En la quinta jornada del juicio por la muerte del pequeño Thiago Quipildor ayer declararon los profesionales de la salud que asistieron al chiquito de 4 años al momento de ingresar en grave estado al Hospital de Niños, y los que trataron a su hermanita de 8, que logró salvar su vida luego del martirio que ambos sufrieron durante el tiempo que permanecieron bajo la tutela de sus padres sustitutos. Los profesionales coincidieron en que los niños presentaban un cuadro de desnutrición crónica y múltiples lesiones en sus cuerpos, producto de las golpizas a las que eran sometidos. Frente lo expuesto, todo indica que los pequeños padecieron un sistemático desprecio por sus vidas, ya que no solo fueron víctimas de maltrato infantil, sino que sufrieron hambre y desatención médica por tiempo prolognado. La pediatra Mirta Rosa Fernández, que atendió a Thiago el 8 de julio de 2015, cuando ingreso al hospital con un cuadro de shock séptico por diarrea y vómito, declaró ante el Tribunal de Juicio que el chiquito llegó en estado crítico y que murió luego de soportar cuatro paros cardiorespiratorios. Según la médica, en esas circunstancias observo que el paciente presentaba un hematoma en el rostro y que al efectuar la revisión general del cuerpo advirtió que presentaba múltiples lesiones. La doctora Fernández señaló que lo que más le llamó la atención fue la deformación de los pabellones auriculares. “No era una deformación congénita. Tenía las orejas dobladas como un cartón”, dijo la pediatra, dejando entrever que esto pudo ser consecuencia de los vejámenes que el chiquito sufrió durante los 18 meses que permaneció bajo el cuidado de Víctor Marcelo Senise y Patricia Alejandra Sánchez, los padres sustitutos designados por la Justicia. Rosa Bosernernitzan, la pediatra que asistió a la hermana de Thiago, también refirió que la nena estaba desnutrida y que presentaba una serie de lesiones, entre ellas una fractura en los miembros superiores. “La noté retraída, triste y con un profundo dolor físico y emocional”, graficó la médica. La psicóloga María Florencia Montagna aseguró que cuando los niños fueron entregado a los Senise, en diciembre de 2013, estaban en buen estado nutricional y de salud.
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En la quinta jornada del juicio por la muerte del pequeño Thiago Quipildor ayer declararon los profesionales de la salud que asistieron al chiquito de 4 años al momento de ingresar en grave estado al Hospital de Niños, y los que trataron a su hermanita de 8, que logró salvar su vida luego del martirio que ambos sufrieron durante el tiempo que permanecieron bajo la tutela de sus padres sustitutos. Los profesionales coincidieron en que los niños presentaban un cuadro de desnutrición crónica y múltiples lesiones en sus cuerpos, producto de las golpizas a las que eran sometidos. Frente lo expuesto, todo indica que los pequeños padecieron un sistemático desprecio por sus vidas, ya que no solo fueron víctimas de maltrato infantil, sino que sufrieron hambre y desatención médica por tiempo prolognado. La pediatra Mirta Rosa Fernández, que atendió a Thiago el 8 de julio de 2015, cuando ingreso al hospital con un cuadro de shock séptico por diarrea y vómito, declaró ante el Tribunal de Juicio que el chiquito llegó en estado crítico y que murió luego de soportar cuatro paros cardiorespiratorios. Según la médica, en esas circunstancias observo que el paciente presentaba un hematoma en el rostro y que al efectuar la revisión general del cuerpo advirtió que presentaba múltiples lesiones. La doctora Fernández señaló que lo que más le llamó la atención fue la deformación de los pabellones auriculares. “No era una deformación congénita. Tenía las orejas dobladas como un cartón”, dijo la pediatra, dejando entrever que esto pudo ser consecuencia de los vejámenes que el chiquito sufrió durante los 18 meses que permaneció bajo el cuidado de Víctor Marcelo Senise y Patricia Alejandra Sánchez, los padres sustitutos designados por la Justicia. Rosa Bosernernitzan, la pediatra que asistió a la hermana de Thiago, también refirió que la nena estaba desnutrida y que presentaba una serie de lesiones, entre ellas una fractura en los miembros superiores. “La noté retraída, triste y con un profundo dolor físico y emocional”, graficó la médica. La psicóloga María Florencia Montagna aseguró que cuando los niños fueron entregado a los Senise, en diciembre de 2013, estaban en buen estado nutricional y de salud.