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El extraño hobby de un joven: Tiene como mascota 7 tarántulas en un departamento

“Si llegara a juntarlas se matarían sin problema”, asegura su dueño; cada una tiene una personalidad que la distingue, de hábitos nocturnos, cuidar a estos artrópodos no es tarea sencilla.
Miércoles, 26 de julio de 2017 10:04

Todo empezó con un poco de curiosidad pero pronto se convirtió en un hobby hecho y derecho con siete tarántulas conviviendo en un mismo departamento en el barrio de Caballito. “Siempre tuve interés por los artrópodos pero no estaba muy interiorizado en el tema de las tarántulas, hasta que en el afán de querer empezar me sumergí en el mundo social del hobby y descubrí a los tarantuleros. Me metí en diferentes grupos y pude aprender cada vez más hasta que adquirí mi primera tarántula el pasado febrero”, contó Agustín Prado (20), a La nación. Coral, Alaska, Blue, Akira, Fobos y dos lings o crías de tarántulas conforman hoy el staff permanente de residentes en el departamento que Agustín comparte con sus padres.

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Todo empezó con un poco de curiosidad pero pronto se convirtió en un hobby hecho y derecho con siete tarántulas conviviendo en un mismo departamento en el barrio de Caballito. “Siempre tuve interés por los artrópodos pero no estaba muy interiorizado en el tema de las tarántulas, hasta que en el afán de querer empezar me sumergí en el mundo social del hobby y descubrí a los tarantuleros. Me metí en diferentes grupos y pude aprender cada vez más hasta que adquirí mi primera tarántula el pasado febrero”, contó Agustín Prado (20), a La nación. Coral, Alaska, Blue, Akira, Fobos y dos lings o crías de tarántulas conforman hoy el staff permanente de residentes en el departamento que Agustín comparte con sus padres.

Viven todas por separado, no pueden coincidir en un mismo espacio ya que son animales solitarios (ni con una pareja del sexo opuesto pueden convivir) y además son de especies distintas. “Si llegara a juntarlas, se matarían sin problemas”, aseguró Agustín. Por lo tanto todas tienen su propio terrario o hábitat adaptado a la etapa de la vida en la que se encuentren. Es que si el espacio es demasiado grande para la tarántula, no sólo la puede estresar sino que además complica todo a la hora de alimentarlas o de que se mantenga la humedad. En lings es importante tenerlas en recipientes chicos. “Son animales mayoritariamente inactivos y que viven toda su vida en su madriguera y su alrededor (excepto los machos los últimos meses de su vida que salen a buscar una hembra para fecundar), por lo que no están encerradas al vivir dentro de un terrario, no sólo no lo sienten de esa manera sino que tampoco necesitan ni utilizarían más espacio del que ya tienen”, explicó Agustín. Los terrarios de las adultas son de vidrio sellado con bordes de plástico y ofrecen una perfecta ventilación que permite que el aire entre por debajo y por delante y salga por la parte superior.

Aunque parezca sencillo, tener a uno de estos animales como mascota requiere sus rutinas, cuidados y mucho conocimiento sobre su alimentación, comportamiento y necesidades alimenticias. “Una vez por semana o cada diez días las alimento con un tenebrio o zophoba (gusanos) o con una cucaracha o un grillo. El tamaño de la presa depende del tamaño de la tarántula, por eso crío también el alimento y después tengo para elegir presas recién nacidas o jóvenes o adultas”, explicó Agustín. 

El momento en que la presa entra al terrario es por demás interesante: “La mayoría de las especies recorren y se mueven tranquilas y lento dentro de su terrario (salvo algunas más nerviosas que con cada mínima vibración salen corriendo o casi volando), pero al cazar la presa son súper rápidas en el ataque y muy eficaces. Y logran encontrar su alimento incluso hasta cuando se entierran en el sustrato”. Las tarántulas, al no poseer cavidad bucal para masticar el alimento, realizan una digestión externa; con los colmillos no sólo le agregan veneno a la presa sino también enzimas de manera tal que se va digiriendo todo el interior de la presa hasta que queda como un “caldo” y lo succionan, por eso pueden pasar horas con la presa agarrada. Absorben casi en un 100% lo que aporta cada presa y pueden pasar largos períodos sin comer. “Una de las mías estuvo tres meses sin comer, aunque sé de muchas que han hecho ayuno hasta por dos años, eso me parece realmente increíble, está muy lejos de nuestra realidad”, señaló Agustín con asombro.

Pero además del alimento, también hay que controlar la humedad de cada uno de los terrarios en los que viven los ejemplares, especialmente en aquellos que necesitan una superior a la del ambiente y descartar que no haya ácaros u hongos. Como si fuera poco, los lings deben recibir especial atención porque están en la etapa más frágil de su crecimiento y cualquier cambio en las condiciones de temperatura o humedad los puede matar. “Todos los días cuando me levanto, cuando llego a casa y cuando me voy a dormir tengo el hábito de automáticamente ir a chequear a cada una con la linterna, para ver qué están haciendo, o si falta humedad, o si mudaron el exoesqueleto, si tejieron, si cambiaron la disposición de las cosas del terrario”.

La rutina de Agustín no termina con el control de la humedad, ventilación y la provisión de alimento. Cada vez que una de sus tarántulas muda el exoesqueleto, lo anota en una libreta para llevar un registro de cómo y cuándo van creciendo. “Con el exoesqueleto viejo lo primero que tengo que hacer es tratar de extraerlo del terrario sin molestar al animal lo cual a veces se complica ya que mudan dentro de su madriguera. Otras veces es más fácil porque ellas mismas lo agarran y lo llevan fuera de la madriguera”, aclara. Una vez obtenido, esa pieza que alguna vez fue vital para la tarántula le sirve a Agustín para identificar el sexo y, humedeciendo y agregando algodón, puede además arreglar aquellas partes que hayan quedado sin ser destrozadas por la tarántula para que quede como muestra.

Al momento de la muda, las tarántulas, por lo general, se ponen boca arriba -aunque a veces pueden hacerlo en otra posicion- y este proceso, sumamente delicado, implica para ellas un gran gasto de energía. Todas estas condiciones hacen que se vuelva vulnerable, “por eso nunca se recomienda tocarla o moverla o mover el terrario mucho, porque eso podría matarla. Incluso el nuevo exoesqueleto ni bien muda todavia está blando y sensible, le lleva un tiempito endurecerlo, entre minutos y horas para que esté del todo endurecido. Es por eso que siempre despues de mudar hay que esperar unos días para volver a alimentar al ejemplar porque se pueden lastimar los colmillos”, agregó Agustín. 

Además, en este momento de muda es muy importante controlar qué hace la presa y si la tarántula no la come retirarla del terrario porque si la presa está hambrienta, la tarántula mudando es una muy buena fuente de alimento. “La muda del exoesqueleto me parece algo maravilloso, es increíble ver cómo un animal tan defensivo y atacante en algunos casos, a la hora de tener que mudar se pone tan indefenso que hasta un simple tenebrio (gusano) puede alimentarse de ellas y matarlas si es que quedó dentro del terrario. Más allá de eso me parece un hábito supremo y muy distinto a lo que estamos acostumbrados, por lo que presenciarlo me genera muchas sensaciones. Además cada muda que hacen para mí es como un logro o un trofeo, porque eso demuestra que están en buenas condiciones, sanas y bien alimentadas. Es muy satisfactorio realmente”, concluye con orgullo el joven de 20 años que ya cursa el tercer año en la carrera de Contador Público.

 

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