.

De estas embarcaciones hay decenas a lo largo del Chaco salteño-formoseño.

El Tribuno entrevistó a usuarios de este servicio de góndolas criollas.

Un habitante de Formosa aseguró que por razones familiares abordó una de estas embarcaciones junto a su motocicleta que le evitó kilómetros de caminos rurales para alcanzar un puente o pasaje sobre el indomable curso de agua.

La mayoría de los traficantes transportan electrónicos y cigarrillos desde el Paraguay, que ingresan por la provincia de Formosa y se estiban el la localidad tripartita de Fortín Belgrano.

A la actividad del chalanero se le adosó una más mecanizada pero no menos riesgosa, los motoqueros pasadores que conocen palmo a palmo los intrincados caminos vecinales, las sendas y las picadas hasta llegar al sur de Salta sin tocar ruta alguna.

Los pasadores de droga no trafican cuando las condiciones climáticas son favorables sino cuando llueve y ningún vehículo puede transitar por esos caminos, entonces las pura sangre salen a hacer fortuna.

Un siglo atrás se lo quería poblar la región

Durante muchas décadas los otrora gobiernos nacionales intentaron de todas formas colonizar el Chaco.
Ligarlo a la producción nacional e incluso fue considerado un valuarte para el desarrollo de la república.
Cientos de vida se perdieron en esas gloriosas expediciones para dominar El Impenetrable y sus dos ríos gemelos, el Bermejo y el Pilcomayo.
Hoy las tierras de Magu Pelá son solo páramos inhóspitos, pues las políticas de desarraigo hicieron desaparecer a la población criolla de sus campos.
Hoy los alambrados muestran extensas propiedades o cotos de caza privados, con caminos también privados, mientras sus antiguos habitantes yacen en calamitosas condiciones, algunas infrahumanas, en comunidades aborígenes vencidas por el desarraigo y la falta de humanidad.
No hay ningún desarrollo por esa zona, solo desmontes fantásticos y daños a la naturaleza del Chaco imperdonables para las futuras generaciones.
En ese olvido y ya sin testigos hábiles, la tierra prometida para el desarrollo del norte argentino solo es una ventana abierta a toda clase de delito y abusos. En este contexto los jóvenes del lugar conocedores de los caminos no les queda más remedio que unirse a quienes hoy son sus patrones. 

Marihuana, la mercancía

Muchos jóvenes de Formosa y Chaco están siendo reclutados por los cárteles de la droga.
Estos cárteles no trafican por aire, sino por tierra.
Son pequeñas bandas de pasadores que reciben motocicletas de gran cilindradas, enduro o pura sangre.
Un informante de la zona aseguró que son vehículos robados en Salta y Jujuy y que se venden por un par de viajes.
Es decir, el baquiano lleva un par de cargas y se queda con el vehículo y unos pesos, después que paga la moto cobra por viaje lo establecido por el cártel al que está ligado.
La mayoría trafica marihuana que ingresa de Paraguay a Formosa y de Formosa a Chaco y Salta.
Cada moto transporta hasta cien kilos, que son acondicionados sobre el asiento en la parte de atrás de la moto, mientras el piloto conduce prácticamente afirmado sobre el tanque de combustible.
El destino siempre es una senda en el sur de Chaco o de Salta, donde lo esperan las camionetas 4x4 los días pactados para la entrega.
Antes de esto, esos ladrillos de droga cruzaron por los dos grandes ríos del Chaco. 

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