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La ruta de la ropa que usa Juliana Awada

Si bien en su mayoría fueron devueltos, algunos los recibió como obsequios. La Oficina Anticorrupción exige que los obsequios superiores a $ 4 mil sean patrimonio nacional. 
Viernes, 28 de julio de 2017 10:33

Juliana Awada inspira y es muy observada cada vez que acompaña a Macri en las visitas oficiales que realiza por el mundo.
“Quiero que se conozca la industria argentina”, se le escuchó decir en varias oportunidades a la primera dama capaz de “acomodar” en su valija a más de un diseñador, haciendo que sus nombres repercutan en las revistas de moda. 
Awada alterna sólo por dar algunos ejemplos entre exponentes de renombre como Gabriel Lage o Amelia Saban y da oportunidades a nuevos, como Marcelo Giacobbe, el joven diseñador cuyo vestido de red lució en la cumbre del G20, en Alemania.
Ahora, ¿qué sucede luego de cada visita con esos vestidos?
En principio, desde el Gobierno dicen que todo lo que ella usa lo devuelve. “Juliana recibe sólo en préstamos las prendas de los diseñadores, y todas son devueltas a ellos”, aseguran desde Presidencia. 
Los diseñadores consultados cuentan lo mismo: Awada luce y luego devuelve. Por una normativa que rige desde el año pasado, impulsada por la Oficina Anticorrupción, Awada al igual que los funcionarios, debe informar los regalos que recibe, incluso los vestidos. Y si algún obsequio supera los cuatro mil pesos es el caso de la mayoría de los atuendos, debe ser donado como patrimonio nacional. 
“Nos devolvió siempre”, cuenta Roma Renom, la diseñadora que Juliana fue a ver para una producción de la revista Vogue y para un encuentro con Michelle Obama. 
Gabriel Lage, quien la vistió para una de las apariciones durante su estancia en España, asegura que sus producciones van directo a su museo o se guardan. “Ella devuelve todo y por lo general no se los pone nadie más. Son vestidos especiales”, dijo. 
Sin embargo, en algunos casos Awada aceptó quedarse con un par de vestidos. Por ejemplo, el vestido blanco de Ménage à Trois que usó en la gala de Colón horas después de la asunción de Macri. Ese vestido cuesta entre 20 y 25 mil pesos. “En el caso de ese vestido blanco, se lo di como un regalo simbólico para que le quedara de recuerdo. Ese vestido ya existía de antes y su asesora vino a decirnos que si Macri ganaba, se lo llevaba”, explicó Saban a la revista Perfil. Otro que Juliana no devolvió es uno que lució en Holanda, de la diseñadora Maia Bergman. Se trata de un solero negro con apliques en plata y azul, que también fue muy requerido por las clientas de Bergman una vez que Awada se lo puso.
Los diseñadores elegidos por ella aumentaron su popularidad a raíz de una mayor demanda de clientas en busca de “ese vestido tuyo que tenía Juliana en...”.
 

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Juliana Awada inspira y es muy observada cada vez que acompaña a Macri en las visitas oficiales que realiza por el mundo.
“Quiero que se conozca la industria argentina”, se le escuchó decir en varias oportunidades a la primera dama capaz de “acomodar” en su valija a más de un diseñador, haciendo que sus nombres repercutan en las revistas de moda. 
Awada alterna sólo por dar algunos ejemplos entre exponentes de renombre como Gabriel Lage o Amelia Saban y da oportunidades a nuevos, como Marcelo Giacobbe, el joven diseñador cuyo vestido de red lució en la cumbre del G20, en Alemania.
Ahora, ¿qué sucede luego de cada visita con esos vestidos?
En principio, desde el Gobierno dicen que todo lo que ella usa lo devuelve. “Juliana recibe sólo en préstamos las prendas de los diseñadores, y todas son devueltas a ellos”, aseguran desde Presidencia. 
Los diseñadores consultados cuentan lo mismo: Awada luce y luego devuelve. Por una normativa que rige desde el año pasado, impulsada por la Oficina Anticorrupción, Awada al igual que los funcionarios, debe informar los regalos que recibe, incluso los vestidos. Y si algún obsequio supera los cuatro mil pesos es el caso de la mayoría de los atuendos, debe ser donado como patrimonio nacional. 
“Nos devolvió siempre”, cuenta Roma Renom, la diseñadora que Juliana fue a ver para una producción de la revista Vogue y para un encuentro con Michelle Obama. 
Gabriel Lage, quien la vistió para una de las apariciones durante su estancia en España, asegura que sus producciones van directo a su museo o se guardan. “Ella devuelve todo y por lo general no se los pone nadie más. Son vestidos especiales”, dijo. 
Sin embargo, en algunos casos Awada aceptó quedarse con un par de vestidos. Por ejemplo, el vestido blanco de Ménage à Trois que usó en la gala de Colón horas después de la asunción de Macri. Ese vestido cuesta entre 20 y 25 mil pesos. “En el caso de ese vestido blanco, se lo di como un regalo simbólico para que le quedara de recuerdo. Ese vestido ya existía de antes y su asesora vino a decirnos que si Macri ganaba, se lo llevaba”, explicó Saban a la revista Perfil. Otro que Juliana no devolvió es uno que lució en Holanda, de la diseñadora Maia Bergman. Se trata de un solero negro con apliques en plata y azul, que también fue muy requerido por las clientas de Bergman una vez que Awada se lo puso.
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